Un medio de prensa publicó recientemente un listado de postulantes a subsidios habitacionales que entrega el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) a personas emergentes de clase media quienes, por no tener todos los fondos necesarios para ser dueños de viviendas, tienen que ser arrendatarios.
Se dice que el loable propósito de este ministerio es ayudar con recursos públicos (UF 200 = $ 4.600.000) a personas que se puedan endeudar con el sistema bancario y así transformarlas en propietarias de los inmuebles que habitan siempre y cuando se trate obligatoriamente de viviendas económicas acogidas al DFL2 de 1959 de hasta UF 2.000.
Fue sorprendente que en ese registro estuvieran los nombres de las 2 hijas del ex candidato presidencial y actual candidato al Senado, Laurence Golborne, lo que ha generado múltiples observaciones criticándose el comportamiento de estas jóvenes, una candidata a diputada, en razón a que su padre tiene una muy holgada situación económica cimentada por su exitoso paso en diversas empresas productivas y del retail.
Los aludidos, ellas dos y su papá, no respondieron las invectivas y quien acusó el golpe fue Gonzalo Müller, avezado político de la UDI, quien en la práctica se ha transformado en protector de estas niñitas. Alegó que era de una bajeza imperdonable escuchar y leer los destemplados comentarios que se han hecho en las redes sociales y en casi todos los medios de prensa porque el mencionado subsidio no es para quienes lo reciben sino para los departamentos que se compran con el mismo.
Reconociendo el sumo ingenio de Müller, en su calidad de guardia pretoriano de las aludidas, para intentar un cambio acomodaticio en la naturaleza de los hechos, digamos con claridad que estos beneficios económicos públicos que el Estado entrega a privados deberían orientarse exclusivamente a las familias más vulnerables del país, es decir, se debe socorrer a aquellos que necesitan viviendas sociales, en donde hay un tremendo déficit.
Pero los gobiernos de la Concertación y el actual de la Alianza, con estos subsidios de UF 200 para la adquisición de viviendas en las Zonas de Renovación Urbana y en las Zonas de Desarrollo Prioritario de las ciudades, lo que hacen es mejorar los negocios inmobiliarios y aumentar la necesidad de obtención de créditos hipotecarios que otorga el sector financiero, teniéndose presente que en este tipo de viviendas en condiciones normales la demanda está equilibrada con la oferta. Queda en evidencia entonces que la proliferación de torres habitacionales en la comuna de Santiago y en otras es consecuencia directa del obsequio monetario que han hecho los gobiernos.
Entendíamos que las 2 hermanas Golborne vivían cada una en su vivienda económica en alguna de las Zonas indicadas y por ello nos llamó la atención que Ignacia, la mayor, haya señalado en el Servel que vive en el sector alto de la ciudad, específicamente en El Mirador de San Damián en Las Condes, sector privilegiado en donde residen muchos de los que mandan en nuestro país, pero quedamos en éxtasis cuando leímos en otro medio digital que los inmuebles comprados por ellas estaban localizados en un edificio de la calle Huérfanos 1.400, comuna de Santiago, y que no se utilizaban como viviendas, sino como hoteles desde el año 2000.
Hubo una rápida investigación periodística determinándose que los departamentos 527c, y 627c de ese edificio pertenecen a Daniela e Ignacia Golborne, respectivamente, ello corroborado por los certificados de dominio emanados del Conservador de Bienes Raíces de Santiago.
Así las cosas, dado que el destino de las 2 viviendas es de orden turístico, es decir, sus dueñas lucran con su explotación, el Servicio de Impuestos Internos (SII) tendrá que fiscalizarlas y al constatarse la efectiva ocupación comercial de las mismas se perderán inmediatamente todas las franquicias tributarias que tienen las viviendas económicas acogidas al DFL2. Las más importantes son la exención perpetua de declararse en el impuesto global complementario las rentas de arrendamiento y, dependiendo de su superficie edificada, la liberación de pagar las contribuciones de bienes raíces.
Felicitamos a los medios digitales que permitieron conocer esta pillería y esperamos que papá Golborne devuelva pronto al Minvu los subsidios mal habidos y esta perversa experiencia que le sirva al próximo gobierno para que proceda en mejores términos en su política habitacional dirigiendo correctamente los necesarios subsidios a quienes realmente los necesitan.
Para ello el parsimonioso Estado tiene que ser tan astuto como el sector privado, lo que es relativamente fácil si sus agentes procedieran con ánimo preventivo. En el episodio relatado ya le metieron un gol y a partir de ahora quisiéramos que resguardara correctamente los fondos públicos.
En todo caso y como la memoria es frágil, el 18/11/13 le solicitamos por escrito a la Dirección de Avaluaciones del SII que fiscalice in situ el destino de estos 2 inmuebles, teniéndose en cuenta que lo hecho por las hijas de Golborne no es una excepción: lo han hecho infinidad de otras personas con el agravante de que todas ellas están lucrando indebidamente y por muchos años con una absoluta impunidad por decisión impropia de los distintos gobiernos.