Desconozco el motivo o la causa, pero el domingo pasado el capítulo correspondiente de la serie la Historia Desconocida de los Estados Unidos, del director Oliver Stone, apareció al aire sin subtítulos en castellano, como sí había ocurrido en emisiones anteriores.
En Chile la serie la transmite el canal Direct Tv, en la red de cable satelital del mismo nombre.
Al encontrar la ausencia de la subtitulación en castellano, pensé que no sería raro que desde alguna sala u oficina en Washington se haya señalado la necesidad de la medida peculiar de censura, dado que un contingente, no muy numeroso es cierto, pero que no dejan de ser algunas decenas de miles de personas en Suramérica, asistiendo varios domingos seguidos, en familia, a la puesta en escena de los latrocinios y miserias, con incontables muertos y dictaduras que desde el poder en aquel país han perpetrado en los últimos setenta años. Valía la pena disminuir la cifra de los que se enteraran cabalmente del relato de Oliver Stone, acelerado de vértigo, él mismo relatando en off el texto al que acompaña una seguidilla interminable de viejas y valiosas imágenes históricas.
De buenos y malos es la historia que se nos cuenta, y que no corresponde necesariamente a los tópicos establecidos en el propio Estados Unidos sobre quiénes han sido los buenos y quiénes los malos. El género de la obra es el teatro trágico, siempre terminan ganando los malos.
A partir de la segunda guerra mundial, con el colofón de las dos bombas atómicas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki, con Japón vencido militarmente desde hace meses, sometido a la destrucción sistemática replicando lo hecho antes con Alemania.
Viendo lo que cuenta Stone no hay ningún motivo para estar optimistas ante el futuro. Al contrario.
El poder del complejo militar industrial, sumado el sistema financiero, tienen secuestrado el curso que toma el sistema que a partir de USA domina el mundo.
Stone califica de increíble el discurso de despedida del presidente Dwight Eisenhower al dejar el gobierno tras su segundo período. Cuando termina advirtiendo al pueblo de los Estados Unidos acerca de los peligros que amenazaban su democracia dada la envergadura y alcance que había alcanzado en el país el tal complejo militar industrial. En realidad en sus dos gobiernos, como relata pormenorizadamente el documental, no hizo más, en cada decisión que tomó o tuvo que tomar, que favorecer al crecimiento exponencial de la industria militar en todos los campos, especialmente el de las armas nucleares. En el documental se da a USA la primera responsabilidad y culpa en la carrera militar atómica. Pudo evitarla y luego pararla, hizo exactamente lo contrario, la desató.
Siempre ganan los malos. Aparecen en la trama de la historia una serie de personas que durante estas décadas de oprobio lucharon para que no se impusiera la lógica de los armamentistas. Los presidentes siempre han tenido cerca asesores de uno y otro parecer. Han perdido la partida los pacifistas que creían durante la segunda guerra mundial y durante la guerra fría en los acuerdos políticos y el desarme, y desde luego en la no fabricación y menos en el uso de armas nucleares como efectivamente se hizo.
A lo mejor un heredero de esos luchadores vencidos puede esta semana hacer algo para que el próximo capítulo venga con traducción.