La candidata Matthei ha anunciado ayer que en un eventual gobierno suyo los que ya hayan cometido delito no recibirán libertad condicional. La candidata ignora que esas normas ya existen. La remisión condicional de la pena y la suspensión condicional del procedimiento exigen no haber sido condenado con anterioridad.
Leí hace unos días un volante del candidato a senador por Santiago Poniente Pablo Zalaquett. Este propone para luchar contra la delincuencia aumentar por igual todas las penas. Eso es no tener idea de criminología ni de derecho penal. Una ignorancia de marca mayor para alguien que pretende ser legislador, de la Cámara Alta, además. Las penas tienen una proporción con la gravedad del ilícito, no se establecen al azar, hurtar no es lo mismo que matar. Lo dice hasta el sentido común. No tiene ninguna lógica subir todas las penas por igual.
Hay ocasiones en que la gravedad en la repetición de ciertos delitos obliga a subir las penas, pero esto no se puede hacer de forma caprichosa, pues una equivocación puede ser un incentivo a conductas más graves. Cuando en España se impusieron enormes penas de prisión a los jóvenes que se manifestaban en la calles por la independencia vasca, estos optaron por entrar derechamente al brazo armado de ETA, pues las penas iban a ser las mismas. Si usted aumenta las penas por hurtar, entonces el autor de la conducta usará violencia pues facilita el delito y la pena será la misma que robar. Si las penas por robar fueran desproporcionadamente altas, el que roba considerará seriamente matar a la víctima y enfrentarse a la policía.
Son cosas elementales de la criminología, pero estos indigentes del intelecto, que han hecho de la política una profesión, lo ignoran.
Los que ya están en el parlamento no lo hacen mejor: bajar los índices de la alcoholemia para establecer el manejo bajo la influencia del alcohol, es una soberana tontera. En efecto, los que manejan con pocos grados, la más de las veces son personas de la tercera edad que beben con moderación. Los grandes accidentes los provocan jóvenes, que habitualmente manejan el auto del papá. Los norteamericanos sacaron una ley inteligente; al que maneja un auto ajeno bajo un alto estado de ebriedad se le confisca el automóvil; papá ya no lo prestará tan fácil. Si todo manejo de ebriedad, que es un delito de peligro y no de resultado, trae la cárcel como consecuencia, vamos a ver intentos de fuga al por mayor con accidentes sangrientos.
Otros aspirantes en busca del voto fácil, y ante el extendido consumo de marihuana y otras drogas, en ocasiones consumidores ellos mismos, trompetean la despenalización del consumo, olvidando o más bien ignorando que esto no está penado. Pero no detenerse ni ante el vicio que desquicia a cientos de miles de jóvenes con tal de conseguir votos es repugnante.
Cuando se habla de la delincuencia, con la sola excepción de Roxana Miranda, ninguno se detiene a señalar que los mayores atentados contra la propiedad, que es el bien jurídico protegido por los tipos penales hurto, robo y estafa, se cometen desde las empresas monopólicas. El mayor asesino múltiple de la historia criminal chilena es una mujer, una funcionaria del ejército que asesinó con inyecciones de cianuro a más de 130 chilenos en el cuartel Simón Bolívar de la DINA. Es seguro que la sra Matthei cuando habla de delincuencia no piensa en estos ilícitos.
La señora Matthei dice que es economista, que muestre el título, si puede. Lo mismo otros candidatos, que se dicen sociólogos, cientistas políticos y analistas. Que muestren los títulos profesionales todos estos roedores del erario fiscal, los que lucran hoy y los que esperan desplazarlos. Cuántas sorpresas nos llevaríamos.
Conozco a varios de los candidatos presidenciales y ante el evidente mal funcionamiento de la persecución penal en Chile les envié un proyecto de reforma al poder judicial. No respondió ninguno; pensé inicialmente que el documento carecía de densidad científica. La verdad era otra, varios de ellos tenían acciones judiciales en su contra y otros podrían tenerlas. Hay uno que le están cobrando hasta los gastos comunes de un departamento, ese más que pillo es un tonto, pues si se va a presentar de candidato nada menos que a la presidencia, pues que se tome la precaución de limpiarse el traje. Esto no es el capitalismo salvaje, rechazado por Juan Pablo II, este es el capitalismo de los pinganillas, estamos hablando de gastos comunes.
Golborne, que violó las leyes en perjuicio patrimonial de cientos de miles de chilenos, ahora con los bolsillos llenos, quiere él mismo dictar las leyes; pero eso no es todo, nos quiere endosar también a su hija, y quizás lo consiga. Somos un país que gracias a la educación de la derecha y la concertación más de un 50% de los habitantes no entienden lo que leen. Este país está hecho para gente como usted sr Golborne.
Cuando escucho en los debates aspirantes que tienen problemas de sintaxis, que hablan el castellano como si fuera su segundo o tercer idioma, me da vergüenza ajena. Son los mismos que dan recetas para mejorar la educación y son gente que viene desde el mundo universitario.
Los jóvenes no vienen mejor, tan pronto vieron una posibilidad de entrar al corrupto parlamento corrieron frenéticos, aunque anuncian si, que se rebajaran el sueldo un 40%.
¿Cuantos de estos miserables, de los diversos colores, quedarían postulando si a la patria hubiera que servirla gratuitamente?.
Estas apreciaciones no comprenden a todos los que se presentaron a estas elecciones, pero si a la inmensa mayoría y en especial a los que lo hacen al amparo de campañas millonarias. Hay gente valiosa que compite, pero ellos no ganarán en un torneo reglado por la clase política que lucra a más no poder con el erario nacional.
ROBERTO AVILA TOLEDO