Fuera de todos los eufemismos de la derecha (que hoy dice que no es de derecha), repetidos hasta el cansancio en estos últimos cuarenta años, fuera del concepto de “guerra” que usan intentando justificar lo injustificable, fuera de las “colas” (que personalmente jamás vi en el barrio alto), fuera de las supuestas armas que nunca se encontraron, fuera del ridículo cuento del Plan Z, fuera de los “dos bandos”, la Guerra Fría y los marxistas comeguaguas, hay cosas que no se pueden negar, pero que sin embargo pareciera que de tanto escuchar eufemismos, se han borrado de la memoria. Porque nadie puede, ni podrá nunca negar so siguiente:
– El gobierno de Salvador Allende fue electo democráticamente. No hubo “necesidad” de bombardear el símbolo de la democracia, ni de cerrar el congreso, ni de prohibir la libertad de expresión y de reunión, ni de exiliar, torturar, eliminar y desaparecer personas.
– El gobierno de Allende era pluralista, no marxista ni mucho menos leninista. La derecha siempre tiende a confundir o hacer confundir los conceptos. Como cuando algunos decían hasta hace poco, que el gobierno de Michelle Bachelet era “socialista”, sólo porque Bachelet es socialista. Pues cuando se es ignorante y se trata de ocultarlo, lo más fácil es inventar cosas y creérselas.
– El gobierno de Allende nunca estuvo a favor de la vía armada. Justamente eso era lo que hacía de su gobierno algo exepcional y por lo cual tenía un inmenso apoyo internacional. La “vía pacífica al socialismo” se llamaba así justamente porque era pacífica. Nunca antes en la historia mundial había ocurrido que un presidente marxista tomara el poder sin recurrir a las armas. Ya sabemos quienes fueron los que recurrieron a las armas, y no fue el gobierno de Allende.
– Siendo una experiencia única en la Historia, el gobierno de la UP gozaba de gran apoyo internacional. Nadie puede negar la inmensa solidaridad internacional y el repudio hacia la dictadura de Pinochet desde que se desató el golpe de Estado, pues todos los ojos ya estaban puestos en Chile y en su interesante proceso político-social. Ningún otro país latinoamericano obtuvo tanta solidaridad internacional como Chile, justamente por este hecho. Y fue justamente este hecho el que hizo que el gobierno de los EEUU interveniera de manera brutal, pues temía que fuera un gobierno exitoso y un ejemplo a seguir, como se puede leer claramente en los nuevos archivos desclasificados de la CIA.
– Para desilusión de la derecha, según las encuestas a los dos dos años de gobierno, el apoyo al gobierno popular iba en aumento, a pesar de todos los intentos de la derecha para boicotearlo a través de actos terroristas, asesinatos, corrupción, desabastecimiento, etc. Ni todos los dólares porporcionados por la CIA para derrocarlo, parecían funcionar.
Qué hace un niño engreído y taimado cuando no le dan en el gusto? Se tira al suelo y patalea enrojeciendo de la rabia. Qué hace una persona débil que se queda sin argumentos? Agrede. Usa la violencia y no el raciocinio.
Por qué un 11 de septiembre? Porque a pesar de haber sido electo democráticamente, ese día Allende convocaría a un plebiscito nacional. Para que la mayoría tomara la palabra y dijera claramente si deseaba seguir apoyando al gobierno electo o no. La misma derecha sabía que no tenía ninguna chance. Desde el momento en que optaron por la violencia, estuvo claro que ellos mismos sabían que la voluntad de la ciudadanía no seguiría los intereses de ellos, si no que los propios.
Cuando un pueblo decide seguir su propio destino, sea éste como sea, incluso aunque hubiese un gobierno horrendo, incluso si hubiese sido todo así como lo pinta la derecha, el pueblo está en todo su derecho. Pero si la voluntad de la mayoría no tiene ningún valor, entonces de qué hablan estos “demócratas” de hoy?
No hay nada, absolutamente nada que pueda justificar la agresión violenta hacia un ser humano. Pero según la mentalidad de la derecha, es el “ojo por ojo” lo que vale. Según su forma de pensar, hoy tendríamos que vengarnos y matar a todos los asesinos, torturadores, cómplices y traidores. Tendríamos que imponer nuestra ideología porque la de ellos es peligrosa. Tendríamos que quemar sus libros, sus obras de arte, su lenguaje, sus canciones, y todo lo que de alguna manera refleje su pensamiento.
Cuando se proyectan las propias debilidades en los demás, se teme que los demás actúen igual que uno. Seguramente muchos pensaron que actuaríamos igual que ellos, desatando la rabia y el odio. Sin embargo, nunca he visto espíritu de venganza en las víctimas de los DDHH. Se podría decir que nuestra mejor venganza es precisamente no caer tan horriblemente bájo, no denigrarnos a nosotros mismos como seres humanos, no caer en la barbarie, como lo hicieron ellos. Ese es el mejor ejemplo de dignidad, de entereza y de unidad que hemos podido dar. La “división” de la que tanto le gusta hablar a la derecha, la creó éste sector político que hoy sigue tratando de disculparse con ayuda de eufemismos, ocultando la verdad. Una persona inmadura no asume sus hechos y niega todo, como el niño taimado que siempre dirá “yo no fui”. “Yo no me comí el chocolate”, dice escondiendo sus manos, pero con la boca manchada de chocolate. “Yo no sabía nada”, “yo era sólo un empleado público”, dicen tantos hoy en día. Tratando de ocultar sus manos con sangre.
Marcela Vera
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