Una postulante a La Moneda no debe saber todo de todo, pero le es exigible concepciones elementales de los grandes temas o por lo menos la prudencia de buscar asesoría antes de opinar. La candidata Matthei ha dado opiniones que demuestran que no tiene idea de DDHH ni persecución penal, tema este último tan preciado y agitado por la derecha.
El gobierno de la señora Matthei se aprestaría a mandar un proyecto de ley en virtud del cual los procesados, es decir no condenado por sentencia ejecutoriada, y los condenados a penas de menos de 3 años y un día, podrían votar.
Ante ello la candidata ha dicho: “Al parecer hay algunas personas que están pensando en llevar urnas a las cárceles para que voten los presos, las personas privadas de libertad. Quiero decirles que a mí me parece super bien que nos preocupemos de los derechos de todos, pero me parece que estamos yendo un poquito demasiado lejos”.
Luego agregó que “los presos están presos porque cometieron delitos, tenemos que preocuparnos de ellos, tenemos que preocuparnos de rehabilitarlos, de que tengan posibilidades en el futuro, pero de ahí a llevarles urnas para que voten, realmente me parece que estamos yendo demasiado lejos”.
El proyecto del gobierno, también demuestra ignorancia en el tema, pues hay quienes están sometidos a procesos y por ende no condenados y que por garantía constitucional cuentan con la presunción de inocencia en su favor, por tanto pueden votar sin ninguna ley especial; basta la simple aplicación de la garantía constitucional de la presunción de inocencia. Un inocente no debe ser privado de ninguno de sus derechos mientras no exista sentencia, y si bien existen medidas que en la investigación se pueden aplicar tales como la privación de salir del país, prisión preventiva u otras limitaciones, ellas no son penas sino más bien resguardos muy excepcionales para la sociedad, la investigación o la víctima.
Lo que cabe discutir es si un condenado debe votar, si tiene sentido privarles de derechos electorales en ocasiones en que su pena ha sido remitida y está en libertad.
En muchos países los procesados, aún estando presos, votan. Esto es algo lógico y difundido. Un procesado no tiene una verdad jurídica estatal expresada en una sentencia que lo establezca como culpable y debe ser tratado como inocente.
La candidata Matthei asimila preso a culpable, y lo dice: “los presos están presos porque cometieron delitos”, lo que demuestra su absoluto desconocimiento del tema.
Se puede estar preso simplemente por el hecho de ser investigado por el Ministerio Público, por el riesgo de que la persona no permanezca en el país, por estar investigado de un delito de alta penalidad etc…
Pero aún el sentido común se niega a acudir en su ayuda pues todos sabemos que muchos presos son declarados inocentes y entonces no tiene sentido aplicarle una pena – no votar – anticipada a una sentencia condenatoria que puede no llegar.
Todo preso es culpable para la señora Matthei, aquí se refleja que ella no es sólo hija del general Matthei sino que heredó también las inquisitivas y medievales concepciones de la dictadura militar con cuyos estipendios su padre la educó. En estas concepciones pre-modernas una acusación hace de inmediato un culpable. La dictadura operó así, una simple acusación te hacía culpable y te mandaba al exilio, la cárcel o al más allá. El acusado debía probar su inocencia, si se lo permitían, claro está.
¿Cómo se las arreglaría una eventual presidenta con estas ideas con un sistema internacional de Derechos Humanos, con la reforma procesal penal y con todas las obligaciones contraídas por el estado chileno en este ámbito ?.
Por último, la candidata, con graves problemas de sintaxis y con la irreflexión que le es característica, pero con la virtud de la sinceridad deja traslucir su opinión más profunda del ser humano y los ciudadanos cuando señala: “Y me parece que de alguna manera esto no conecta con lo que la gente pide, que es mucho mayor seguridad y protección a las víctimas y más que tanto ciudadano (sic) con los delincuentes”, agregó. Las ideas de la candidata en este tema son previas a la revolución francesa que abrió las puertas al derecho moderno.