Diciembre 26, 2024

Los candidatos ante el examen de los poderes fácticos

Es una falacia – o bien, un recurso retórico – el sostener que su voto vale igual que el de Andrónico Luksic. Durante un largo período histórico, la burguesía creyó que el sufragio universal podría conducir a la dictadura del proletariado o, al menos, al triunfo de los partidos políticos que pretenden defender al pueblo.

 

El gran ministro Benjamín Disraeli, intentando creer que su voto valía igual que el de su cochero ofreció la posibilidad, paradójicamente, que ambos se abstuvieran. El miedo y el odio al sufragio universal han atravesado la historia de las derechas en el mundo, (léase a G. Flaubert, F. Nietzsche, H. Ibsen, J. Ortega y Gasset, y otros grandes pensadores); En Chile podemos destacar a Federico Santamaría, Alejandro Venegas, Arturo Alessandri, Héctor Rodríguez de la Sota, Enrique Ortúzar, Jaime Guzmán y Agusto Pinochet, para nombrar sólo algunos de los que consideraban que el sufragio universal era una aberración, pues el voto del ignorante y pobre no podría ser igual que el del docto y el rico.

 

El “león” del sufragio universal se ha convertido, a través de la historia, en una mansa “oveja”, pues a experiencia ha enseñado miles de formas para desvirtuar el poder del sufragio igualitario. Durante varias décadas, el cohecho – comprar conciencias – era un correctivo al sufragio universal. En la actualidad, hay formas mucho más finas, por ejemplo, ofrecer bonos y otras prebendas en épocas electorales y, en forma más burda, regalar anteojos de sol, zapatos y, no pocas veces, promesas de futuros trabajos.

 

Los sistemas electorales, según Duglas Rae, constituyen la forma más perfecta y fina para desvirtuar el sufragio popular; todos ellos – unos más que otros – falsifican la relación entre votos y escaños: en orden de precedencia, el mayoritario – sea a una a dos vueltas – y el proporcional que, bajo la fórmula de Víctor D`Hont, favorece a los partidos mayoritarios – en el caso de España, a un bipartidismo -.

 

Si todas las autoridades de un país fueran elegidas por sufragio universal nuestra crítica hasta aquí; el problema de fondo es que las autoridades electas no responden a sus votantes, una vez en sus cargos, sino a poderes fácticos. En Europa no son los Ciudadanos quienes eligen el parlamento sino que, literalmente, “cuatro” votantes: la Canciller de Alemania, el presidente del Banco Europeo, la directora del FMI y el Banco Mundial.

 

En Chile, tal vez usted crea que va a elegir Presidente de la república entre los nueve postulantes, la mitad del senado, la totalidad de los diputados y los consejeros regionales, en una gran “fiesta de la democracia”, pero siento desengañarlos, pues en fondo, los que deciden son los poderes fácticos – los militares, los grandes empresarios y los obispos de todos los credos, estos últimos han perdido bastante poder debido a los escándalos del Vaticano y a la pedofilia y, a pesar de esta realidad, hay dos Partidos de inspiración cristiana, a UDI y la DC -.

 

Podemos creer, ingenuamente, que el poder reside en La Moneda – el Palacio del Zorro -, pero en la realidad, el poder está en la Casa Piedra o, en algunos períodos de nuestra historia, de triste memoria, en los regimientos – no exagero al decir que, por ejemplo, durante el gobierno de Patricio Aylwin los militares co-gobernaron -.

 

Las dos candidatas mujeres se vanaglorian de haber pertenecido a la familia es, nada menos, – es cierto, desde posiciones diametralmente distintas: una, del lado de las víctimas y la otra, del lado de los victimarios. Se olvida, a menudo, que Michelle Bachelet, especialista en materias militares, fue ministra de Defensa y ganó parte de su fama arriba de un tanque y, Evelyn Matthei es hija de un miembro de la junta de gobierno, durante la dictadura – con estas candidatas la tutela militar está garantizada.

 

En todas elecciones, los candidatos presidenciales tienen que rendir una “prueba de aptitud empresarial” ante los gremios de patrones, que son los más antiguos de nuestra historia, y estas elecciones, a realizarse en noviembre próximo, no serán la excepción – ya fue llamada la candidata de la llamada “Nueva Mayoría” y así acudirán, sucesivamente, todos los demás candidatos para rendir sendos exámenes.

 

Las preguntas no tienen mayor dificultad, pues a os examinadores es interesa sólo que los candidatos les den garantías de seguir obteniendo altas rentabilidades y que sus intereses económicos permanezcan incólumes. Estoy seguro de que las dos candidatas del duopolio dejarán muy contentos a los señores empresarios y serán aprobadas con siete, en la escala del siete.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

21/08/2013

 

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