Diciembre 27, 2024

El Neoliberalismo ha muerto. Capítulo I – Drogadictos Anónimos

El Neoliberalismo, modelo amado por algunos y odiados por otros, ha muerto. Es un muerto conectado a máquinas que dan la apariencia de vida pero que no cambian en nada la realidad. Es verdad que seguimos viendo sus movimientos, pero estos se asemejan más bien a espasmos post mortem. Declarar la muerte del neoliberalismo no es algo antojadizo y en esta serie de artículos se intentará presentar los diferentes factores que tienen el mundo al borde del colapso global que hará evidente, aunque demasiado tarde, la situación a ojos de todos.

La mayoría de los analistas enfocan su atención en Europa, pero la crisis que atraviesa el viejo continente no es nada en comparación a la situación de Estados Unidos, primera economía mundial y líder del planeta. La deuda norteamericana supera la de todos los países de la Unión Europea combinados. Deuda que aumenta todos los días, y que ya ha superado el 100% del PIB como se puede observar en la página usdebtclock.org, pero que no es tomada seriamente por los analistas y los grandes diarios financieros alrededor del mundo.

 

Los economistas e inversionistas actúan como drogadictos que han perdido todo sentido de la realidad. Mientras que las cifras de la economía norteamericana siguen empeorando, las bolsas siguen el camino opuesto. Aunque algunas personas puedan dudar del nivel de deterioro de la primera economía mundial lo que nadie puede negar es que está lejos de estar en buenas condiciones, lo que debería reflejar los records históricos en los que se encuentra el Índice Dow Jones de Wall Street.

 

¿Pero cuál es esa droga que logra tales efectos en las bolsas? Se trata del programa de la Reserva Federal (FED), el Banco Central de Estados Unidos, llamado QE3 y que consiste en una inyección de 85.000 millones de dólares cada mes en los mercados. Una dosis capaz de dejar adicto a cualquier institución financiera del mundo. Es por eso que Wall Street ha mantenido un movimiento alcista este año en una danza mortal que sigue el ritmo de las inyecciones de dinero de la FED. Con la inyección de 1 millón de millones de dólares al año, la FED solo ha logrado crear 160.000 millones de dólares para el PIB norteamericano, un rendimiento por lo menos paupérrimo. Todo esto sin tomar en cuenta que las cifras entregadas oficialmente siempre son rebajadas algunos meses después. Por ejemplo en el primer trimestre se había hablado de un crecimiento de 2,8% del PIB pero esa cifra fue rectificada a 1,1%. Al parecer el efecto de la droga llamada QE3 impide que los inversionistas tomen esas cifras en cuenta. La situación es aún más grave ya que en realidad al saber que las cifras son malas, tienen la seguridad de que la FED se verá obligada a seguir con ese programa.

 

Veamos algunos de los datos que deberían preocupar a los economistas, esos mismos que no fueron capaces de prever la crisis del 2008 ni ninguna anterior. Hay 47 millones de norteamericanos que necesitan cupones para comprar comida. Eso significa que hay por lo menos un 15% que necesitan ayuda del Estado para poder alimentarse. Sin embargo la cesantía oficial es de 7,4%. Algo no cuadra en esas cifras y eso se debe a que las cifras de desempleo no reflejan la realidad laboral norteamericana.

 

Cuando vemos más en detalle las cifras del empleo en Estados Unidos nos damos cuenta del empeoramiento de la económica real. De los empleos que ha creado Estados Unidos en julio, 77% son de tiempo parcial. Además las personas que llevan demasiado tiempo siendo cesantes son borradas de las listas de desempleo porque se considera que no buscan trabajo. Mientras se contratan a 51700 barman, hay 7000 despidos en empresas manufactureras. Otro ejemplo de la mala calidad de los trabajos es la huelga de los empleados de las cadenas de comida rápida como McDonald’s, Burger King o KFC que exigen subir el pago de 7,25 dólares por hora a 15 dólares por hora, ya que con el salario actual no son capaces de costear necesidades básicas como alimentación y transporte. Eso refleja la tendencia al empeoramiento del mundo laboral norteamericano con una disminución de la cantidad de contratos indefinidos y buenos salarios y un aumento de trabajos inestables y mal remunerados.

 

Otro síntoma claro de la real situación económica de Estados Unidos es el caso de la quiebra de Detroit. Algunos podrán decir que se trata de un caso extremo. Una ciudad que ha visto su población dividida por 3 durante los últimos 40 años y donde la mitad de la población no puede pagar sus impuestos a la renta porque están cesantes o porque son demasiados pobres para pagar sus créditos. Pero la deuda per cápita es más alta en ciudades como Cleveland o Chicago. Recordemos que Chicago cerró este año 49 colegios para ahorrar dinero, en gastos de mantenimiento de infraestructuras y salarios a los docentes, pues la ciudad tiene una deuda de 1000 millones de dólares en el distrito escolar. Incluso el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, declaró el miércoles 7 de agosto de 2013 que si el futuro alcalde no logra controlar en el corto plazo los gastos provisionales y sociales, la Ciudad Que Nunca Duerme tendrá que declararse en bancarrota.

 

En los últimos días el Dow Jones ha disminuido debido al miedo que la FED reduzca su inyección mensual. Lo que solo debería realizarse en caso que las cifras de crecimiento y desempleo demuestren la mejor salud de la economía norteamericana, lo que debería alegrar los inversionistas y no atemorizarlos. Pero los drogadictos de Wall Street saben muy bien lo que significaría el fin o la disminución del QE3, la muerte instantánea de la economía norteamericana. La FED es el único comprador de bonos americanos, lo que significa que al parar el QE, las tasas de interés se dispararán. Con el nivel de deuda del país, Estados Unidos sería incapaz de pagar ni siquiera los intereses de la deuda.

 

Teóricamente el movimiento de las bolsas refleja los movimientos de la economía real. Al estar acostumbrado a observar los movimientos de las bolsas para conocer el estado de salud de la economía, la mayoría de los economistas dicen con seguridad que lo peor ya ha pasado. Pero es el perro que mueve la cola y no la cola que mueve al perro. Es decir que cuando la economía crece también lo hacen los mercados, pero los niveles históricos del Dow Jones no significan que la economía norteamericana se encuentre saludable.

 

Las élites políticas no han sabido responder frente a la magnitud de la crisis que tenían al frente de ellos en 2008 y han decidido seguir huyendo hacia delante esperando un milagro. Al igual que el Coyote persiguiendo al Correcaminos nos vamos a dar cuenta, demasiado tarde, que estábamos corriendo sin suelo bajo nuestros pies. La caída será dolorosa visto el abismo que tenemos debajo de nuestros pies.

 

Para concluir sobre esa desincronización entre economía real y economía financiera, es interesante considerar un dato. La bolsa norteamericana representa actualmente 150% del PIB norteamericano. Ese fenómeno ha ocurrido tres veces, en 1929, en 2000 y en 2007. La situación empieza a clarificarse, el colapso es inminente. Estados Unidos ya no es ese país capaz de cumplir la función de sostenedor de la economía mundial al ser el gran consumidor del planeta que fomenta la producción del resto del mundo. Si a esto le sumamos lo débil que se encuentra la economía mundial después de la crisis del 2008 y los problemas que están atravesando los otros motores de la economía mundial, Europa, Japón y China, que analizaremos en los futuros artículos de esta serie, debemos esperar una crisis que probablemente solo se podrá comparar con la Gran Depresión de 1929.

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