Intencionalmente, cambié el título del artículo pues, pensándolo bien, no hay bacheletistas a la fuerza, sino mas bien bacheletistas por la fuerza del pituto. No sé por qué se les ocurrió copiarle a Marco el nombre “Nueva Mayoría”, inscrito en el registro de propiedad intelectual, y no usar otro eslogan, quizás más creativo, que aún no están ocupados – por ejemplo, les vendría muy bien “pituto o muerte venceremos”, “la gran estafa” que aunque su autor es un ex comunista peruano, la marca ya caducó, o la “Nueva Pillería”, hoy muy difundido o, también, “transar sin parar” -. Que todos los candidatos copien los centrales “Decálogo” – que formó parte esencial del programa de Marco Enríquez-Ominami, en 2009 – me parece muy positivo, pues muy positivo porque se han transformado en sentido común gramsciano.
El sábado 10 de agosto, Michelle Bachelet fue proclamada como candidata a la presidencia de la república por la Democracia Cristiana – en verdad, no constituye ninguna novedad -; sí que un Partido en extinción, como éste, aproveche el llamado “fenómeno” Bachelet para sobrevivir en base a los pitutos – desde ya comienzan a repartirse – convencidos de que, como lo sostenía el rey Dagoberto, que “se ponía los pantalones al revés”, Eduardo Frei Ruiz-Tagle afirma ahora que ya Bachelet ganó la elección presidencial del próximo noviembre, que más se debe interpretar como “preparémonos para gobernar” que, para estos caballeros, es sinónimo de repartirse el “botín” fiscal.
Los democratacristianos saben muy bien que aun cuando hayan perdido un millón de votos, desde el comienzo de la transición a la democracia, y su nivel porcentual los retrotraiga a 1961, es decir, un retroceso de varios decenios, y que Claudio Orrego haya obtenido apenas el 4% del electorado total en las primarias y el 8% respecto a la Concertación misma, no le dan ninguna importancia, no se hacen autocrítica alguna – los Walker siguen siendo los dueños de este “boliche”, cada vez más miserable -, pero sí saben a la perfección que, recurriendo a su pasado, tienen seguro el ministerio del Interior, un alto porcentaje de empresas fiscales y varias seremías. Como ocurre con los radicales, la Democracia Cristiana tampoco puede vivir sin el balón de oxígeno que proporciona los múltiples puestos fiscales que dependen, exclusivamente, de la voluntad de la “monarca”.
Las noticias de hoy, 13 de agosto, consignan que los cóndores, el ave carroñera, símbolo de nuestro escudo nacional, se están extinguiendo a causa de alimentarse con vacas envenenadas, colocadas por los campesinos para combatir a los pumas que, a causa de las heladas, bajan a las praderas. Los bacheletistas, por la fuerza del pituto, a veces se convierten en aves de carroña respecto al Estado, y tratan, como los cóndores, de engullir, lo más rápido posible, la carne del cargo fiscal, aun cuando esté en estado cadavérico. La diferencia radica en que, hasta ahora, no se puede demostrar que el repartirse el “botín” del fisco lleve a la extinción de esta especie carroñera, muy por el contrario, como lo señala un democratacristiano italiano, lo más nocivo no es el poder, sino el estar lejos de él.
Los Radicales, de José Antonio Gómez, constituyen otro tipo de bacheletistas por el pituto, pero en este caso, la consigna de “el pituto o muerte” viene de los años 50, desde el gobierno de Gabriel González Videla. Actualmente, son verdaderos maestros en el empleo del sistema binominal que, con muy pocos votos, ¡oh milagro!, obtienen muchos escaños, es decir “la multiplicación de los panes”.
Otro tipo de bacheletistas por la fuerza del “pituto” son los socialistas, sobre todo los que vienen del Mapu – hoy convertidos en lobistas y gerentes de grandes empresas – y sería muy ingenuo creer que estos grandes millonarios no dependen de los gobiernos; con Enrique Correa, Eugenio Tironi, Jaime Estévez, Óscar Guillermo Garretón, y otros muchos, entre ellos también los DC René Cortázar, José de Gregorio, Alejandro Foxley, Edmundo Pérez Yoma, los diez dueños de Chile – clasificados por la revista Forbes – pueden estar seguros de que Bachelet estará a su servicio, incluso rindiéndoles pleitesía, como lo han hecho, en forma brillante, los dos últimos gobiernos socialistas.
Los “bacheletistas por amor al pituto” – puedo asegurar – tendrán mucho más éxito que los MAF (Mattheístas a la Fuerza), Si bien la derecha es más descarada y hábil para asaltar al Estado – mal que mal Chile entero es su propiedad – los concertacionistas son más sibilinos e hipócritas y quizás más pillines.
Rafael Luis Gumucio Rivas
13/08/2013