Durante le Edad Media, tanto en Inglaterra como en Francia, se llevaba a cabo una festividad en la cual, por unos pocos días previos a la Navidad, se invertía de manera aparente el orden religioso y político de la sociedad. Pasando los sirvientes y los esclavos a ser los amos y señores, y durante la cual a los pobres y a los mendigos se les vestía y alimentaba de una manera fastuosa y se organizaban fiestas con gran abundancia de comida, licor y libertinaje. En esta festividad, que era una continuación cristiana de la Saturnales de la antigua Roma, se elegía a un personaje de los estratos bajos de la sociedad quien las dirigía de manera picaresca, y a quien se le denominaba dependiendo de la región, “El señor del desorden” o el “Abate de la sinrazón”.
En los últimos días la lectura de algunos comentarios de prensa acerca de la situación política en el país y de los resultados de las elecciones primarias, hace pensar que en Chile existe un número abultado de “Abates de la sinrazón”. Los que difieren de sus congéneres medievales porque les asusta la democracia plena pero que sin embargo se parecen a ellos por el carácter truhanesco y campanudo de sus intervenciones. En esta Saturnal de auto congratulaciones respecto del gran triunfo en las urnas de la supuesta Nueva Mayoría, en la cual participó el 20% del electorado, resaltan las de Don Ernesto Ottone en la revista Que Pasa (Julio 4, 2013) y las de Don J. J. Brunner en El Mercurio (Julio 13, 2013), que como siempre encuentran acogida en los diarios de derecha.
Estos Srs. cuya amplia obra escrita especialmente en el caso del Sr. Brunner, demuestra una proclividad patente e indigna por el statu quo y por la continuación de las políticas excluyentes de la dictadura, cuya permanencia justifican con los más portentosos e infundados malabarismos históricos y sociológicos, pretenden establecerse con estas intervenciones en árbitros y mayordomos del nuevo proceso político chileno. Tanto el Sr. Brunner como el Sr. Ottone ignorando la historia de los últimos 23 años evaden la responsabilidad política que les corresponde en la creación y en la mantención de un sistema educacional de baja calidad que crea deudores y cesantes y aumenta la pobreza de las familias chilenas; de un sistema de salud publica responsable de muertes y de epidemias evitables, resultados de su limitada cobertura y de su menguada calidad y de un régimen previsional discriminatorio generador de pobres.
El Sr. Ottone con una prepotencia que no corresponde a la precaria calidad política de su obra escrita dice que una Asamblea Constituyente sería una pérdida de tiempo y carecería de justificación, ya que a diferencia de otras situaciones en Chile no existiría una catástrofe nacional. La ceguera cómoda e insensible del Sr. Ottone para con las tribulaciones catastróficas que agobian a la mayoría de sus compatriotas en los ámbitos de salud, transporte, previsión y educación no se compadecen con los principios de una política progresista y lo descalifican éticamente para ser el celador de las políticas de un futuro gobierno, especialmente si este debiera atender las necesidades insatisfechas de la mayoría de los chilenos. El Sr. Brunner con aquella obscura e irrelevante trivialidad intelectual que caracteriza la mayoría de su obra y sus artículos, pretende contrabandear como verdades sus infundadas y prejuiciadas opiniones personales acerca de las elites y de las utopías en su esfuerzo para perpetuar el orden establecido por la violencia, ignorando también de manera pueril su responsabilidad en la catástrofe educacional y política chilena, de la cual él es uno de los pocos beneficiados.
Desgraciadamente los constipados espasmos de estos “Abates de la sinrazón”, buhoneros de la impotencia política y miembros de la Nueva Mayoría, augura mal para el crecimiento de esta aun minoritaria coalición política y para su capacidad en satisfacer las justas demandas de la población en diversos campos. La habilidad política y la originalidad de los dirigentes y responsables de la coalición es también puesta en duda por su ineptitud para horadar la densa neblina de inconsistentes prejuicios y lugares comunes con los cuales estos verdaderos Caballos de Troya de un conservadurismo cerril ocultan sus designios de continuar implementando políticas que favorecen a menos del 5% de los chilenos. Es difícil concebir al Presidente Allende, con su gran sentido político y su generosidad para diagnosticar de manera concreta las necesidades de las mayorías y del país, dejándose engañar por las incoherentes y etéreas divagaciones de estos notables de la Nueva Mayoría y por su inveterado y deletéreo gatopardismo.
Sin embargo, hay que reconocer también que en la efervescencia juvenil y política que vive el país, las filas de los “Abates de la sinrazón” se ven a veces engrosadas por sorpresivos miembros de los cuales uno esperaría otra cosa. Por ejemplo, los livianos e injustificados comentarios del alcalde de Recoleta Don Daniel Jadue respecto de la candidatura y el programa de Don Marcel Claude y de una putativa falta “de vocación de mayoría” de este (El Mostrador, Mayo 28, 2013), lo coloca en la compañía desgraciada de los Srs. Brunner y Ottone. Esto porque a mi juicio el programa del Sr. Claude responde a las necesidades de la mayoría, porque él tiene un indudable contenido democrático y de educación política, porque además él es el único candidato que ha presentado ideas concretas que pueden ser rebatidas y analizadas seriamente y porque también él es único candidato que no ha sido mantenido entre pañales y ha salido a la discusión publica. Es extraño que el Sr. Jadue, representante de un partido que encuentra su inspiración en la historia y en su desarrollo temporal, olvide por ejemplo que el Presidente Allende sostenedor de ideas similares a las del Sr. Claude obtuvo el año 1952 solamente el 5.45% de los votos y que esas ideas se convirtieron en ideas de mayoría gracias a su trabajo político y a su perseverancia y a las de los grupos políticos que estas ideas representaban, entre ellos el partido del Sr. Jadue.
En este contexto pareciera que el Sr. Jadue y su partido, abandonando su respetable historia han decidido de manera utilitaria colgarse de la pretinas de la amorfa y deslucida candidatura de la Nueva Mayoría, convirtiéndose en una comparsa hasta ahora sometida a los designios de los Abates de la sinrazón discutidos. Abandonando con esto al parecer el trabajo político e intelectual de educación a nivel local que lo caracterizaba. A menudo en el medioevo, la nobleza y el clero convertían a la elección de los Abates de la sinrazón y los festejos que las seguían en una pantalla para ocultar sus arbitrariedades y exacciones de durante todo el año. En más de una oportunidad estas fiestas, terminaban prematuramente en represión y con el ajusticiamiento de los Abates, ya que éstos y la población se tomaban demasiado en serio los aspectos democráticos de los festejos, amenazando el orden establecido. En el contexto chileno algo similar tiene pocas probabilidades de suceder ya que las afirmaciones de nuestros Abates demuestran claramente una atrofia de la imaginación producida por el enclaustramiento de su pensamiento político en la jaula del orden imperante y su subordinación a él. Para finalizar podríamos decirle a los Abates de la sinrazón como dice de manera optimista el genial bardo estadounidense Bob Dylan “… no hablen demasiado/ la rueda aun esta girando…. la línea esta trazada/ el desafío esta lanzado/ el que parece lento ahora/ será más tarde el rápido / y el presente / será el pasado/ porque el orden actual se esfuma rápido/… porque los tiempos están cambiando…”.