Y es que Pablo, la política es sin llorar ¿Cómo es que un hombre de aspecto varonil, rudo y militar como tú, nos viene con esta enfermedad de cuarta generación llamada depresión? Pensábamos que a los regalones de Pinochet, sólo les hacían caer las balas. Pero ya lo ves, eres tan humano como los torturados que pedían clemencia. Te fuiste a negro. Estabas en minoría y te lo hacían saber a cada instante. Ya no había senado donde refugiarse. Te pusiste en primera línea, para defender el proyecto político-económico de tu sector.
Todos tenemos derecho a recular. Nunca he comprado a esos canutos de la política que predican la pureza. Por lo mismo, estimado Pablo, te concedo y admiro si es que efectivamente desertaste motivado por razones familiares. Pero concédeme, cuesta creer la bajada repentina de un hombre que exudaba motivaciones presidenciales. Acababas de ganar una primaria a Andrés Allamand, vuestro enemigo histórico.
Dicen que entraste en crisis existencial. Que comenzaste a cuestionarlo todo. Que los primeros síntomas se evidenciaron hace algunos años atrás, cuando te pusiste a salvar a la concertación y luego asegurabas hablar con el finado Jaime Guzmán. Lo cierto es que nadie sospechaba. Salvo los más cercanos. Te estabas matando de a poco. Quizás somatizaste el odio. Vaya uno a saber. Sólo el diván dirá. Lo triste y peligroso es que tus pares, dejaron que siguieras adelante a pesar de tu enfermedad.
Entonces la pregunta viene de cajón ¿cuantos otros de la clase política padecerán trastornos psicológicos? Mmmm. No vaya a ser que nuestro presente y futuro esté en manos de personas con desequilibrio emocional y mental.
Muchos aseguran que tu bajada corresponde a una vil operación política. Que los números presidenciales no te dieron y regresarás al senado para defender el statu quo. Yo digo que no. Que efectivamente colapsaste y llegaste al punto de las ideas suicidas. Quizás, hasta algo intentaste. Vaya uno a saber. Recuerdo que tu amigo rector de la UDD, Ernesto Silva, se suicidó en silencio y pasó piola.
Lo cierto es que hoy nuevamente, otro ilustre derechista, cae por trastornos psicológicos (Daniel López cayó por demencia senil). Algo pasa que enloquecen. Quizás son los fantasmas interiores. Esos zombis de laboratorio que ustedes han mantenido a punta de coerción y robo.
Ya sabemos que detrás de esos rostros duros y pulcros, se esconden seres idos de la realidad. Locura con piel de cordura. Mal que mal, defender a Pinochet y enorgullecerse de su legado, es cosa de locos.