La clase política chilena disfruta del poder. El presidente del Senado por remuneración autoasignada gana más que el rey de España, los ex presidentes “ganan” de por vida entre 12 y 15 millones de pesos mensuales incluidos 2 para viajes. Los políticos son sorprendidos en actos de corrupción pero no van presos ni tienen sanciones. Lo que sí tienen son muchos millones que despilfarran en las campañas electorales, los jueces no los tocan, ellos nombran a los jueces.
Los ciudadanos están lejos de esta abundancia y prosperidad. No quiero hacer análisis, sólo relatar dos situaciones que he vivido hace algunos días
De la Justicia. Un grupo de muchachos se agredieron mutuamente luego de haber ingerido alcohol y drogas. Uno de ellos resultó con una herida corto punzante y llegó a un centro de asistencia pública con su organismo agredido y auto agredido. Alguien equivocadamente marcó la cruz en el casillero muerto y la persecución penal anotó entonces, homicidio.
El defensor privado, atiborrado por miles de causas, le quitó prioridad a la defensa pues era un homicidio que procesalmente iba para largo. Si el defensor no se apura, el Fiscal, no menos atiborrado de trabajo, tampoco. Creo que un abogado con todos los medios razonables no puede llevar más de 50 causas, los fiscales llevan más de 1.500.
El muerto, luego de salir del hospital, pocos días después saludo a la madre del agresor y le dijo que le diera saludos pues al final de todo era culpa del “fumar” y del “copete”. La madre lloró y suplicó ante todas las instituciones para explicar que “no está muerto el muerto” , pero el hospital público dijo – y también tenía razón- que no tenía personal para dar información que no se les requería institucionalmente.
La familia juntó el dinerito y contrató un abogado particular, pero el muchacho llevaba ya medio año preso.
De la salud pública. Hace unos cinco años sufrí un terrible dolor de muelas. Fui a la Posta Central a medianoche y me sacaron la muela equivocada. Un par de horas volví, el mismo médico me señaló que no se podían sacar dos piezas el mismo día y que ellos sólo extraían y no hacían tratamiento. Tomé una tira de nefersiles para tratar de calmar el dolor, los que no me causaron efecto paliativo pero sí una seria afectación al hígado. Desesperado, con un taxi recorrí la ciudad, me atendieron en el hospital militar, lo agradezco, me cobraron 70 mil pesos y la muela fuera. De no tenerlos me jodo. Yo era miembro del Comité Central del PS y en la reunión siguiente le conté a la ministra de Salud María Soledad Barría mis peripecias; me reprendió, el error era mío, yo debería ir al consultorio no a la posta. Me señaló que no existía atención dental en la Posta de Santiago, era ministra y no sabía cosa tan elemental. Una gota más que me alejó de esa organización.
Gobierno de Piñera, los trompeteros anuncian el gobierno de la excelencia.
Mi amiga trata de saltar un reja luego de extraviar la llave pero se entierra un fierro en una pierna. Al día siguiente llego a la Posta 3 de Urgencia de Chacabuco y Huérfanos, a ver en qué puedo ayudarla. La urgencia está atiborrada, las camillas alcanzan para unas cinco personas en el primer bóxer, los otros no están mejor, hombres y mujeres sin separación comparten el infortunio. Algunos han debido esperar por horas, algunos dormitan en sillas de ruedas, otros han debido dormir en el suelo. Una mujer se va de alta, dos familias se disputan la camilla para un par de ancianas madres. La muchacha que se viste debe desnudarse delante de todos. A su lado un anciano será amputado de su pierna en un par de horas pero nadie le atiende sicológicamente. Dos médicos van de un paciente a otro con una cordialidad y esmero que merecerían condecoraciones. El personal auxiliar que no tiene ni dónde sentarse cumple esmeradamente su labor, son pacientes, voluntariosos, quizás resignados. Una muchacha vomita en el baño, nadie le pregunta por el dolor que le hace salir lágrimas en abundancia, no se puede, los pacientes son demasiados, la situación hace click, los derivan hacia el Hospital Félix Bulnes donde sólo tienen por acogida el helado suelo. No se reparte ni siquiera una taza de té o unas galletas, si quiere frazadas, hay muy pocas, debe traerlas usted, los que tienen experiencia lo hacen. Las damas de rojo van por todos lados, voluntarias de noble corazón. El Félix Bulnes responde, también está colapsado y las ambulancias vuelven con estos ciudadanos de este Chile que pertenece al Club de los países ricos de la OCDE. Hay gente internada –formalmente- en el Hospital que duerme en las sillas de ruedas.
Es mucho el dolor, las carencias, la nobleza del personal. Los políticos profesionales se han gastado una millonada y han hecho gastar otra al estado en unas primarias con intervención estatal porque son tan pillos que ni siquiera se tienen confianza entre ellos. ¿Cuanto dolor se podría mitigar?.
Salvo que nos den el premio Nobel vitalicio a la estupidez humana yo creo que los chilenos debemos decir un día: ¡! Basta ¡!
ROBERTO AVILA TOLEDO
Roberticochile@yahoo.es