Diciembre 26, 2024

Inmorales europeos contra Morales

Las historias de espionaje constituyen un género literario y un sabroso tema de películas, pero la realidad a la cual estamos asistiendo supera, con creces, a la ficción. Es el caso del ex agente de la C.I.A. Edward Snowden, quien filtró documentos que prueban la forma en que esta Agencia norteamericana infiltra, ilegalmente, a diversos gobiernos del mundo, como también la vida privada de las personas. La persecución del gobierno de Barack Obama en contra de este ex colaborador ha sido tan brutal y desesperada, que tiene en muy mal pie al gobierno de Estados Unidos.

 

Edward Snowden lleva casi dos semanas en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú, donde vive como un famoso personaje de taquillera película americana. Este caso tiene tal cantidad de aristas que aún no se termina de desmadejar; por ejemplo, el Diario Le Monde acusa al gobierno francés de tener su propia red de espionaje, conducido por la Dirección General de Seguridad Exterior, que recopila información sobre las personas, en base a la captación de ondas magnéticas, emitidas por los móviles y computadores, con sus servidores Google, Facebook, Apple, Microsoft y Yahoo. Según este prestigioso Diario, todas las personas estarían controladas por la Seguridad General -.

 

Por su parte, la Comunidad Europea también ha reclamado por la evidente infiltración de los organismos de seguridad norteamericanos en los gobiernos e individuos, pertenecientes al espacio del viejo Continente.

 

En el caso de la prohibición, por parte de cuatro países europeos – España, Portugal, Italia y Francia – respecto al permiso para sobrevolar sus respectivos territorios aéreos, ha escalado hasta convertirse en un conflicto de proporciones entre los dos Continentes. El obrar de estos cuatro gobiernos, atropellando el derecho internacional y una actitud civilizada, además de inmoral, nos retrotrae al más absurdo de los colonialismos, dejando a Europa como un continente avasallador e irrespetuoso de los pueblos, en este caso el latinoamericano.

 

A esta arbitrariedad y atropello flagrante a la Convención de Viena, que garantiza la inmunidad a los jefes de Estado y agentes diplomáticos, se agrega la condición de Bolivia, como país pobre – dentro del concierto de naciones sudamericanas – y que su Presidente pertenece a una de las etnias latinoamericanas – que debiera ser ejemplo y orgullo para todas las naciones del mundo – realidad que agrega al conflicto elementos simbólicos, que se remontan a la conquista y a la colonia , reviviendo la antipatía a los avasalladores gobiernos ibéricos.

 

El periplo vivido por el Presidente Evo Morales no puede ser más reprochable: primero, retenido y humillado en el aeropuerto de Austria y, luego, el estúpido intento del embajador de España al querer revisar el avión del Presidente Morales para comprobar si estaba escondido el ex colaborador de C.I.A. Posteriormente, cuando fue autorizado a salir, se vio forzado a hacer escala en las Islas Canarias, llegar a Brasil y, finalmente, a la paz – después de 36 horas de vuelo -.

 

Los gobiernos latinoamericanos – salvo Chile y Colombia, cuyos Presidentes son dos personajes reaccionarios y “yanaconas” de Estados Unidos, que tibiamente, casi pro-forma -, manifestaron su condena a este atropello, respondieron con dignidad y expresaron su unión ante el brutal colonialismo de esas naciones europeas, serviles a los deseos del Departamento de Estado norteamericano.

 

En la Conferencia de UNASUR, del 4 de julio del presente año, llevada a cabo en Cochabamba, los Presidentes que asistieron – la mayoría – fueron rotundos en condenar esta inicua agresión a uno de sus colegas, que se hace extensiva a todos los países sudamericanos y a sus Mandatarios y al unísono expresaron: “todos somos Evo Morales”. El discurso de Nicolás Maduro fue especialmente duro, al condenar al Presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, a quien atacó expresando que si revisaran sus aviones particulares, en Latinoamérica, encontrarían drogas y paquetes de millones de Euros, sustraídos al pueblo.

 

Esta conducta de los gobiernos europeos no quedará impune, y no bastan simples disculpas públicas, pues actualmente los países latinoamericanos ya no son vasallos de los imperios europeo y norteamericano. En consecuencia, gracias a los gobiernos progresistas, han marcado el camino de la dignidad y la independencia. Nuevamente, el desastroso gobierno del Presidente Sebastián Piñera ha hecho el ridículo en política internacional, con su tibio rechazo y su marcado servilismo a las políticas norteamericanas. Afortunadamente, quedan solo meses para que deje el gobierno.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

5 de julio de 2013

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