El 26 de junio se cumplen 105 años del natalicio del Presidente Salvador Allende, quien fuera: dirigente estudiantil, preso y relegado político, dirigente de los médicos, presidente de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, Ministro de Estado, Diputado, Senador, Presidente del Senado y Presidente de la República.
Este mes, la cuarta sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, aceptó que se continúe la investigación por la muerte del ex presidente Salvador Allende y los antecedentes pasaron al pleno de la Corte, ya que el objetivo de los golpistas fue asesinar al mandatario y a la escolta presidencial.
El propósito de dar a conocer el desarrollo de las ideas allendistas en el actual proceso de luchas sociales es caracterizar que estamos en años particularmente marcados por un gobierno de derecha neoliberal, crisis en los partidos de la concertación que cosechan desprecio social, y jornadas de movilización social que retoman el protagonismo popular, especialmente por parte de los jóvenes de nuestra patria.
Este año se cumplen cuatro décadas del Golpe de Estado. Más que una fecha de recuerdos y nostalgias, es una conmemoración relacionada con la memoria histórica y de homenaje al presidente mártir como a miles de luchadores sociales que entregaron sus vidas al servicio de la democracia y el socialismo.
Referirse al Presidente Salvador Allende es obligatoriamente hablar de integración, ya que los pueblos de América Latina han continuado en sus proyectos democráticos transformadores, y varios de sus gobiernos y organizaciones sociales recogen la herencia y proyecto político y social del Presidente mártir a pesar de que en Chile han tratado de esconderlo y alejarlo del pueblo humilde y excluido.
Además, para algunos compañeros, Salvador Allende es solo el exponente de la defensa armada del socialismo y la democracia. Para otros, es solo un político reformador y partidario de la vía pacifista. Para nosotros los Allendistas, nuestro Presidente y líder popular es también un lúcido visionario que adelantó el camino hacia el socialismo transformador del siglo XXI.
Desde el 11 de septiembre de 1973 la dictadura se esforzó en tratar de destruir a los partidos de izquierda, a las organizaciones populares y al ideario allendista del pueblo perseguido. Muchos de nuestros compañeros fueron asesinados, detenidos, encarcelados, exonerados, torturados, exiliados y desaparecidos. Los conspiradores trataron de aniquilar el ideario allendista y transformador de la sociedad; acabaron con las vidas de más de cinco mil valerosos compañeros caídos en la lucha por el socialismo.
La conspiración activada por capitales trasnacionales y nacionales fue conducida y financiada por organismos estatales y privados del imperio norteamericano, antes y durante del gobierno popular. Esta información ha sido avalada por la desclasificación de documentación en EE UU y es probatoria de la intromisión, del financiamiento y de las actividades criminales contra el pueblo de Chile.
El golpe de Estado fue promovido por una potencia extranjera que actuaba como dueña y vigilante de América Latina y de sus pueblos. Su objetivo: terminar con la “vía plural y democrática al socialismo”, que era nacional y autónoma, que exigía la participación protagónica del pueblo, el que con la muerte del Presidente Allende supo que vendrían tiempos tormentosos, de penurias y de oscurantismo.
La muerte de Allende, combatiendo y luchando en la defensa de un proyecto democrático y popular, que juró respetar como Presidente, comprometió aún más nuestras vidas y nuestros destinos en la lucha por el socialismo y la transformación social. Tuvieron que cañonearlo desde tierra, bombardearlo desde el aire y sacarlo muerto del palacio de gobierno. Pagó con su vida la profunda vocación y compromiso democrático e inquebrantable de su lealtad con el pueblo de Chile.
Marxista declarado, promotor y eje de un proyecto histórico y transformador, solidario con las experiencias liberadoras y emancipadoras de otros pueblos, vaticinó la traición. Se anticipó a lo que vendría, anunciando el período gris y amargo que se avecinaba. El allendismo fue un sentimiento y una corriente política de masas y de las libertades políticas, de los credos y de la conciencia social, que eran conquistas del pueblo en el camino de las luchas históricas populares.
Fue la primera vez en la historia mundial, que un candidato marxista había llegado por la vía constitucional a la presidencia de la República, es por eso que Salvador Allende es compañero, coraje, consecuencia, inteligencia, voluntad transformadora, humana, visionaria y digna. Su vida, trayectoria y obras hablan de un líder enraizado en el alma nacional, de discursos sencillos, de gran valor didáctico y de riguroso orden analítico, que recogía las aspiraciones populares. Su legado histórico se funde en lo más profundo del pueblo en la historia de Chile.
Su nombre se graba con denominación en innumerables calles, avenidas, plazas, poblaciones, villas, centros educacionales, consultorios de salud, hospitales, barcos, submarinos, muelles, parques, entidades deportivas y culturales, monumentos, publicaciones etc. A nivel del mundo es conocido como el político chileno de más prestigio en el ámbito universal.
Dentro de las 40 medidas del “Programa de la Unidad Popular”, la N° 6 establece que el Fisco no fabricará nuevos ricos y con orgullo lo decimos, la derecha nunca ha podido encontrar actos de corrupción del gobierno popular. Los allendistas eran sujetos sociales y no clientela continuadora del modelo capitalista.
Allende derrotó culturalmente a la derecha; conservadores, liberales y nacistas, que se unieron en el Partido Nacional, eran orgullosos y altivos de ser de derecha. Actualmente, la UDI y RN se avergüenzan de ser de derecha y tienen que usar el vocablo “centroderecha”.
También derrotó culturalmente a los democratacristianos. Con excepciones como el grupo democrático y decente de “Los 13, liderados por Radomiro Tomic, Jaime Castillo Velasco y Bernardo Leighton, a quien la DINA trató de asesinar junto a su esposa en Italia”, el oficialismo DC colaboró y apoyó, con funcionarios ministros subsecretarios y viajes a Europa, a la dictadura durante los años 1973 y 1974. En esos años se asesinó e hizo desparecer, exilió, exoneró y torturó a miles de nuestros compañeros. Igualmente, se avergüenzan de ese periodo, aunque algunos traten de justificarlo.
Antes de morir, se despide de los “trabajadores de mi patria”: especialmente de “la modesta mujer de nuestra tierra, de la campesina que creyó en nosotros, de la obrera que trabajó más, de la madre que supo de nuestra preocupación por los niños”, de los profesionales patriotas, de los jóvenes “que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha y del hombre de Chile, el obrero, el campesino, el intelectual, aquellos que serán perseguidos”. Criticó así las divisiones y los desencuentros de algunos dirigentes que tenían que haber actuado de manera más responsable.…Allende vive en el corazón del pueblo…
RICARDO KLAPP SANTA CRUZ