La anticipación. La campaña presidencial de Chile, ha propiciado desde el Presidente Piñera hacia abajo, que todo el gobierno se haya volcado a comentar las propuestas y los dichos de la candidata de la oposición, entre otros, perdiendo incluso la ecuanimidad que debe tener una autoridad de Estado, seria y garante con todos sus ciudadanos.
Los fuertes tonos de algunas de estas discusiones de campañas, ha permitido bajar el tono de los nuevos anuncios con beneficios para el sector empresarial, permitiendo dejar apuntalado al sector privado ante los vientos de crisis que se avecinan por el recrudecimiento de la crisis financiera mundial. El oficialismo y la derecha están sintiendo los efectos de una derrota anunciada, confirmada por las expresiones del propio Lavín, quién dijo, “sería una sorpresa” ganarle a Bachelet.
Los anuncios.
Dentro de los anuncios del gobierno de Piñeira, está la propuesta para fortalecer la legislación en favor de carabineros, proponiendo nuevas penas contra quienes insulten a la policía. Esta medida es un mecanismo adicional que facilita la represión ciudadana y las protestas de los estudiantes y de cualquiera que salga a la calle. Para la derecha es parte de su doctrina proveer castigo y penalización severa, en resguardo de sus intereses económicos y de las instituciones que le proporcionan el “paraguas” legal.
En el aspecto económico/laboral, el anuncio es un proyecto que supone una “mejoría” del sistema de AFP, ante la frustración que sienten los trabajadores de un sistema que los está esquilmando con pensiones miserables. De acuerdo al gobierno y a los directivos de estas entidades previsionales, el sistema no es el malo. Dicen que el problema está en la desidia de los trabajadores que no cotizan durante toda su vida de trabajo, sumado al hecho del aumento en la longevidad de la vida.
Para resolver este problema, el gobierno propone subir la cotización de los trabajadores, aumentar la edad para jubilar y desregular el sistema de AFP, con normas que amplían las opciones donde pueden invertir las AFP. Esta última medida aumenta seriamente el riesgo que estos fondos previsionales puedan sufrir fuertes pérdidas invertidos en mercados bursátiles más volátiles y susceptibles de desaparecer ante cualquier “crash” mundial.
Cualquiera que lea la prensa española, podrá comprobar que son las mismas medidas que está aplicando la derecha con Rajoy en España, en un contexto extremo de crisis, con millones de desocupados y enorme pérdida en el valor de los salarios, además de los numerosos beneficios que han sido recortados a la población. En Francia, Portugal, Grecia, Suecia, Italia es lo mismo. En Italia han sido más crueles, el economista y político neo liberal Mario Monti, fue mordaz cuando dijo a los jóvenes, “Los jóvenes tienen que acostumbrarse a la idea de que no tendrán un puesto fijo de trabajo para toda la vida. Por otra parte, digamos la verdad, qué monotonía tener un puesto fijo para toda la vida. Es más bonito cambiar y tener desafíos”. Desde la perspectiva de este tipo de personajes, que han acumulado enormes fortunas en obscuros manejos bancarios o en el gobierno, puede parecer bonito asumir desafíos, cómodamente instalados en sus lujosas residencias en el mar mediterráneo, mientras piensan cómo ganar más dinero. Muy distinto es para el resto de la población, cuyo único desafío es poder caminar más y más kilómetros para encontrar un trabajo que no existe.
Vuelven a meter la mano en el bolsillo.
En Chile, el gobierno esta proponiendo lo mismo excepto por dos salvedades. Según el propio gobierno, el país no está en crisis, dicen que nunca antes había estado mejor con un crecimiento que nos tendría como líderes mundiales en crecimiento. La otra salvedad tiene que ver con lo mismo que afirman. Están preparando el camino para aceptar la caída de la economía y cuando ocurra culparán al próximo gobierno de la caída del PIB. Para estos legionarios del fanatismo neo liberal, subir la cotización imponible no tiene nada que ver con resolver el problema de las malas pensiones, sino una anticipación para generar dinero fresco para las empresas que provendrá del aumento del ahorro de los trabajadores. Incluso, están dispuestos a asumir el costo como empleadores, un pequeño costo financiero que se recupera con creces, cuando reciban el crédito que saldrá de estos mismos fondos.
El aumento en la edad para jubilar va en la misma dirección, alejar lo más posible del acceso de los trabajadores a sus ahorros, porque cada vez que una persona obtiene una pensión, ellos deben financiar el pago vendiendo los instrumentos donde esta invertido el dinero de las pensiones. Esta última medida es una acción muy perversa porque atenta contra los mayores de edad. Todos sabemos que en Chile, cada vez que un adulto mayor es despedido, se queda sin trabajo formal para siempre, condición en la que es imposible sumar nuevos años de cotización. Por el contrario, crearán un nuevo foco de pobreza con hombres y mujeres de edad, que vivirán en la miseria sin ingresos y con mayor riesgo de morir. Esta característica es tan diabólica, encubre la posibilidad de que se inicie un ciclo regresivo de longevidad de la vida, precisamente por la mala calidad de vida que tendrán los mayores.
El mito del aumento de los puestos de trabajo.
El gobierno creó un gran mito con los 850.000 empleos formales y con contratos. Tan buenos y extraordinarios han sido estos empleos que los están llenando con trabajadores clandestinos traídos de Bolivia, Perú y otros países de Latinoamérica que viven hacinados y hasta cautivos en pocilgas, sin ningún beneficioso previsional.
¿Cómo se explica que Chile sea la excepción mundial en materia de excedentes en puestos laborales? Muy simple, es una falsedad más. Un análisis de Associated Press, que recoge el The Washington Post, en una muestra que reúne los datos de 20 países, dice que millones de empleos de cualificación y retribución media han desaparecido en los últimos cinco años, empleos que, por otro lado, constituyen la columna vertebral de la clase media.
¿Volverán estos empleos cuando la economía mundial se recupere o se perderán para siempre como consecuencia del avance tecnológico? No se volverán a recuperar. Sabemos por experiencia desde la crisis del petróleo que partió en los 70´s, que la vieja industria automovilista creada después de la II Guerra Mundial, terminó para siempre con numerosos empleos de aquellos viejos trabajadores que lo hacía todo con sus manos, al igual como ocurrió en la vieja industria del acero, con el imperio de US Steel Co., que cerraron para siempre. Hoy la industria más grande del acero está en Korea del Sur, totalmente automatizada, que apenas ocupa unos cientos de trabajadores.
La crisis se acentúa.
Cada vez que ha aparecido un nuevo invento en los dos últimos siglos, barco de vapor, locomotora, telégrafo, teléfono, motor de combustión interna, por citar algunos, han desaparecido empresas y millones de puestos de trabajo. La tecnología sigue avanzando y está creando máquinas que pueden “pensar” e imitar la funcionalidad del ser humano. El problema es que las máquinas están acabando con más puestos de trabajo cualificados y la gente se emplea cada vez más en trabajos de servicios con salarios bajos.
Existe un dato muy revelador. Entre las grandes empresas de la era digital, Apple emplea a 80.000 personas en todo el mundo, Google 54.000, y Facebook 4.300. En conjunto, estas tres empresas emplean a menos de una cuarta parte de los 600.000 empleados que tuvo General Motors en la década de los 70´s. Hoy, GM da trabajo a 202.000 personas, en un momento en que fabrica más coches que nunca, porque todas estas mega empresas enfrentaron la crisis del modelo económico despidiendo millones de trabajadores y robotizando su producción industrial, incluso con dinero público. En Europa, la más grande industria de automóviles, Volkswvagen, logra la rentabilidad mediante procesos totalmente automatizados. ¿Cree Ud., propicio aumentar la edad de jubilar, con estos datos?
Muchos trabajos van a desaparecer en los próximos 25 años, predice Moshe Vardi, científico informático de la Rice University, en Houston., pero Vardi plantea una pregunta igualmente aterradora: ¿está preparado el mundo desarrollado para una economía en la que el 50% de la población está en paro?. El modelo neo liberal crea empleos con la compulsión de reducir los impuestos a las corporaciones y a los ricos, reduciendo el gasto en los servicios públicos que atienden a los pobres, lo que ya sucede en Chile con la salud pública y en múltiples casos. Lo vemos hoy en las protestas en Brasil, en todas partes del mundo se puede constatar como se caen los pedazos de esta economía que algunos intentan reflotar echando mano a cualquier dinero que puedan tomar.
China no va recuperarse fácilmente, tiene una enorme burbuja en el crédito, en la vivienda y una sobreinversión en activos que está empezando a ser crítica. La autoridad monetaria se ha negado hasta ahora a ofrecer liquidez a través de las operaciones de mercado abierto. El sistema financiero global sigue hundiéndose a pesar de la enorme cantidad de dinero emitida. En el Reino Unido las grandes entidades bancarias tienen un agujero de 31.500 millones de euros.
Señor, señora, no están pensando en arreglar su jubilación, están pensando como salvarse ellos procurando dinero fresco que utilizarán para apuntalar, entre otros, al Sr. Horst Paulmann para que siga construyendo su Costanera Center o para que el Banco de Chile le facilite más dinero al Sr. Luksic para expandir la minería.
En España los neo liberales están dando cátedra de perversión, estimando la prolongación de la vida a 97 años, lo que les permite sacar más dinero a la gente, retardando los años de jubilación, pero tal como lo dijimos anteriormente, con menos servicios especialmente en salud, bajará la calidad de la vida y morirá más gente de edad, cumpliéndose la regresión de la longevidad, volver a vivir menos años de vida. Los muertos no necesitan pensión, entonces habrán cerrado un nuevo ciclo de negocios, el objetivo de las AFP de rentabilizar la muerte.
Mario Briones R
Desacoplamiento, productividad y empleo
Las Tecnologías digitales han aumentado la productividad en los Estados Unidos sin que también estimule el crecimiento del empleo previsto, argumentan Erik Brynjolfsson y Andrew Mac Afee. Como resultado de este desacoplamiento, es que mientras el producto interno bruto (PIB) ha aumentado, los ingresos promedio no lo hacen, aumentando la desigualdad.