En Chile no hay hoy una sola oposición sino varias oposiciones al gobierno de Sebastián Piñera. Hay oposiciones que son de orientación neoliberal, otras son anti neoliberales y también las hay anticapitalistas. Tampoco es correcto afirmar que hay una sola oposición política pues existen varias opciones opositoras a la presidencia de la República fuera del duopolio Alianza/Concertación que convocan a amplios sectores políticos y sociales alternativos como el que encabeza Marco Enríquez Ominami, candidato presidencial del PRO y del Socialismo Allendista e independientes. Hay que mencionar también a Marcel Claude, Roxana Miranda, Alfredo Sfeir y Gustavo Ruz. Junto a ellos, se encuentran bregando por instalar candidaturas parlamentarias la izquierda autónoma y Revolución Democrática. Chile vive una severa crisis de representación y vastos sectores y movimientos sociales opositores no reconocen en el actual sistema político referencias y articulación con los partidos tradicionales.
Sobre la Asamblea Constituyente quisiera recordar tres hechos del pasado que ilustran un debate que tiene hoy una gran actualidad:
En marzo del 2008 en el XXVIII Congreso Salvador Allende del PS un numeroso grupo de militantes presentamos un voto político que proponía retomar formalmente el impulso de una Asamblea Constituyente para una nueva Constitución. Entre los suscriptores se encontraban, entre otros, Jorge Arrate, Carlos Moya, Marco Enríquez Ominami, Esteban Silva, Paddy Ahumada, Arturo Barrios Arriagada, Salvador Muñoz, Alejandro Navarro y Sergio Aguilo. En representación de los firmantes de aquella propuesta junto al diputado Aguiló formé parte de una instancia de diálogo con los sectores de la mayoría oficialista que la rechazaban (Nueva izquierda, Terceristas y Renovación).
Nuestra propuesta fue finalmente rechazada por el oficialismo de entonces y uno de los argumentos más recurrentes esgrimidos por nuestros detractores era que al apoyar una Asamblea Constituyente el PS pondría en peligro la estabilidad del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y que nuestra propuesta pretendía hacer frente a una crisis política, económica y social inexistente en el Chile gobernado por la Concertación.
En mes de julio de 2009 desde la candidatura presidencial del Juntos Podemos/Frente Amplio nuestro candidato presidencial Jorge Arrate dirigió a la entonces presidenta y hoy candidata Michelle Bachelet una carta solicitándole la organización de una cuarta urna en las elecciones que se realizarían ese año, con el objeto que “la ciudadanía pueda escoger entre mantener la actual Constitución y elegir una Asamblea Constituyente que permita poner fin a la que se tiene actualmente”. La propuesta fue presentada ante el Ministro del Interior de Bachelet, Edmundo Pérez Yoma. No tuvimos respuesta. Me corrijo; la respuesta fue negativa.Entre la primera y segunda vuelta presidencial del 2009 me tocó participar junto a Juan Andrés Lagos en representación de nuestro candidato presidencial Jorge Arrate en los diálogos con Carolina Toha y Ricardo Solari, representantes del Comando presidencial de Eduardo Frei. Se trataba de explorar la posibilidad de concordar algunos compromisos programáticos mínimos para que desde la izquierda hiciéramos un llamado a votar en segunda vuelta en contra de la derecha respaldando al candidato de la Concertación.
Previamente, les hicimos llegar un texto con los temas que considerábamos fundamentales para establecer un posible entendimiento mínimo. El primero de ellos era la necesidad de impulsar una Asamblea Constituyente para una nueva Constitución. En la reunión que sostuvimos luego de los primeros intercambios en casa de Ricardo Solari, los dirigentes del Comando de Frei nos entregaron una propuesta para una declaración conjunta el que recogía alguno de nuestros planteamientos.
Horas más tarde, nos reunimos Jorge Arrate y quién suscribe con los dirigentes del PC Guillermo Teiller y Juan Andrés Lagos para analizar la propuesta que se nos había entregado. A pesar de que los amigos del PC se inclinaban por firmar la declaración propuesta, Jorge Arrate y yo nos opusimos a suscribir una declaración conjunta pues en nuestra opinión se soslayaba por parte de la Concertación un compromiso claro con una Asamblea Constituyente y otros temas importantes. El texto propuesto, se limitaba a enunciar de manera general las distintas posiciones existentes entre ellos y nosotros para un cambio constitucional: “Constatamos que las fuerzas de centro e izquierda, han planteado la necesidad de una nueva Constitución para Chile. Unos han propuesto que esto se haga mediante la convocatoria a una Asamblea Constituyente, otros por mecanismos ratificados por la soberanía popular y otros mediante un proceso de diálogo social” .Por ello insistimos en no suscribimos una declaración conjunta, la que finalmente se tradujo solamente en una carta pública enviada por Frei y su Comando a Jorge Arrate y a las fuerzas de la izquierda que le apoyábamos titulada “12 Compromisos por la Democratización y el avance Social de Chile”.
Relato estos hechos porque creo importante conocer antecedentes que permiten comprender que no se trata de un debate reciente, sobre el cual ha habido ambigüedades y desacuerdos entre las distintas fuerzas opositoras, tema que hoy adquiere ciudadanía e irrumpe con fuerza en el debate político gracias a la movilización de los movimientos sociales y estudiantiles.
No le niego a nadie el derecho a cambiar de opinión y si los cambios van en la línea de una Asamblea Constituyente serían muy positivos. Tampoco desconozco que los contextos y correlaciones varían frente a temas tan cruciales como una Asamblea Constituyente-pero no se trata de un mero mecanismo más como nos quieren hacer creer algunos relativizando su importancia, sino que hace a la esencia de un método de generación verdaderamente democrático y participativo para gestar una nueva carta magna.
Lo que me parecería incoherente es que transcurridos años sobre los hechos mencionados nuevamente la pre candidatura de la Concertación encabezada por Michelle Bachelet, mantiene una posición política ambigua y de rechazo encubierto sobre un tema tan fundamental para el futuro del país, pues se trata de una definición y opción sobre la cual se establece hoy la verdadera diferencia de fondo entre las candidaturas presidenciales opositoras frente a la derecha política y económica.