Quedan nueve meses para que asuma un nuevo gobierno que administre uno de los momentos históricos de mayor movilización que han entregado los ciudadanos en al menos 20 años. Movilización, que requiere mayor articulación, pero que en términos de estructura tiene sectores como el estudiantil donde a continuación se argumentarán las razones de la consolidación de sus orgánicas y su proyección en la sociedad.
La organización requiere de oportunidades para su configuración, su dinamismo y su perpetuación. Por ende que el momento político en que se enmarcaron las demandas de fin al lucro y educación gratuita la alta participación en las comunidades estudiantiles permitió debatir y construir nuevas estructuras, por ejemplo, estatutos para las (con) federaciones nacionales como regionales y centros de estudiantes en lugares donde nunca antes se habían establecido criterios comunes para organizar al estudiantado. Si bien, no siempre se toman decisiones con un debate o discusión necesaria, por lo habitual las reglas son de carácter mayoritario a razón de 40 o 50 % para los quórums vinculantes como una paralización de actividades. Porcentajes que con debates e información permiten dar legitimidad a las acciones que se definen.
Los estudiantes durante los últimos diez años pasaron de obedecer las instrucciones tutelares provenientes de cada institución a llevar a cabo la voluntad dialogante de sus propios participantes. El auge de ese proceso se alcanza a visualizar hoy en las recientes movilizaciones, calladas por la prensa dual, de diversas Universidades y establecimientos secundarios en donde mediante el instrumento organizacional dispuesto se levantan nuevas demandas locales. Muchas de ellas, para no decir su totalidad, se concentran en función de los ejes que emanaron precisamente de esos mismos espacios de organización. Por ejemplo, la toma de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Diego Portales guarda celosa relación con el carácter privado de la institución y la nula regulación o fiscalización pública hacia las nuevas instalaciones que realizan los establecimientos educacionales. A ello se suman controversias respecto a las prioridades económicas de la facultad.
En base a los antecedentes respecto a la actividad y signos vitales del movimiento estudiantil podemos definir que su vigencia se consolida, incluso cuando ha perdido espacio en la agenda comunicacional debido a la proximidad de las primarias del 30 de Junio y al constante oscurecimiento de los hechos debido a la particularización de las demandas del movimiento estudiantil. Se consolida porque en ningún caso ha pasado inadvertido gracias a la masividad de las marchas y la presencia de dirigentes estudiantiles en otras causas de la sociedad, tanto electorales como de base. Como tampoco se explicita en los demás medios públicos qué candidato presidencial repleta patios y las aulas cuando se presenta en los campus. Incluso las imágenes de enfrentamientos entre apoderados y estudiantes en tomas de secundarios no deben ser leídas en forma negativa, sino que al contrario, al visibilizar disenso se expresa un siempre sano pluralismo. También en los mecanismos toma relevancia el rol de las organizaciones a la hora de zanjar decisiones, con ello se gana experiencia en situaciones que sin duda se reiterarán siempre que existan conflictos al interior de las organizaciones.
Persiste la vitalidad cuando cada día aumentan las iniciativas gestionadas desde las organizaciones estudiantiles- o de trabajadores en menor medida- que pretenden conectar sus posiciones con el resto de la sociedad. En esos encuentros se forjan alianzas cuando se distribuyen los conocimientos que han podido recopilar, como también socializar códigos de antaño que retornan cada vez que se supera el egoísmo. La recuperación del tejido social tiene carácter prioritario y se deben tener en consideración todos los elementos que permiten consolidar los flujos de participación para una democracia saludable.Solo con organizaciones que involucren el pluralismo político y se conduzca con sentido de mayorías la confianza depositada en el estudiantado se mantendrá. Ganar legitimidad ciudadana y con ello la posibilidad de generar cadenas de equivalencia que unifiquen un bloque al interior de la sociedad organizada garantiza que las iniciativas populares, irremediablemente, tomen un poder que no podrá ser ignorado por quién en nueve meses asuma en el gobierno.
Miguel Echeverría