Un importante grupo de vecinos de la comuna de Providencia, apoyados por una serie de académicos y dirigentes de organizaciones sociales, han decidido exigirle a la alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz, la realización de la propuesta que hizo durante su campaña para cambiarle el nombre a la Avenida 11 de septiembre” de esa comuna, el que fuera puesto durante la dictadura militar como fecha de “celebración” del golpe militar.
La alcaldesa, en funciones desde hace ya seis meses, dijo que este cambio de nombre sería una de las primeras acciones que haría. Hasta el momento, no hay señales de la modificación.
La siguiente es la carta, que este grupo de vecinos hace circular por internet:
Estimada señora alcaldesa:
Coincidiendo plenamente con su propuesta programática de restituir la denominación de Nueva Providencia a la calle que nos recuerda diariamente la fecha más trágica de nuestra historia republicana, propuesta que fue especialmente reiterada en su alocución luego de la victoria electoral de octubre; nos preocupa gravemente que estando próximo el 40º aniversario del golpe de Estado, aquello todavía no se haya producido.
Se hace más necesario lo anterior, teniendo en cuenta que el carácter funesto de la actual denominación trasciende con mucho la realidad de la comuna de Providencia. Dicha fecha significó, en primer lugar, la destrucción de nuestra democracia y la muerte del presidente Allende. Pero además, a partir de ella se estableció un régimen de terror que se tradujo en que centenares de miles de conciudadanos sufrieron directamente gravísimos atentados a sus vidas, integridad física o libertad personal: Desapariciones forzadas; ejecuciones; torturas; tratos crueles, inhumanos o degradantes; reclusiones en campos de concentración; allanamientos masivos nocturnos de poblaciones; detenciones arbitrarias; relegaciones o exilios. Y todos los chilenos sufrimos directamente el miedo ante la ubicua policía secreta; o el temor frente a las consecuencias que el ejercicio de la libertad de expresión podía traer en nuestros lugares de trabajo o estudio; o por pretender ejercer derechos laborales o sindicales; o, incluso, por transgredir un “orwelliano” toque de queda que se mantuvo por muchos años. Y, por cierto, todos sufrimos también la transgresión permanente del conjunto de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
Nos es difícil encontrar en el idioma castellano un término que califique de manera acertada la virtual celebración de aquellos hechos que implica la mantención del nombre de dicha calle. Lo que sí es seguro es que la denominación de marras agravia duramente a todos los santiaguinos y chilenos de convicciones democráticas y de respeto a los derechos humanos fundamentales. Incluso, varios de nosotros hemos sido testigos de la perplejidad de visitantes extranjeros al constatar que una de las principales calles de la capital continúa teniendo ese nombre, luego de más de 20 años de terminada la dictadura de Pinochet.
Además, señora alcaldesa, que para ello cuenta al menos con el obvio apoyo –legalmente suficiente- de los cuatro concejales comprometidos inequívocamente con los ideales y valores democráticos. Y que en este caso –dado que la clara mayoría que la eligió en octubre se pronunció, entre otras cosas, a favor de la restitución de la denominación Nueva Providencia- la previa consulta requerida al Consejo comunal de organizaciones de la sociedad civil no podría legítimamente impedir terminar con este hecho impresentable antes de la conmemoración del 40º aniversario de la destrucción de nuestra democracia.