En el programa de televisión Tolerancia Cero Marcel Claude se refirió al presidente de Ecuador, Rafael Correa, como el ejemplo de una trayectoria política que le gustaría recorrer.
Me imagino que el candidato a la presidencia de Chile alude a la no militancia partidaria de Correa, y al haber alcanzado la presidencia con el apoyo de los principales movimientos sociales del país, para desde ahí impulsar un proceso de superación de la institucionalidad política y el modelo económico neocapitalista a través de una Asamblea Constituyente.
El problema es que en su desempeño como presidente, Rafael Correa se ha enfrentado, descalificado y reprimido a los sectores sociales ecuatorianos equivalentes a los que el candidato Marcel Claude dice y pide representar en Chile.
Sin quererlo, sin a lo mejor darse cuenta, sus palabras aportan a la confusión ideológica que reina hoy en las izquierdas latinoamericanas.
Rafael Correa en su primera elección presidencial fue apoyado por un conjunto de organizaciones sociales que llevaban décadas luchando contra el modelo neocapitalista en Ecuador, destacando entre ellos las organizaciones de los pueblos originarios y las organizaciones ecologistas.
Lamentablemente pronto se vio que el presidente Correa tenía un proyecto político muy alejado de las organizaciones sociales. El quiebre se hizo patente ya en la Asamblea Constituyente. Su presidente, Alberto Acosta renunció durante la elaboración de la nueva constitución por diferencias con Correa.
Desde entonces las cosas han ido de mal en peor. El presidente ha convertido a ecologistas e indigenistas en sus enemigos declarados, no se cansa de descalificarlos. Lo hizo también respecto a la resistencia de los mapuche durante su última visita a Chile para la Feria del Libro, viaje en el cual antes de aterrizar en Santiago lo hizo en el norte para visitar un gran emplazamiento de explotación minera.
En su país Rafael Correa impulsa una política expansiva de la explotación minera y petrolera a gran escala. Bajo su mando hace entrada en el país la mega-minería, hasta ahora ausente en el Ecuador. Estas políticas extractivistas suponen la explotación de recursos en tierras pertenecientes y donde viven desde fecha inmemorial pueblos ancestrales, por lo cual está planteado un gran conflicto social.
En este marco Correa, a estas alturas un auténtico caudillo político, clama contra los ecologistas románticos y los izquierdistas infantiles, o los trata de terroristas, con un alto número de dirigentes sometidos a proceso judicial.