Hasta hace unos pocos días la campaña de Michelle Bachelet funcionaba miel sobre hojuelas: el guionista de este escenario de cartón-piedra regulaba, a la perfección, las presentaciones y promesas de la “gran dama”, donde siempre estaban con ella alcaldes y dirigentes vecinales, en su mayoría mujeres. Nunca aparecieron políticos de la Concertación, salvo el simpático diputado Tucapel Jiménez, en alguna ocasión. Las promesas iban in creciendo, que todos dicen no tener en cuenta, Bachelet lograba el 80% en las primarias, contra un 7% de Andrés Velasco.
Este escenario ideal cambió de la noche a la mañana cuando aparecieron los “bacalaos” políticos que, el guionista de Bachelet se había cuidado de esconder – no vayan a creer que el guionista es Dios – y, como el primero de mayo se agotaba el plazo para las inscripciones de parlamentarias y que la Concertación iba a llegar con su lista hecha, para complacer a la candidata, que decía requerir un parlamento para su gobierno, pasó el gran chasco: los presidentes de partido no llegaron a acuerdo y, para más remate, como infantes, se culparon mutuamente; para unos, los responsables eran los radicales, para otros, los democratacristianos, y para los demás allá, los socialistas.
Surgió la consabida condenación por parte del pueblo concertacionista y de sus dirigentes más emblemáticos, como el caso de la nieta de Salvador Allende, Maya Fernández. La inexistencia de primarias había dejado fuera del pacto a dirigentes estudiantiles de Revolución Democrática, Giorgio Jackson y, además provocó la renuncia de la encargada de Cultura de Michelle Bachelet, Javiera Parada.
En este período se probó que candidata PS-PPD-MAS no tenía ningún poder de convicción con respecto a los Partidos que la apoyan. Todos le decían que sí a sus súplicas de unidad, pero terminaban mirando para el lado y seguían peleando como perros y gatos: en el fondo, ninguno de ellos estaba dispuesto a dejar el cupo, que ellos creían que le correspondía “por derecho divino” – mucho podrían amar a Michelle, pero mucho más su dieta, que no estaban dispuestos a sacrificarla por amor.
No se puede culpar a la mamá Michelle de tener hijos tan vivarachos e interesados. Ninguna madre quiere ver los defectos de sus hijos, pues el amor de madre es “un abismo sin medida”. Camilo Escalona es su hijo predilecto, pero sabemos que tiene fama de malas prácticas políticas y sale ganador en cualquier concurso de antipatía popular. Como líder de la Nueva Izquierda se apropió del Partido, transformándolo en una mafia. Durante su presidencia, muchos de sus dirigentes abandonaron el socialismo, hastiados por su conducción.
Camilo Escalona pasó, de referirse a los empresarios como “chupasangre”, a ser un defensor incondicional del statu quo, por ejemplo, criticar a los que hablan de la Asamblea Constituyente como “fumadores de opio”. Para más remate, una vez investido como “caballero de Chile” se convirtió en presidente del senado.
Escalona, como representante de la Región de Los Lagos, había abandonado a sus electores, tenía claro que perdería cualquier primaria frente al ex alcalde de Puerto Montt, en consecuencia, su única posibilidad de reelegirse era ser nombrado a dedo, con la colaboración de su amigo Osvaldo Andrade.
El presidente del Partido Socialista ha cometido desatinos en varias ocasiones: recuerdo que hace poco dijo que no iban a realizarse primarias de senadores en el PS.
En el programa Estado Nacional, de este domingo 12 de mayo, Escalona destapó la olla orinándole el asado del Día de la Madre a Michelle: sostuvo que las primarias no reguladas por la ley habían sido y seguirían siendo un cúmulo de fraudes y prácticas reñidas con la moral y que, por consiguiente, no se presentaría a una instancia tan engañosa como este mecanismo para elegir candidatos, incluso, llegó a decir, en forma hipócrita, que él “toda su vida había luchado por la limpieza del voto”, olvidando las “primarias truchas” – salpicadas de insultos de parte de él contra el contendor Gómez – donde salió elegido Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
La única perdedora del despertar y la reaparición de los “bacalaos” es Michelle Bachelet, que ya ha perdido cinco puntos en las encuestas de opinión y, de seguir en esta proyección, le va a costar mucho mantener la primacía de la Concertación.
Rafael Luis Gumucio Rivas
12/05/2013