México DF.- En entrevista digital desde Ñuñoa, Poli Délano (1936), habla de la exhumación de Pablo Neruda: “La decisión judicial de exhumar el cuerpo de Neruda me pareció acertada y justa, ya que había dudas razonables sobre la posibilidad de que el poeta hubiese sido asesinado. Al parecer estaba decidido a viajar a México, y en ese caso se hubiera convertido en un enemigo muy peligroso para Pinochet, pues la potencia de su voz podía alcanzar cualquier rincón del mundo. No hay que olvidar que la dictadura ordenó los asesinatos de Orlando Letelier, en Estados Unidos, y del general Carlos Prats, en Argentina, así como el de Eduardo Frei Montalva, en Chile”.
Autor de varios libros de cuentos: Gente solitaria (1960), Vivario (1971), Cambio de máscara (1973), Dos lagartos en una botella (1976), Solo de saxo (1998), entre otros. Recibió el Premio Casa de las Américas (Cuba, 1973) y el Premio Nacional de Cuento (México, 1975). También escribió las novelas: Cero a la izquierda (1966), Cambalache (1968), En este lugar sagrado (1977), Piano-bar de solitarios (1983), El hombre de la máscara de cuero (1984), El verano del murciélago (1986), Como si no muriera nadie (1987), Casi los ingleses de América (1990), Muerte de una ninfómana (1996), Humo de trenes (1997), En este lugar sagrado (1998), La cola (1999), Este banco del parque (2002), El amor es un crimen (2005), Estás ahí (2005), Y tú no me respondes (2010).
En la actualidad, Poli Délano escribe sus “Memorias Mexicanas”, en noviembre estaba invitado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2012 (dedicada a Chile), desafortunadamente no pudo asistir, finalmente en marzo visitó fugazmente México, en entrevista con Clarín.cl el gran narrador chileno cuenta el pretexto de su reciente viaje: “se realizó en Mérida –Yucatán- un homenaje al escritor Rafael Ramírez Heredia, quien fue uno de mis más grandes amigos, y no quise faltar. Encontré viejos amigos, como Oscar Oliva, David Martín del Campo, Juan Villoro, Mónica Lavín, Rosa Beltrán, Hernán Lara Zavala. Pero no pude quedarme unos días en el DF. México es una parte muy importante de mi vida”.
MC.- Poli, ¿qué piensas de la exhumación de Pablo Neruda?
PD.- La decisión judicial de exhumar el cuerpo de Neruda me pareció acertada y justa, ya que había dudas razonables sobre la posibilidad de que el poeta hubiese sido asesinado.
MC.- ¿Qué significado hubiera tenido el regreso de Neruda a México en septiembre de 1973?
PD.- Al parecer estaba decidido a viajar a México, y en ese caso se hubiera convertido en un enemigo muy peligroso para Pinochet, pues la potencia de su voz podía alcanzar cualquier rincón del mundo. No hay que olvidar que la dictadura ordenó los asesinatos de Orlando Letelier, en Estados Unidos, y del general Carlos Prats, en Argentina, así como el de Eduardo Frei Montalva, en Chile.
MC.- ¿Cuándo viste a Neruda por última vez?
PD.- La última vez que conversé con Pablo Neruda fue por los comienzos de abril de 1973. Fui a visitarlo a su casa de Isla Negra. Lo encontré desmejorado. Me recibió en su biblioteca.
MC.- ¿De qué temas conversaron?
PD.- Hicimos algunos recuerdos de París y me sugirió -ya lo había hecho varias veces- que escribiera una novela basada en las navegaciones de mi antepasado Amasa Délano, capitán de barco que motivó la breve novela “Benito Cereno” de Herman Melville. El poeta tenía uno de los únicos ejemplares existentes de las memorias de ese marino del siglo XVIII. El libro aún está en La Chascona, su casa de Santiago. Estuve con él poco rato, porque se cansaba y, además, había otros visitantes esperando turno para saludarlo.
MC.- ¿Qué noticias tenías de la Fundación diseñada por Neruda en 1973?
PD.- Neruda tenía un terreno bastante amplio en la costa –Cantalao- y su sueño -que no se cumplió- era construir en él una especie de villa con cabañas donde los escritores jóvenes pudieran retirarse a escribir por una temporada.
MC.- ¿Conservas cartas inéditas de Neruda a Luis Enrique Délano?
PD.- No. En el primer capítulo de Memorias neoyorquinas (2009) publiqué una carta muy dramática que mi padre le escribió a Neruda desde el barco Virgilio, en que viajamos a Chile desde Francia, después de la caída de Madrid. Las cartas inéditas de Neruda a mi padre están en los archivos de la Fundación Pablo Neruda.
MC.- ¿Dónde quedaron las fotografías de Neruda tomadas por tu mamá?
PD.- En el libro recién editado “Lola Falcón por las calles del mundo”, que reúne unas 200 fotos de mi madre, hay dos de Neruda con barba, en la clandestinidad, a fines de los años 40. En 1948, poco antes de su partida a caballo hacia Argentina, estuvo oculto casi un mes en nuestra casa, la Hormiguita también. Nos tocó la Navidad de ese año y el regalo que me hizo fue una caja con conchas y caracoles de Chile. En la tapa de la caja escribió -con su tinta verde- MOLLUSCA CHILENSIS. Todavía la conservo.
MC.- ¿En qué actividades participarás para conmemorar el 40 aniversario luctuoso de Neruda?
PD.- No sé cómo vienen los homenajes por los 40 años. Todavía no me han invitado.
MC.- ¿Cuándo terminarás de publicar los tres volúmenes de tus memorias?
PD.- Apareció hace unos cuatro años mi primer libro de memorias, sobre mi preadolescencia en Nueva York. Tengo escrita una parte del segundo, que será “Memorias Mexicanas”. Recoge dos épocas: mi infancia (1940-1946, en el DF) y mi exilio (1974-1984), mitad en el DF y la otra en Cuernavaca, donde fui coordinador del taller literario del IRBAC.
MC.- Finalmente, ¿tienes planes para regresar a México?
PD.- En noviembre pasado no pude viajar a México, a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, debido a un accidente que me inmovilizó. Pero ahora en marzo se realizó en Mérida –Yucatán- un homenaje al escritor Rafael Ramírez Heredia, quien fue uno de mis más grandes amigos, y no quise faltar. Encontré viejos amigos, como Oscar Oliva, David Martín del Campo, Juan Villoro, Mónica Lavín, Rosa Beltrán, Hernán Lara Zavala. Pero no pude quedarme unos días en el DF. México es una parte muy importante de mi vida.