Septiembre 21, 2024

¿Hay alguna sorpresa en esta primaria? Blancanieves y sus tres enanitos

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En el famoso cuento de los hermanos Grimm salta a la vista que Blancanieves era muy hábil para explotar a los enanitos: todos trabajaban para ella aportando, cada uno, sus cualidades y sus defectos – el Gruñón, el Poeta y así sucesivamente-. En las primarias de la Concertación, este caso se repite: Blancanieves-Bachelet va a aprovechar de las candidaturas perdedoras de Claudio Orrego, Andrés Velasco y José Antonio Gómez.

 

 

En el caso de la lucha entre Eduardo Frei y Ricardo Lagos y, posteriormente, entre Lagos y Andrés Zaldívar – aunque en ambas el triunfador ganó por paliza en las primarias, se consideraron correctas a pesar de que en la primera competencia los socialistas traicionaron a Lagos y, en la segunda, los democratacristianos a Zaldívar. Ahora, vigente el voto voluntario, lo más seguro es que muchos ciudadanos se abstengan de participar en estas primarias truchas.


Al referirnos a la Alianza, sus primarias presidenciales parecen más competitivas y nadie se atreve pronosticar quién será el ganador – como en las carreras de caballos, los jinetes tienen el mismo peso y llevan monturas de similares características –la UDI tiene mayor capacidad de movilizar a sus militantes, pero su candidato cuenta con un amplio rechazo en las encuestas, en consecuencia, la estrategia de ambos candidatos se centrará en radicalizar las posturas ideológicas y programáticas; ambos candidatos carecen de carisma, pero son políticos experimentados y, perfectamente, capaces de presentar un programa de derecha, con un fuerte quiebre respecto de la Concertación – véase lucro, desigualdad, rechazo a los derechos civiles, pro-binominal y contra la reforma constitucional, entre otros temas.


A partir del mes de julio la competencia entre Bachelet y Longueira o Allamand se centrará, no en radicalizar las posturas ideológicas y programáticas sino, por el contrario, en la lucha por conquistar el voto moderado, y sólo ganará quien logre que una parte de indecisos y, sobre todo, que un sector del bando contrario cambie de vereda – así ocurrió en 2010, en la segunda vuelta entre Eduardo Frei y Sebastián Piñera -; la derecha lo ha intentado, sin mayores resultados, atraer a su seno a parte de la Democracia Cristiana más conservadora y, sobre todo, a Andrés Velasco, que se presenta como neoliberal, tentándolo a que se inscribiera como candidato independiente. Esta estrategia fracasó, pues viene de hacerlo como candidato independiente por la Concertación.


Las primeras chilenas son una mala copia de las norteamericanas, que se hacen, generalmente, dentro de los dos grandes partidos- Demócrata y Republicano – se vota en todos los Estados, y la primaria dura alrededor de un semestre. La primaria Demócrata de 2008 consagró a Barak Obama como su líder y, la Republicana de 2012, aun cuando ganó Mitt Romney, permitió la penetración del Partido “Tea Party”, que ha hundido a los republicanos en el ultra-derechismo, que los tiene fuera del juego político.


En Chile, se quiso hacer primarias parlamentarias. Se sabe que a la UDI le incomoda las primarias, pues ellos están acostumbrados a nominar a sus candidatos a dedo, por consiguiente, a nadie le extrañó, esta vez, que no inscribieran candidatos. En los casos de Iván Moreira y Ena von Baer, especialmente, gastaron millones de pesos en unas gigantografías, incluso en avisos publicitarios en El Mercurio, que han logrado el rédito que esperaban, pero bien podrían emplear este dinero en “obras caritativas”, ya que se dicen populares. El único partido que inscribió candidatos a primarias parlamentarias es RN, que tiene que resolver un conflicto entre conservadores y liberales.


La Concertación volvió a demostrar que es una mafia de megaterios, que sólo pueden vivir de la “teta del Estado”: en un solo día quedó al descubierto la mentira de la “nueva mayoría” y de que la combinación que apoya a Michelle Bachelet represente a la oposición: no son más que la Concertación de antaño, con el aditamento del MAS y del PC, que van a pagar caro su oportunismo.


Al poco andar comprobaremos que todos “titulares” que ofrece la candidata constituyen un volador de luces y un fraude; bastó que hablara un integrante de Océanos Azules, el constitucionalista Fernando Atria, para que todos comprendiéramos que un importante sector de la Concertación no está dispuesto a llamar a una Asamblea Constituyente ni, menos, redactar una nueva Constitución – ya Harboe, Escalona y Burgos, entre otros, lo han manifestado públicamente -. Por boca de la candidata, Michelle Bachelet, estamos notificados de la no gratuidad de la educación, y su financiamiento por quintiles y no por la vía de los impuestos, de lo cual puede colegirse que Bachelet es el “mascarón de proa”, que esconde a los Escalona y Cía.


Rafael Luis Gumucio Rivas

02/05/2013

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