El Mono Long fue siempre un mono embaucador y picado. Embaucador, porque trataba de convencer a los monos más pobres de la selva que ellos estaban viviendo en Jauja. Y picado, porque le dolía mucho que otros monos fuesen más apreciados que él.
Al Mono Long los habitantes de la selva lo encontraban rallely (así le llaman en la selva a los monos cucú) porque decía muy serio que hablaba con los monos muertos, pero a él no le importaba: seguía hablando incoherencias y sacando pecho. Se creía fortacho.
El Mono Long decía que se llamaba así porque sus antepasados eran gallegos y portugueses (de allí el Eira) pero todos los animales de la jungla sabían que los verdaderos ancestros de Long habían sido chilenos: el Teórico de la Depredación (con cuyo fantasma Long hablaba a cada rato) y el Viejo Capo de todos los depredadores, un machucho mono poto colorado, que en vida parecía mono de circo porque siempre andaba uniformado, y que había reinado muchos años en la selva y había muerto sin ser enjuiciado ni castigado a pesar de sus crímenes y robos.
En ellos basaba su teoría y su práctica el Mono Long, en su fantasmal teórico y en el Viejo Capo, que tanto daño habían traído a más de la mitad de la jungla.
El Mono Long siempre quiso ser, después que desaparecieron sus ancestros, el más más de todos los monos y animales de la selva. Era aún más ambicioso que Gol de la Selva y le tenía envidia no sólo porque Gol de la Selva ganaba mucha plata como limpiaculo de Jumbo sino porque Gol de la Selva, tal vez por su moñito, le ganaba lejos en las encuestas y, así, le tapaba su arremetida por ser el más más.
-¿Qué tiene Gol de la Selva que no tenga yo? se preguntaba Long y a cada rato, plátano a plátano, maní a maní, no podía dejar de pensar: “Yo tengo años en estos parajes de la jungla y Gol de la Selva recién llegó de Maipú; yo desde chiquitito le chupé las medias y le tapé sus crímenes al Viejo Capo, y Gol ni siquiera lo conoció; yo fui un mancebo del Teórico de la Depredación y Gol sólo lo vio en la tele a horas en que no le limpiaba el poto a Jumbo; yo he sido ministro al igual que Gol, y yo he hablado maravillas a favor de la Hiena de las Dos Nacionalidades aún más que Gol…¿Por qué entonces él sí y yo no?
Y siempre meditaba mientras comía su maní o chupaba su plátano ¿Por qué él y yo no, si cuando, en 1980, él solo vendía un par de tornillos y algunos clavos en Maipú yo era el mono joven que más mandaba en la universidad, nombrado a dedo nada menos que por el más criminal de todos los animales de la selva?
Hasta que una noche, en que no podía reconciliar el sueño, se le apareció de nuevo al Mono Long el fantasma del Teórico de la Depredación y le dijo:
– Long querido, despierta hijo mío, y ¡sigue a ese mono!, ¡el mono Gol de la Selva! el del moñito, que, además de hacer demagogia con los 33, anda invirtiendo muchos plátanos en las Islas Vírgenes, el paraíso de todos los monos especuladores y tramposos del planeta, de los monos que esconden allí todo lo mal avenido…porque allí limpian mucho plátano.
Entonces, el Mono Long, de allí para adelante, cumpliendo la guía de su fantasma, escondiéndose detrás de los troncos y matorrales y arriba de los más frondosos, siguió los pasos de Gol de la Selva hasta cuando éste iba al baño.
Lo sorprendió primero en Tórtola y luego en Virgen Gorda, las islitas donde más billete se esconde. Y lo vio tocando quimbombo, con un inmenso hongo que Gol hacía crujir en las tardes, como si fuera un negro del Caribe inglés.
Así comprobó que Gol de la Selva depositaba en las Islas Vírgenes, que de virgen tenían menos que la selva virgen, buena parte de los plátanos que le pagaba La Hiena por limpiarle las partes pulgosas a Jumbo, y otras cositas.
Él, que había justificado las teorías más inhumanas del Teórico de la Depredación, y que había defendido los crímenes y robos del criminal Viejo Capo sin chistar, rasgó ahora sus vestiduras y lanzó su filoso chillido:
-¿Cómo es posible que ese tití sea más que yo?¿Cómo es posible que Gol de la Selva sea más que yo cuando está escondiendo sus plátanos en las Islas Vírgenes para ganar cada vez más dinero sin hacer nada y sin que nadie lo sepa?
Todos sus monos amigos hacían lo mismo que Gol de la Selva pero a él sólo le preocupaba, en ese momento, cómo desbancar al arribista mono de Maipú.
Y lo propagó por toda la jungla: Gol de la Selva, el pagado por la Hiena, deposita para callado en Islas Vírgenes y no le cuenta a nadie. ¿De dónde pecatas mea si no es de la sacristía? ¿Y cuánto, pecatas mea, estará contando hoy día? ¿Habráse visto mono peor?
–Ohhhhhhhhhhhhh murmuraron todos los monos amigos de Gol y de Long, que hacían lo mismo que Gol pero lo tenían para callado. – ¡Cómo es posible, dígamelo usted…!
Entonces, rápidamente, al día siguiente, se reunieron los monos de la manada a la que pertenecían Gol de la Selva y el Mono Long, cuchichearon, comieron maní y después de unas horas de reunión cogieron por el lomo a Gol de la Selva y lo lanzaron a un pantano cercano, y proclamaron al Mono Long como el nuevo líder de los monos frescos y potos colorados.
Long, el más fresco y poto colorado de todos estos monos vivos.
–Me sacrificaré dijo el Mono Long.
¿Le creerán ahora los habitantes de la selva?