Según el exPrimer Ministro inglés Benjamin Disraeli, la peor de las mentiras se dan en las estadísticas. Después del escándalo del INE, es seguro de todos los chilenos están de acuerdo con el gran líder británico.
No podemos reírnos del chascarro del ministro de Economía argentino, el señor Lorenzeti cuando, recientemente, fue entrevistado por una periodista griega y, muy azorado – por el nerviosismo o, tal vez, por la ignorancia de las cifras estadísticas – respondió a la periodista que la inflación alcanzaba un 10,2%; asombrada, la periodista volvió sobre la misma pregunta y, el ministro, casi impaciente, pidió que cortaran el micrófono, y dijo al voleo que en Argentina era muy difícil pronunciarse sobre ese tema, y agregó que se retiraba. La asesora del Ministerio del ramo siguió con las evasivas diciendo que el gobierno no informaba a la Prensa local sobre el tema.
Desafortunadamente, aun cuando Piñera diga que gobierna bien y se da el lujo de criticar a otros, ha sido el peor y el más superficial de los Presidentes chilenos. El misterio sobre las cifras de inflación, medidas por el IPC, es igual o peor que en Argentina. Francisco Labbé, director del INE, repitió y amplió el desaguisado gesto del ministro argentino y, al ser descubierto, por CIPER Chile, no tuvo otra salida que renunciar – no sin antes decir las cifras del censo, efectuado en 2012, eran correctas, y que la crítica respecto a la presunta manipulación del IPC era falsa. En cualquier país civilizado, que no sea Chile o Argentina, estos errores costarían la permanencia en el cargo, al menos, del ministro de Economía y, en otros casos, incluso, el derrumbe de todo el gobierno.
Para seguir la cadena de “equivocaciones”, el director del INE, en una entrevista a los Diarios, sostuvo que “si el Banco Central se equivocaba, por qué no podían perdonarle a él un pequeño error” – una tontería similar cometió el candidato de la UDI, Laurence Golborne, al culpabilizar al directorio de Cencosud, de un abuso imperdonable contra los consumidores -.
En sólo dos días hemos asistido al deplorable espectáculo del derrumbe del candidato de la UDI, por abusar contra los ciudadanos, y la completa pérdida de la fe pública, no sólo en el plano nacional, sino también mundial, por una presunta manipulación de los datos del censo y del IPC, especialmente. Es tan grave la situación que el subsecretario de Economía tuvo que entregar a la Fiscalía toda la información y, a su vez, la PDI incautó las computadoras del INE para la investigación, que puede terminar, si así lo amerita el caso, en una formalización.
Según Macarena Alcérreca, asesora del director del INE – de confesa militancia de derecha – en el reciente censo fueron entrevistados 15.800.000 personas y no 16.600.000, como lo afirmó el director. Ella sostiene haber representado al señor Labbé sobre la inconveniencia de dar cifras aún no corroboradas. Hay entre 600.000 y 800.000 hogares no visitados, según algunos especialistas. Un técnico, entrevistado por la televisión, sostuvo que pudiera haber un margen de error hasta de un 20%. Como estas cifras pueden ser discutibles y un poco exageradas, esperemos que la justicia se pronuncie, respetando ahora la presunción de inocencia del renunciado director y sus colaboradores directos.
Ahora, si resulta verdadero que el IPC está errado en un cero coma cuatro, la situación sería aún más grave, pues este indicador decide toda la política económica y financiera de un país. Por ejemplo, el valor de la UF, que determina el pago de los créditos, arriendos, cuentas, matrículas, y otros, además, sirve al Banco Central para fijar el valor de la tasa de interés, que es fundamental para la oferta de deuda del país, los créditos hipotecarios, etc. En lo social, sirve para discutir el sueldo mínimo y es la base para la ficha CAS, que contabiliza a los pobres.
Un país que miente sobre inflación pierde toda credibilidad en el mercado neoliberal hegemónico en el mundo.
El diputado Lorenzini declaró estar dispuesto a no dar su voto a proyectos del gobierno, como el salario mínimo, mientras no se aclare esta grave situación.
Si sumamos el escándalo de la Ficha CAS, este nuevo “error” viene a sumarse a la cadena de torpezas debido a la prepotencia y exitismo, propio de esta “nueva forma de gobernar”. Pienso que Sebastián Piñera ha cavado la tumba de la derecha superando, de lejos, a Jorge Alessandri, que logró la destrucción elector de liberales y conservadores.
Rafael Luis Gumucio Rivas
27/04/2013
(Para las cifras estadísticas remitimos al lector a la entrevista a la señora Macarena Alcérreca por parte del CIPER Chile).