Y resulta que los terroristas y asesinos de Boston, aquellos que hicieron detonar explosivos en la meta de la reconocida maratón de la ciudad estadounidense, no eran talibanes, ni palestinos, ni coreanos comunistas. Tampoco eran iranís, ni cubanos, ni agentes del venezolano presidente Maduro. Al parecer estos terroristas no comulgaban con las causas del “eje del mal”. Se trataba de dos jóvenes hermanos, de 19 y 20 años, nacidos en Chechenia, pero educados y “culturizados” en el país de Superman.
Una vez más la juventud americana da un autogolpe a su multicultural país. Ya hace no mucho un joven disfrazado como villano de batman, ingresaba a una sala de cine y metía balazos a la inocente audiencia. A esto se suma la decena de atentados en colegios y escuelas, donde la mayoría de las veces, jóvenes gringos han usado armas para ejecutar despiadadas cacerías.
Y es que una nación que vive amenazada por los fantasmas de países que van contra la avasalladora cultura del capitalismo. Un país que sueña con ataques de misiles nucleares, bacteriológicos o aviones kamikazes. Un país que ha encargado a Hollywood inventar las peores pesadillas, como ensayo de lo que seguramente algún día se volverá realidad. A ese país no le pidan sanidad mental. Estados Unidos debe ser el imperio más demente de todos los tiempos.
No pretendan justificar el libre porte de armas como símbolo de libertades individuales. Tampoco vengan con que estos atentados son casos aislados y no opacan a una cultura que ha sentado las bases de un mundo mejor. Menos me compro aquella predica que nos dice “el capitalismo gringo es preferible a los arcaicos regímenes europeos o a los dogmatismos árabes”. Hoy el principal enemigo de USA es USA. Son esos beavis and buthead de veinte años, llenos de coca cola, mantequilla de maní y canciones de Metallica. Ellos crecieron en una sociedad mayoritariamente evangélica y conservadora. Ellos también crecieron al ritmo de Wall Street, Clint Eastwood y el pentágono. ¿Qué mezcla espera que salga de esa juguera ideológica? Esa mezcla es el presente y futuro de un país que lleva el timón cultural del mundo actual.
Lo anterior no es menor amigos del patio trasero. La cultura yanqui tiene que ver mucho con nosotros. Nuestros líderes se van a educar y perfeccionar a las aulas del tío Sam. Es en esas aulas donde se enseñan lo manuales de economía, política, periodismo y publicidad que luego son usados para gobernar a países como el nuestro. Países admiradores de Rambo, Superman, Milton Friedman y el FMI. Por eso cada vez que usted vea a un presidente, ministro, subsecretario o funcionario del banco central con PH o MBA de alguna universidad gringa, sabrá que en esa cabeza hay un pedazo del país demente.
Reconozcamos de una buena vez que el Chile pos Pinochet ha sido admirador y copión de un país de pendejos enfermos de la cabeza. En hora buena la cultura latinoamericana y europea aún nos da la mano y mantienen relativamente sanos. A los admiradores de USA les carga el estado y todo lo que huela a colectivo. A ellos les agrada el vértigo, la tontera, el individualismo y la chatarra. Nuestro verdadero enemigo interno es aquel que enseña y predica la cultura de una decadente y nihilista juventud americana. Bang! Pow! Crash!
Por Cristian Zúñiga
@planetazuniga
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