El presidente Barack Obama admitió que las autoridades estadounidenses están totalmente sin pistas en relación con las explosiones de Boston, que causaron dos muertos y casi 100 heridos. En una alocución de tres minutos desde la Casa Blanca, el jefe de Estado se abstuvo de mencionar la palabra terrorismo y dijo que “aún no tenemos las respuestas, no sabemos quién lo ha hecho”.
“No tenemos toda la información, sabemos que muchas personas han sido heridas. Seguimos en fase de investigación para determinar responsables tras las explosiones en el Maratón de Boston”, comentó el mandatario.
En una breve comparencia ante reporteros, pero sin responder preguntas, Obama señaló que “no sabemos quien ha hecho esto y tampoco por qué, pero tan pronto lo sepamos le caerá todo el peso de la justicia”.
También la policía de Boston reconoció que no tienen a nadie en custodia ni sospechosos en la principal línea de indagaciones. Unas 80 personas permanecen hospitalizadas como consecuencia de las detonaciones, indicó la cadena CNN.
El gobernante no trató al incidente como un acto de terrorismo. Lo calificó de una tragedia y apuntó que no es momento de partidismo entre demócratas y republicanos, sino de acelerar las pesquisas federales.
Un reportero de NBC News sugirió que una organización norteamericana de extrema derecha podría ser la responsable por estos ataques aparentemente vinculados al asedio del gobierno contra un refugio davidiano en Waco, Texas, en 1993, según dijo.
Un vocero del Departamento de Seguridad Interior afirmó que fue un atentado bien planeado y mejor coordinado. Entre los fallecidos está un niño de ocho años.
Informes de televisión aseguran que se reportaron lesionados de gravedad con posibles amputaciones de brazos o piernas.
Otras ciudades como Nueva York, San Francisco, Los Angeles y Washington DC aumentaron el nivel de vigilancia policial y el ambiente de tensión mediática recuerda los momentos posteriores a los ataques del 9/11 en 2001.
Los dos bombazos se sucedieron en la tarde de este martes, 40 minutos después que comenzaran a arribar a la meta los primeros corredores de una maratón internacional en la que participaron 27 mil competidores.
Según el medio digital Boston.com, la policía halló otro artefacto sin detonar en el Hotel Mandarín, y ejecutó una explosión controlada en la esquina de 600 Boylston, cerca de la librería pública de la comunidad Copley Square.