Noviembre 23, 2024

Violencia, corrupción y censura

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El connotado periodista deportivo Felipe Bianchi denunció días atrás, en el noticiario central de Chilevisión, que un periodista que trabaja en TV había sido víctima de extorsión al tratar de publicar un libro sobre las vinculaciones que existirían entre las barras bravas del fútbol y los partidos políticos. Y que producto de dicha extorsión el libro no se había publicado. En cualquier país mínimamente democrático y donde funcionase el Estado de Derecho aquello hubiese causado un gigantesco escándalo. En Chile no pasó nada…

 

 

Lo anterior se agrava si consideramos que por muchos años dichas barras se han “apoderado” de los estadios provocando que decenas de miles de familias también -hace muchos años- hayan abandonado la asistencia al fútbol profesional como panorama normal de recreación. Se han aprobado leyes rimbombantes y se han efectuado anuncios espectaculares ¡desde comienzos de la década de los 90!, para seguir todavía con el problema sin solución.

 

La indolencia de las autoridades ha llegado a tal grado que en diversos comentarios periodísticos de prensa, radio y TV cada vez se insinúa con más fuerza la tesis de que existirían los vínculos que se habrían pormenorizado en la publicación censurada y que ello explicaría dicha indolencia. Parecería que el vaso ya se está colmando y el agua comienza a desbordarse inconteniblemente. Recordemos que el año pasado, cuando el problema de la violencia en los estadios llegó a un punto particularmente álgido, el diputado del PDC Gabriel Ascencio efectuó una denuncia en forma de insólita “advertencia”: De que se cuidaran los diputados que estaban investigando el tema porque el tristemente célebre líder “garrero” de Colo Colo, “Pancho Malo”, podía hablar…

 

Y en la semana pasada en una entrevista a Carlos Caszely –el más famoso jugador histórico del club albo- efectuada por El Mercurio, él señaló textualmente: “Yo creo que si ‘Pancho Malo’ (Francisco Muñoz, ex líder de la Garra Blanca) habla (Gabriel) Ruiz-Tagle nunca más regresa al club”. ¡Se estaba refiriendo nada menos que al actual subsecretario de Deportes; y ex presidente de Colo Colo!

 

Además, Caszely agregó, respecto de si había actualmente una relación entre ambos que “papeles no tengo, pero tengo ganas de irme a Buenos Aires y, con grabadora en mano, preguntarle a ‘Pancho Malo’ quién le daba dinero para las actividades de la ‘Garra Blanca’, por qué está hoy viviendo en Argentina y quién le costea su estadía. Haría un libro con eso. Estoy a punto de convencerlo a dar esa entrevista” (El Mercurio; 7-4-2013). Tampoco esta publicación causó algún revuelo…

 

Este cuadro no puede ser más deprimente para nuestro país; ya que todo indica que la violencia endémica en el fútbol ha estado asociada a corrupción política; y que este fenómeno no ha merecido la atención debida de los medios de comunicación ni del conjunto de las instituciones nacionales. La buena noticia es que pareciera que el cerco comunicacional respecto de este tema se está rompiendo; aunque todavía falta mucho para su real esclarecimiento. La falta de una reacción pública condigna ante las denuncias de un diputado como Gabriel Ascencio; de un connotado periodista como Felipe Bianchi y de uno de los mayores referentes del fútbol chileno como Carlos Cazsely, nos revelan las carencias aún existentes.

 

 

 

 

 

 

 

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