Noviembre 23, 2024

Desde Colombia: Las raíces históricas del actual conflicto armado

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En febrero de 1948 el líder popular Jorge Eliecer Gaitán encabezó una multitudinaria manifestación que en completo silencio recorrió el centro de la capital y terminó con la lectura de la “Oración por la paz”, un llamado en el que se pedía al gobierno conservador de entonces poner fin a la guerra civil que desangraba al país y estaba orquestada directamente desde las instancias oficiales. Poco menos de dos meses después, el 9 de abril, un sicario le asesinó a tiros provocando un alzamiento popular en todo el país que la tradición llamaría desde entonces “El Bogotazo”. Carentes de dirección y de líderes el levantamiento fue sofocado sin que se sepa a ciencia cierta cuántos miles de hombres y mujeres humildes fueron acribillados por las fuerzas militares.

 

Las raíces históricas del actual conflicto armado en Colombia se pueden encontrar fácilmente en aquellos acontecimientos. Seguramente es más que una anécdota que luego del asesinato de Gaitán, en una pequeña localidad de la región andina un adolescente que ve a parte de su familia asesinada por las huestes oficiales y los paramilitares de entonces se ve impelido a buscar refugio en las montañas formando guerrillas campesinas para salvar su vida. Se llamaba Pedro Antonio Marín, nombre que luego cambiaría por el de un dirigente sindical comunista asesinado por la policía en Bogotá, Manuel Marulanda Vélez. El mismo se volvería luego militante comunista y pasaría a la historia del continente como uno de los líderes agrarios más destacados y al que todos conocemos con el sobrenombre de “Tirofijo”.


El próximo martes 9 de abril cientos de organizaciones populares desfilarán de nuevo por Bogotá y por muchas otras ciudades y aldeas del país en una nueva “Marcha por la paz” y con la misma exigencia de entonces: el fin de la guerra civil. Esta vez el mensaje no va dirigido a un gobierno de corte fascista como aquel entonces sino precisamente a uno que ha aceptado dialogar con los guerrilleros y se ha comprometido con el país a encontrar una salida negociada del conflicto.


La marcha será un apoyo decidido a los diálogos del gobierno y las FARC-EP, exigiéndoles que no se levanten de la mesa de conversaciones hasta no llegar a un acuerdo de paz. Se pide igualmente al gobierno que acepte una tregua y que se adelanten ya medidas de humanización del conflicto además de sumar al proceso a los demás grupos guerrilleros que aunque han manifestado públicamente su disposición al diálogo aún no han recibido noticia alguna del ejecutivo.


El momento es particularmente delicado pues al parecer en La Habana las autoridades y los insurgentes ya han concretado acuerdos sobre la cuestión agraria y se aprestan a finales de este mes a debatir el segundo punto de la agenda pactada, la reforma política. Contra estos avances la reacción de la extrema derecha ha sido especialmente dura y se teme que los intentos por sabotear estos diálogos se multipliquen. Si las cosas no marcharan razonablemente bien esta reacción casi histérica de los sectores más belicistas de la extrema derecha no se hubiese producido. Pero por eso mismo es necesario que no solo en Colombia sino en todo el mundo se produzcan manifestaciones de apoyo al proceso de paz y en concreto a la “Marcha por la paz” del próximo 9 de abril.


Nunca estuvo tan cerca una solución política al conflicto armado en Colombia. Por ello, todo gesto de apoyo será una muestra de solidaridad con las gentes de este país andino que soportan una guerra cuyo balance no puede ser más dramático: más muertos, ejecutados, desaparecidos y torturados que la suma de las víctimas de las dictaduras militares del sur del continente; millones de desplazados (primer o segundo país del mundo en desplazados según la ONU); millones de hectáreas de tierra arrebatadas violentamente por los terratenientes a los campesinos; miles de dirigentes sindicales, defensores de derechos humanos y activistas sociales asesinados por la fuerza pública o por grupos paramilitares; índices de pobreza que afectan a casi el 65% de la población y un 15% de gentes en la miseria total, todo ello en contraste con el grosero atesoramiento de riqueza en manos de unos pocos.


Una voz por la paz, multitudinaria y festiva recorrerá Bogotá y muchos lugares más de la geografía colombiana el próximo martes 9 de abril. Será una marea humana que con esta acción busca apoyar los diálogos de paz en Cuba y recuperar calles y plazas para las mayorías, sometidas durante tantos años al silencio.


Jorge Eliecer, el “indio” el “negro” como le llamaba la oligarquía de entonces a modo de insulto, estará en espíritu este martes en Bogotá junto con las mayorías populares que abogan por una salida civilizada del conflicto armado. La voz de Gaitán estará allí presente en la memoria de todos, con su lenguaje directo, su discurso comprometido, su palabra encendida y su consecuencia de llegar hasta el final en defensa de la dignidad de los de abajo y la paz para todos.

 

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