Roxana Miranda es la candidata presidencial de los movimientos sociales en lucha. Viene liderando peleas contra la miseria desde el liceo de un barrio empobrecido de Santiago. Pero donde cobró mayor notoriedad fue en las acciones directas tras la demanda por ‘una vivienda a precio de pobre’, el enfrentamiento contra los bancos y las políticas antisociales de los administradores del Estado en materia habitacional. Se domicilia en una población calificada de ‘peligrosa’ y su candidatura, lejos, es la que cuenta con menos recursos para enfrentar las elecciones presidenciales nacionales del próximo 17 de noviembre de 2013. Su comando de campaña funciona en un solidario sindicato de trabajadores tercerizados. Como tiene cuatro hijos adolescentes, al fin de las largas jornadas en medio de conflictos sociales de todo el país, Roxana llega a ordenar su casa ‘con un sentimiento de culpa grande porque los dejo solos mucho tiempo. Es difícil’.
-A 7 meses de las elecciones presidenciales en Chile no sólo va como candidata mujer Bachelet. Estás tú. A riesgo de parecer marciano, ¿Cuáles son las diferencias sustantivas entre tu candidatura y la de Bachelet?
“Ella representa al empresariado y al capitalismo. Yo soy una pobladora común y corriente puesta por decisión colectiva en una situación especial. Más que una candidata del pueblo, nosotros decimos que es el pueblo y su movimiento concreto el que entra a disputar en el terreno electoral. Y lo hacemos porque la madurez de los distintos movimientos sociales y todos juntos, también expresa nuestra vocación de poder a través de esta forma de lucha. La gran distancia con Bachelet es que nosotros somos parte de las grandes mayorías excluidas y abandonadas, los siempre usados como conejillos de indias para las políticas de los que mandan. Para esos pocos, sólo somos clientes, consumidores todos los días y cantera de votos cuando hay elecciones.”
-Los trabajadores y el pueblo de Chile ya tuvieron un gobierno de Bachelet entre el 2006 y el 2010. ¿Qué puede ofrecer de nuevo ahora?
“Más que ofrecer, Bachelet es el comodín entre la Concertación y la derecha tradicional. Bajo su administración profundizó las privatizaciones, criminalizó y reprimió a los pueblos indígenas, a los estudiantes, a los que luchamos por una vivienda digna, es decir, a todos quienes levantaron cabeza para reivindicar sus derechos. Fue el período en que más termoeléctricas atentatorias contra nuestro hábitat y nuestras vidas se aprobaron. Se incrementó el precio de las mercancías básicas. Al final de su administración, ella lanzó un bono único, ridículo y populista de $ 40 mil pesos (USD 84) por carga familiar, pero no fue suficiente ni para esmaltar superficialmente la mala vida de los chilenos.”
-Ante la crisis evidente de representación y credibilidad del sistema de partidos políticos, Bachelet aparece como una salvadora caída del cielo…
“Esa es la estrategia de su campaña. Frente a la simpatía de los liderazgos latinoamericanos populares, como lo fue Chávez y lo es Evo Morales, que arrancaron de crisis sociales, grandes luchas y descrédito de los viejos partidos, los asesores de Bachelet copian la forma.”
-La derecha tradicional se autodestruye extrañamente, dándose por derrotada, comportándose, en el fondo, como facilitadora para que gane Bachelet…
“Exactamente. ¿Por qué la derecha tradicional y sus medios de comunicación no descargan todos los errores, hechos de corrupción, muertes y políticas antisociales que ejecutó Bachelet durante su primer mandato? Porque ella les sirve para sus intereses. En la campaña, probablemente, le harán algunas acusaciones ‘de cortesía’ para parecer oposición y más nada. Otro aspecto de su campaña tiene que ver con ligar su imagen pública a una especie de ‘madre de la patria’, contenedora y acogedora.”
“UNA ALTERNATIVA UNITARIA DESPUÉS DE TANTO TIEMPO DE DISPERSIÓN”
-Como luchador social y periodista, para mí Roxana, tú eres la Salvador Allende del siglo XXI en Chile, actualizada e independientemente de las diferencias formales y contextuales. Tú manifiestas el proyecto político amplio de muchos que luchan de distintos modos desde el anticapitalismo y el antiimperialismo para dar los pasos necesarios hacia una sociedad postcapitalista, una sociedad otra, radicalmente democrática y humanista. Hace poco, a través de una carta pública, invitaste a otros candidatos presidenciales del progresismo que están a la izquierda de la Concertación para saldar en una primaria abierta y democrática al candidato definitivo que tercie en el duopolio. ¿Cuál ha sido la respuesta?
“Nosotros continuamos impulsando esta propuesta y convergencia, pese a los egos tremendos que hemos debido enfrentar lamentablemente (yo los llamo ‘ombligos con piercing’). Me parece que algunos de ellos simplemente no están preocupados de los intereses de las grandes mayorías y por eso no les interesa ir a unas primarias populares e incluso pretenden bajar candidatos ‘por secretaría’, acudiendo a las clásicas políticas pequeñas que tanto mal le han hecho a la sociedad chilena. ¿Cuál es el temor de medirse a nivel nacional, masiva y participativamente?”
-Si tú perdieras esas internas, ¿estás dispuesta a abandonar tu candidatura?
“Por supuesto. Sin embargo, hasta el momento, las reacciones han sido egoístas. Si queremos que el pueblo mande en el país, naturalmente queremos que el pueblo en lucha, protagónicamente, construya su programa y elija a su candidato. Más allá de la propia izquierda, en términos convencionales, deseamos que el conjunto de los luchadores y luchadoras sociales, trabajadores, pobladores, estudiantes y pueblo hagan propio este proyecto para enfrentar al duopolio dominante. Mi candidatura en ningún caso se restringe a los miembros del Partido Igualdad, que ya es un compuesto de organizaciones diversas. Por eso mismo, cada día que pasa siento una responsabilidad mayor y no es posible ni políticamente ético farrearse la creación de una alternativa unitaria después de tanto tiempo de dispersión.”
LA CONSTITUYENTE SOCIAL
-¿Cuáles son los pilares centrales que tú encarnas hacia la creación de una sociedad nueva?
“La transformación de la Constitución de la dictadura mediante una Constituyente Social, donde la gente la discuta, elabore y sancione. Y las propuestas elementales son el fin al lucro en la educación y establecer su gratuidad y excelencia; el fortalecimiento y superior presupuesto para una salud pública de calidad y el fin de las Isapres; una seguridad social solidaria que le permita vivir a nuestros jubilados con dignidad y, por tanto, el fin de las AFP; la condonación de la deuda habitacional social; un transporte colectivo económico y amigable; la democratización de los medios de comunicación; la regulación y supervisión de la propia gente. Derechos sociales garantizados y un salario mínimo de $ 450 mil pesos (USD 950) ya son un inmenso avance frente a tantas desigualdades e injusticias. Por lo menos para no vivir angustiado ( http://alainet.org/active/39525&lang=es ) como se vive ahora producto del endeudamiento, la inseguridad laboral y la incertidumbre.”
-¿Y qué ocurre con otros ámbitos que caracterizan la actual fase del capitalismo del despojo y la especulación financiera?
“Una Constituyente Social, sin duda, cautelaría los recursos naturales hoy arrasados por las transnacionales. Existen en Chile muchas agrupaciones de ambientalistas consecuentes. El especialista Héctor Kol (http://www.mapuexpress.net/content/publications/print.php?id=3345 ) ha dicho que quedan peces para pocos años más porque los empresarios de la pesca de arrastre ni siquiera se han preocupado de renovar las especies. Lo mismo ocurre con los bosques nativos y el agua, que usada para el relave de la gran minería se está convirtiendo dramáticamente en un bien escaso. Y está pendiente una reforma agraria de acuerdo a las necesidades alimentarias de todos y las formas que demanda la no destrucción del suelo.
Ahora bien, yo me imagino un país de personas que no buscan el lujo, sino que quieren dejar de sufrir enfermedades de salud mental y otras devenidas de la explotación y la desesperación. Una población que quiere vivir tranquila y con dignidad.”
“ESTAMOS DISPUESTOS A DAR LA VIDA POR NUESTRA CAUSA”
-Al interior de las izquierdas hay todavía debates que contraponen la lucha electoral a las luchas sociales directas y a la construcción del poder popular. Entre las fuerzas que te acompañan, muchas vienen de las que hace un tiempo sostenían ese aparente antagonismo y otras fuerzas son eminentemente de base, locales, comunitarias. Y están las políticas. ¿Cómo se resuelve esa vieja discusión en torno a tu candidatura?
“Yo me formé en la lucha directa. Ya olvidé la cantidad de veces en que me golpearon, estuve presa y procesada. Obtuvimos conquistas parciales dadas las relaciones de fuerza que existen en Chile. Siempre desde abajo, ahora queremos disputar en el territorio político de los poderosos, pero sin transar nuestros intereses, principios y propuestas como mayoría vapuleada. La legalidad es un puño más de lucha para nosotros. Las distintas formas de lucha se potencian entre sí, no se anulan. Si ganáramos y fuéramos por la renacionalización del cobre, ¿tú crees que los dueños de todo cederían el principal recurso del país así como así? Jamás. Eso se logra con enormes fuerzas sociales en lucha. Hoy el movimiento social tiene política y autonomía; independencia de los poderosos y vocación de poder. Ya no nos conformamos con migajas. Y estamos dispuestos a dar la vida por nuestra causa, porque sólo el pueblo es capaz de defender sus propias conquistas.”