Fernando Vallejo va a contracorriente. Mientras millones de personas celebran la llegada del Papa Francisco al Vaticano, el escritor colombiano se desmarca.
Provocador, Vallejo esgrime su afilada pluma en esta entrevista vía correo electrónico sobre los nuevos vientos que soplan en la Iglesia católica.
¿Piensa que acertaron los cardenales al elegir como Papa a Jorge Bergoglio, jesuita y latinoamericano, un hombre que hace bromas e inclina la cabeza con humildad ante los fieles?
Sí, bromas muy bobas, para que se rían los estúpidos. ¡Qué podía salir de un cónclave de travestidos sino otro! Alimañas travestidas de santidad. Y sí, jesuita, la secta de los lacayos papales. Ignacio de Loyola la fundó para que defendieran al papa. Ahora tienen uno de los suyos ahí adentro para que los defienda del Opus Dei.
¿Le parece un buen mensaje que Francisco se muestre como un hombre sencillo, que pide acercarse a los pobres?
¡Cuál sencillo! Viaja en jet. ¿Por qué no viaja a pie descalzo como Francisco de Asís, o cruza nadando los mares?
Usted dedicó un libro a probar la naturaleza criminal de la Iglesia a lo largo de los siglos, ¿con qué actos cree que podría aún redimirse?
Más fácil redimimos a Luzbel.
¿Qué actitud considera que debe asumir el Papa con los sacerdotes pederastas y los superiores que los encubrieron?
¿Qué es “pederasta”? ¿El que tiene debilidad por los niños? Entonces Cristo es el más grande de ellos porque dijo: “Dejad que los niños vengan a mí”. ¿Para qué los quería? ¿Para llevárselos a su Reino de los Cielos a cantar con los angelitos? Les hubiera dado plata a sus papás para que los educaran bien y les enseñaran a no comerse a los animales. ¡Pero qué! Él comía pescado. ¿No ve que cuando resucitó pidió pescado? ¿No se les hace una crueldad inmensa sacar a un pobre pez del agua para que se asfixie en la atmósfera de la Tierra y después comérselo? Si Cristo era el Hijo del Padre, ¿por qué no le pidió a su papá, el Todopoderoso, que enmendara la obra tan chambona que hizo al crear el mundo y que en adelante el ser humano no tenga necesidad de comer?
Católicos y no católicos estuvieron pendientes del Cónclave, ¿a qué atribuye la fascinación que despiertan estos rituales?
A la desocupación de la humanidad. También ven el mundial de fútbol.
Algunos analistas ven en Francisco al sucesor de Juan XXIII, confían en que pueda reformar la Iglesia, ¿cree usted posible que se produzca una “primavera vaticana”?
El que se nos viene encima es el verano vaticano con los siete mil millones de bípedos sabios que hoy hay sobre la Tierra y que están produciendo con sus emisiones, físicas y fisiológicas, el derretimiento de los polos y el calentamiento planetario.
¿Eso significa que no está usted dispuesto a darle una oportunidad al nuevo Papa y moderar su espíritu hereje?
Qué más oportunidad que los dos milenios que han tenido estos travestidos de hacer el bien, durante los cuales han convertido a su Iglesia en la más grande empresa criminal que haya conocido la Historia. Aquí te va un apurado recuento: la persecución durante todos esos siglos a los judíos acusándolos de haber matado a Cristo (uno que ni existió), las cruzadas contra los musulmanes y contra los propios correligionarios como los albigenses, la destrucción de las civilizaciones indígenas de América, la Inquisición, el Índice de Libros Prohibidos, el contubernio con Mussolini y con los nazis, la oposición a la libertad de conciencia y de prensa, la oposición a la ciencia, y en los últimos tiempos la oposición al control natal en este mundo superpoblado. Durante los veintiséis años del pontificado de Wojtyla, el papa polaco, se le subieron a la población mundial dos mil doscientos millones. Si éstos no son crímenes no sé cuáles sean.
¿Cuál es su mensaje a los ateos del mundo ante esta avalancha de espiritualidad vaticana?
Los ateos no necesitan mensajes. Los necesita este rebaño estúpido de carnívoros que se tragan semejantes cuentos. ¡Espiritualidad! ¿Habrá mucha espiritualidad en los mataderos? ¿Y ha levantado la Iglesia su voz, una vez siquiera, para condenar la matanza de los animales? ¿Y que se los coman, para convertirlos en excremento, sus mansas ovejas?
El Papa Francisco bendijo a un perro hace pocos días, y rehusó usar la capa de armiño tradicional, ¿lo considera un gesto de respeto hacia nuestros prójimos los animales?
Ese travestido no ha tenido jamás una palabra en defensa de los animales. Ahora descubrió a san Francisco, que no sabe ni quién era pues él es jesuita, de la secta de Ignacio de Loyola. Francisco de Asís es una de las más grandes mentiras del cristianismo, casi tanto como la de Cristo. ¿Que quería a los animales? Entonces, ¿por qué en el reglamento de su orden se permitía comérselos excepto los días de ayuno que mandaba la Iglesia? Decía “hermano lobo”, pero también decía “hermano Sol” y “hermana Luna”. El Sol y la Luna no pueden ser nuestros hermanos porque son cuerpos inertes, sin vida, que no sienten. Los lobos, en cambio, sí. Mezclar las tres cosas es una marihuanada. ¿Y que dio sus riquezas a los pobres? ¡Claro, porque no las hizo él mismo con el sudor de su frente! Se las dieron sus papás. Está como Chávez que se dio a repartir el dinero del petróleo venezolano entre sus votantes y unos cuantos países de mantenidos como Cuba, para que lo aclamaran. El petróleo venezolano no lo produjeron los venezolanos que son más perezosos que los colombianos: lo produjo la descomposición de plantas y animales en las entrañas de la Tierra durante doscientos millones de años.
Contra el olvido
En 2007, Fernando Vallejo publicó La puta de Babilonia, un documentado ensayo escrito en primera persona sobre los crímenes y abusos cometidos por la Iglesia a lo largo de los siglos. Tras su aparición, algunos lectores pidieron orar por el alma del escritor, pero nadie negó el rigor histórico de su obra.
Publicado originalmente por Planeta, desde mayo de 2012 La puta de Babilonia forma parte del catálogo de Alfaguara. En su libro, Vallejo hace un recuento de las malas acciones de los Papas y denuncia el olvido de los animales en los textos sagrados.
* Fernando Vallejo es autor de “La puta de Babilonia”, un documentado ensayo sobre la Iglesia.