Reiteradas encuestas dan como futura presidenta a Michelle Bachelet, pero, a juzgar por las movilizaciones pasadas, estudiantes, pobladores y trabajadores dicen exactamente lo opuesto. De volver en gloria y majestad, ¿cómo sería eso?
Una primera duda sería el comportamiento de los estudiantes. Una cosa son las encuestas y otra no menos importante, la reacción de quienes han logrado remover el piso del sistema político.
Es cierto que a los estudiantes aun les falta decisión para luchas de mayor envergadura, pero hasta aquí, han sido los únicos que han dejado sin habla a todo un sistema que se creía invulnerable. Es justo decir que en el caso de la ex presidenta, su mudez ha sido por cuestiones de táctica
Recordemos que el año 2006, ofreció cambiar la LOCE, y promulgó la LGE. En una voltereta digna de encomio, traicionó a los estudiantes y la cosa terminó peor de lo que estaba. Y no hay universitario que no sepa que durante su gestión se perfeccionó el sistema que terminó de privatizar toda la educación. Es posible advertir que las movilizaciones en ese escenario, serían aún más agudas y terribles.
Tampoco serían muy distintas las políticas a aplicar. Como se sabe, un sistema como éste no acepta remezones radicales, ni ataques de coherencia ideológica. Los grandes empresarios, tampoco. Habrá una continuidad de las políticas que se vienen aplicando desde que Aylwin definió que lo que correspondía era hacer las cosas sólo si se podían.
Quien crea que en un hipotético gobierno de Bachelet se van a corregir aquellos espantos que se han agudizado con Piñera, se equivocan. Seguirá habiendo lucro en la educación, la salud, las carreteras, las cárceles, los goles del domingo y en todo aquello a lo que se le pueda sacar una alita.
Se cooptarán dirigentes sociales para el efecto de tranquilizarlos mediante puestos o financiamientos grises o derechamente negros. Los mandos militares estarán de plácemes con el futuro ministro socialista o PPD que va a seguir metiéndole dinero a un complejo militar que debería avergonzar.
Las Fuerzas Especiales de carabineros, ahora con más y mejores equipos, gozarán de toda la impunidad que han gozado para reprimir de manera cobarde y criminal al que intente reclamar. Y seguirán disparando a todo lo que huela a indio alzado en el sur.
Para el efecto de elegir a su gabinete, la doctora Bachelet no tendrá un universo muy amplio de donde tomar. El listado de militantes de los partidos que la apoyan no ofrece un abanico muy nuevo y veremos muchas de las mismas repulsivas caras de antaño
Lo único nuevo sería ahora la inclusión de militantes comunistas que ocuparían uno o dos ministerios, pero que no durarán mucho en sus funciones. A menos que decidan definitivamente considerar a las movilizaciones y a los movilizados como provocadores del imperio.
La Concertación es la suma de todas las ambiciones. Sus más importantes cuadros han pasado por esta parte de la historia al amparo de una buena situación económica y de un buen posicionamiento social. Los managers del retorno de la ex presidenta, jamás han sabido lo que es pasarlo mal, porque hasta durante la dictadura se las arreglaron para ubicarse en fundaciones, organismos y países que les permitieron un buen resguardo.
Tras su retorno, no se crea que las cosas vayan a cambiar y si lo hacen, será para peor. Los trabajadores seguirán siendo los que pagan el pato y los estudiantes, ese hato de irresponsables desagradecidos que no saben lo que hacen. Los pobres, se mantendrán en sus guetos esperando que la cosa se arregle mediante la buena suerte en los juegos de azar. Y los ricos aumentarán sus fortunas con la tranquilidad que les ofrece un gobierno que mantiene el control con ofertas, maniobras y mucho agente encubierto.
Nada ha cambiado en la soberbia de los políticos de la Concertación. Quizás los más torpes de sus ex altos funcionarios tienden a cierto nivel de autocrítica, pero son arrestos de desubicación que prontamente son rellenados con largos silencios o simples mentiras.
Levantar la mística es lo que intentará el programa al que se arribe. En ese documento deberá discurrir un relato que tiene la ardua tarea de hacer que la gente olvide lo hecho y lo obviado durante más de veinte años.
Los estrategas del retorno de Michelle Bachelet estarán barajando escenarios, puliendo redacciones y tanteando ambientes. Por sobre todo, estarán midiendo si se mantiene uno de los mayores logros de la cultura imperante: la impunidad. De ser positivas esas mensuras, es de esperar que la doctora visite la zona devastada por el terremoto, se reúna con los estudiantes, vaya a Temucuicui, cruce el Puente Presidente Ibáñez y pasee por Freirina y en todos esos casos sea aclamada.
En la puerta de la sala en que se elije el papa hay un letrero: “Extra omnes”, lo que en latín significa “que se vayan todos”.