El Presidente tiene una fortuna de 2.500 millones de dólares, según Forbes. En el último año el Presidente ganó 100 millones de dólares, unos 47 mil millones de pesos, a 470 pesos el dólar, según Forbes.
Hagamos una especulación, no en los mercados, una simple especulación intelectual.
El Presidente puede (es un ejercicio intelectual básico) gastarse, entonces, 130 millones de dólares mensuales en los próximos 30 años (si supera los 90 de edad) y su fortuna no se acabaría. Más de 4 millones de dólares diarios. ¡Más de 1.800 millones de pesos diarios!
Increíble, pero cierto. Todo según Forbes. El Presidente, preocupado entre otras cosas de la desigualdad, no lo ha desmentido.
Y hay algunos pocos que podrían tener más que lo que el Presidente podría.
El Presidente ganó los 47 mil millones de pesos no por levantarse temprano. Por levantarse temprano ganó unos 85 millones de pesos en el año (lo que ganó como Presidente).
Los 47 mil millones de pesos (contados en los mismos pesos que reciben los chilenos que ganan 90 mil pesos mensuales) los ganó por los fondos en acciones y otros que le manejan al Presidente, de acuerdo al fideicomiso ciego.
No estoy proclamando la lucha de clases. No estoy por crear una fuerza política que llame a los desposeídos a expropiar al Presidente, o a otros y otras chilenos (unos pocos) que ganan aún más que el Presidente, como la señora Fontbona, la mujer más rica de América Latina y la quinta más rica del mundo.
Alguna vez pertenecí a una organización que luchó tenazmente por controlar las fortunas de unos que ganaban bastante menos, y nos hicieron charqui.
No me cabe duda que existen las clases y que el sistema capitalista imperante en el mundo y en Chile permite acrecentar las diferencias (la desigualdad) de manera exponencial.
47 mil veces más (o más), en Chile.
No 100 veces más, como entre los “ricos” que ganan 100 veces más que los “pobres”, comparación (¡valiente!) que nos entrega el INE u otro centro estadístico: cien millones en el año contra un millón en el año.
No.
47 mil o más veces más.
Mucho mayor diferencia que entre un emperador y un esclavo. Mucho mayor.
Mucho mayor diferencia que entre un señor feudal y un siervo.
Mucho mayor diferencia que entre un gran burgués y un proletario.
Los trabajadores y los consumidores del planeta son ahora miles de veces más que lo que eran (o son) los esclavos, los siervos y los primeros proletarios.
Un ingreso chileno en pesos 47 mil veces más, o más de 47 mil veces más, que muchos ingresos chilenos.
No estoy llamando a que expropien a los 10 u 11 más ricas y más ricos de Chile. No se puede hacer y, si se hiciere, no conduce a nada, o conduce a algo peor que nada: al crimen, a la dictadura, a la muerte. Generalmente de los expropiadores.
Estoy diciendo que aquí hay un gravísimo problema humano, un problema humano de la especie humana en el siglo XXI. Y llamo a meditar, si es posible, en ello. Creo que las candidatas y candidatos a Presidente de la República deben referirse a estas concretas desigualdades, ahora.
Y un problema ético y también biológico: el problema de cómo algunas fuerzas humanas han transformado la especie humana en la especie más desigual de la Tierra.
Los más pobres de la Tierra son mucho más pobres que los pobres de naciones capitalistas medianamente desarrolladas, como Chile. Su diferencia con Piñera puede ser no de 47 mil veces sino de 100 mil veces o más.
¿Soportará la Tierra esa desigualdad extrema? ¿Afectará ella a la especie misma? ¿Se puede llamar miembros de una especie a seres tan diferentes? ¿Es la desigualdad en la noósfera, la noósfera que anunciaba Teilhard de Chardin? Esa que Teilhard igualaba, como un musgo sobre la faz de la Tierra, para lo que él entendía –pobre Teilhard- como el ineludible encuentro de la humanidad con Omega?
Si se aglutinan universos de hormigas donde hay hormigas 47 mil veces más grandes y poderosas que las otras, habrá miles de millones de hormigas, un universo de hormigas, pero no una noósfera de hormigas. Eso será imposible.
¿Alfa y Omega entenderá (es uno solo) esa desigualdad humana constituida y articulada para el desastre desde hace no más de 10 mil años de los 3 millones de años que llevamos en pie y lenguajeando?
No es sólo el aire viciado, irrespirable. No es sólo el crecimiento de los mares. No es sólo la guerra nuclear y bacteriológica. No es sólo el calentamiento global que crece. Es lo que hemos llegado a hacer con eso que hemos llamado las relaciones sociales, en eso que llamamos sociedad.