Con la decisión de Chile de seguir adelante el proceso en la justicia ordinaria contra tres soldados bolivianos que cruzaron la frontera persiguiendo a 4 contrabandistas chilenos de automóviles, el caso está adquiriendo inusitados ribetes internacionales que afectan la imagen del presidente Piñera. El incidente puso resolverse hace un mes devolviendo a los soldados guarda fronteras a su país, como siempre ocurre en todo el mundo.
Los tres conscriptos presos desde el 25 de febrero rehusaron hoy una “oferta” que los medios llaman “salida negociada”, que consistía en la libertad inmediata y el regreso a Bolivia de dos de los soldados, pero un “juicio abreviado” para el tercer recluta “por posesión de arma de guerra”.
La “oferta” del fiscal Manuel Guerra fue formulada por Rodrigo Hernández, juez de Garantía de Pozo Almonte (cerca de Iquique) en un lenguaje jurídico-técnico poco comprensible para cualquier persona común y corriente, incluso chilena.
El abogado defensor Roberto Celedón fue autorizado por el magistrado para reformular la “oferta” en un lenguaje más comprensible porque un soldado en principio pareció aceptarla.
La oferta incluyó una suspensión condicional del procedimiento a los conscriptos Alex Choque (20) y Augusto Cárdenas (18), pero un “juicio abreviado” para José Luis Fernández Choque (18), supuesto portador de un fusil al ser detenido en la frontera, según la versión de Carabineros.
Los soldados, que nunca aceptaron haber cometido delito alguno y rehusaron declararse “culpables”, como les exigían las autoridades chilenas, rehusaron esta “oferta”. Llamó la atención la presencia de numeroso público que se agrupó en los alrededores del tribunal para expresar su solidaridad con los soldados bolivianos.
“Los tres estamos unidos en este problema”, dijo uno de los soldados al retirarse del Juzgado de Garantía de Pozo Almonte. Choque y Cárdenas quedaron en libertad con orden de arraigo y obligación de firmar todos los viernes en Primera Comisaría de Carabineros de Iquique, mientras el tercero, Fernández –que es primo de Choque–, quedó sometido a reclusión domiciliaria nocturna, desde las 22 horas a las 6 de la mañana.
Los soldados se alojarán en la casa de Hugo Gutiérrez, abogado de derechos humanos y diputado por la zona del Partido Comunista. El parlamentario dijo que facilitó su hogar para ayudar a distender la tensión en el caso y contribuir a una solución. “Esta causa tiene que terminar, era totalmente injusta la privación de libertad”, dijo Gutiérrez.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo esta mañana que los conscriptos “fueron sacados de la celda para trasladarlos a una más grande: el territorio de Chile”.
Consecuencias políticas
El equivocado manejo chileno de esta situación en la práctica convirtió a los tres soldados en presos personales de Piñera. El incidente, que era un asunto propio de la Cancillería, jamás debió caer en el ámbito de Carabineros ni de la Fiscalía.
Hasta ahora nadie ha explicado coherentemente qué delito cometieron los soldados que perseguían a 4 contrabandistas chilenos de automóviles y vigilaban un vehículo en lo que creían era territorio boliviano.
Lo más raro de este caso es que quienes dieron origen a todo este conflicto fueron los propios contrabandistas que denunciaron a Carabineros la presencia de los militares bolivianos en territorio chileno.
Los contrabandistas no fueron detenidos y se desconoce su identidad. Incluso existen dudas legítimas sobre la versión policial respecto a una captura en el lado chileno, en un país que bajo el actual gobierno ha conocido varios “montajes judiciales” de fiscales y policías que tras años de litigio terminan derrumbándose en los tribunales de justicia.
Dimes y diretes
Cada día que transcurre Chile se sumerge más en el lodo de este conflicto, que para Evo Morales es una venganza política de Piñera por su alocución en reclamo por una salida al mar para Bolivia en la Cumbre de Celac realizada en la misma fecha de la detención de los soldados. Llamó hoy a los soldados “rehenes políticos” de Piñera en represalia por sus reclamos de salida al mar en la Cumbre de Celac.
Los paladines más patrioteros de la política chilena están tomando parte con entusiasmo en un festín mediático descargando su ira contra Evo Morales y el gobierno boliviano. El canciller chileno, Alfredo Morales, dijo que ha operado el estado de derecho y pidió respeto a Bolivia.
Las autoridades chilenas hablan de someter a los soldados a las leyes chilenas de control de armas. Morales ridiculizó la fijación chilena en el “fusil” porque obviamente todos los guardia-frontera del mundo requieren portarlas en acuerdo con los países vecinos.
Para Morales, no se ha definido qué delito cometieron los soldados que tenían la obligación de vigilar un automóvil que era contrabandeado y perseguir a los delincuentes en un territorio fronterizo desértico que no tiene señalética.
Para el gobierno de Bolivia, las fuerzas policiales de Chile debieron colaborar en la captura de los contrabandistas en vez de detener a los tres solitarios conscriptos de 18 a 20 años que tenían la obligación de incautar un vehículo que intentó ser metido de contrabando a su país por la frontera que debían vigilar.
Evo Morales responsabilizó esta mañana a Piñera con duros adjetivos como soberbia, prepotencia, rabia. Dijo que por no colaborar con la persecución del contrabando de acuerdo a normas internacionales, “el hermano Piñera está rompiendo la diplomacia, y está llevando por mal camino al pueblo chileno; es un mal vecino”.
Las relaciones entre Chile y Bolivia están en unos de sus peores momentos en medio siglo, desde el desvío chileno de las aguas del Río Lauca en abril de 1962, bajo el gobierno de derecha de Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964), el anterior presidente oligarca surgido de las urnas antes de Piñera (dejando de lado el interregno de 17 años de Pinochet).
*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.