Noviembre 29, 2024

La Unidad Necesaria: Unidad de Intereses

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 marcha28_6La amplia lista de precandidatos presidenciales no refleja diversidad de pensamiento. Tampoco se encuentra presente la seriedad con que se debería tomar la dirección del país. Los precandidatos dan la sensación de estar mas preparados para un desfile de modelos, donde las sonrisas y color de las prendas de vestir pueden crear un impacto, pero no para la oficina que quisieran representar.

 

 

No existe diversidad de pensamiento porque cada uno de los candidatos representa directamente un sistema incapaz de dar respuestas a las necesidades de la sociedad y la humanidad, en relación a los desafíos económicos y medio ambientales. Hoy, la humanidad, por lo tanto nuestra sociedad necesita algo más que simplistas divisiones entre izquierda ,derecha o centro. Hoy la humanidad enfrenta nuevos y graves problemas que las sociedades del mundo deberán enfrentar y resolver, porque en el centro del problema se encuentra la propia sobrevivencia del hombre.

 

Por esto resulta insultante que ante este gran desafío en la que se encuentra la humanidad, los candidatos no tengan nada sustantivo que aportar y solo intenten diferenciarse o posicionarse por el lugar de nacimiento, la escuela que asistieron o simplemente auto-apellidarse “independientes” como una forma de acercarse a la militancia de la gran mayoría de chilenos. La verdad es que no existen diferencias. El candidato Golborne es algo mas liviano que el ex candidato Lavín, pero en esencia no se diferencia del candidato Orrego, Velasco, Meo o cualquiera otro.

 

Si nos imaginamos a cada uno de los candidatos como gobernante ninguno gobernaría diferente a Piñera o Bachelet. Ninguno tiene una propuesta país que implique una redistribución de las riquezas de manera que la igualdad se manifieste de manera íntegra, mediante un salto democrático de envergadura que resulte en el rompimiento de las cadenas que la atan. En otras palabras no están por el rompimiento con una constitución dictatorial ni el sistema de abuso que de allí surgió. Pero, si por una cuestión demagógica tuvieran esa propuesta país, un programa país, la pregunta sería, ¿pueden o serian capaces de llevarla adelante?, ¿o sucedería lo que no ha sucedido por mas de veinte años que una vez elegidos solo el olvido es realidad?.

 

Muchos creen que la elaboración de un programa es suficiente para depositar confianza en algún candidato o conglomerado. Pero quienes así creen están pavimentando el camino a una gran desilusión, porque a estas alturas, mas importante y revelador que un programa es la historia que lo candidatos tienen dentro del sistema de abuso del cual todos han sido parte o hecho parte. Para ellos un programa presidencial es un tramite. Una necesidad de marketing que les permite volver o continuar en el poder. Porque la verdad es que el sometimiento de los candidatos a los dueños del país es demasiado importante en el aseguramiento de sus futuros.

 

Para resumir lo anterior, podemos decir que de no existir una modificación cualitativa en la lista de candidatos sucederá que no importa quien gane la elección, habrá ganado el neoliberalismo y la vida continuara igual. Nada habrá cambiado y el abuso continuará otros cuatro años.

Ese es el desafío que deben superar los abusados por el sistema, los endeudados, los postergados de las decisiones que afectan sus vidas, los estudiantes y trabajadores en general, en fin de todos los excluidos; modificar esta realidad mediante la unidad. Reordenarse y asumir para si el poder demostrado en las calles los últimos años.

 

Unir, ordenar, asumir y ejercer dentro de una orgánica democrática el poder demostrado en las calles del país no será fácil, dirán muchos, y tendrán razón, porque de serlo hace mucho que el país contaría con diferente lideres y gobierno.

 

Pero es difícil solo si lo vemos desde el punto de vista de los partidos, organizaciones y agrupamientos políticos. Difícil porque para ellos la unidad es algo demasiado complicado de lograr. Sus diferencias pequeñas o grandes, muchas veces son mas importantes que las necesidades de la mayoría. En esto las organizaciones de la izquierda marcan una diferencia bastante grande con la clase dominante. Las diferentes expresiones de la clase dominante normalmente se están sacando los ojos, pero a la hora de velar por sus intereses no hay unidad mas férrea que la de ellos. La izquierda en cambio se preocupa de la unidad solo cada cuatro años y mas bien por necesidad que por tradición.

 

Sin embargo, la unidad resulta fácil y mas que posible, si la vemos desde el punto de vista de los excluidos, de sus organizaciones sociales y estudiantiles. Para ellos la unidad en la base no es algo extraño y lo han demostrado a lo largo de las luchas dadas en el país.

Cuando más del 80 % de la ciudadanía apoya la lucha estudiantil lo hace sin necesidad de terribles reuniones para lograr afinidad política ideológica, sino por el contrario, lo hacen por un interés común a todos que les beneficia directamente, independiente de ideologías o tiendas políticas. Esto por si solo muestra un camino de unidad. Cuando en Magallanes la población sale a la calle a defenderse del gobierno central tampoco fue difícil unirse. Tenían un interés común que hizo fácil la unidad y con ello mostraron un camino a seguir. En Calama, en Freirina etc. etc. se mostro la misma realidad y el mismo camino. En realidad las luchas a las que hemos sido parte o espectadores evidencian una dicotomía entre lo social y lo político que debe ser resuelta.

 

Hoy, por la forma que viene tomando el dibujo político eleccionario, presenta nuevas y buenas condiciones para que por primera vez en más de 20 años, pueda surgir, ojalá proclamado por y desde la base, un intachable candidato presidencial que sin ningún tipo de ambigüedad deje de manifiesto el lugar y los intereses que representa de manera que entregue confianza y logre ser una referencia y un lugar de encuentro a todos los excluidos. Pero para que ese candidato tenga éxito y no quede como una campaña testimonial mas, debemos resolver el concepto de unidad que será lo que definirá si se logra crear un movimiento amplio y de gran magnitud o solo un rejunte de los de siempre.

 

Estas nuevas condiciones están dadas porque el PC finalmente terminó en el lado de la Concertación, con quienes, lo más probable, definirán candidato. Esta cierta unidad con la Concertación a veces queda en entreveros por algunas declaraciones de Walker que teme que el PC pueda tener un pie en la Concertación y el otro en la calle (con el movimiento social). Es decir, ser gobierno y oposición a la vez. Cuesta creer una ficción como esta pero declaraciones de Camila ayudan a crear esta confusión. En realidad no se debe temer por esta unión. Preservarán las cabezas frías y los intereses partidarios de uno y otros.

 

Este cuasi acuerdo PC-Concertación hace difícil para fuerzas a la izquierda de la Concertación, y por lo tanto del PC, levantar por si solas una opción desde y para las organizaciones de izquierda tal cual las elecciones pasadas, porque carecen de el perfil que el PC por su historia tiene. El PC es una marca registrada difícil de competir porque hasta la derecha le hace marketing, porque el nombre les asusta. Ellos en elecciones pasadas agrupaban a la izquierda extraparlamentaria levantando candidaturas donde pasada la primera ronda terminaban llamando y votando por la Concertación. Hoy, ese espacio a la izquierda de la Concertación ha quedado libre a la espera de una opción, ya no testimonial, ya no solo de la izquierda, sino de todos los excluidos, para convertir el poder demostrado y recogido en las calles por las organizaciones sociales en una verdadera opción de poder. Ya no para luchar “contra” algo, sino “por” algo concreto y necesario para la inmensa mayoría del país.

 

Participar para ganar no para ser parte de un juego. Esto es posible si se logra unir los excluidos bajo sus propios términos, bajo su niveles de definiciones, que no tratan por ahora, de una definición ideológica sino una definición sobre cuestiones practicas concretas de grandes implicancias para el futuro y desarrollo de su conciencia y organización.

 

Si las candidaturas se conciben testimoniales como en el pasado, algo para propagandear un rato, no tienen sentido presentarlas, parten derrotadas y desarman los seguidores al quitarles la necesidad de actuar y trabajar con optimismo y total entrega. En otras palabras levantar candidaturas testimoniales de la izquierda, para la izquierda, no tiene sentido ideológico, ni practico, ni propagandístico, como tampoco constituye un llamado amplio a la unidad.

 

Mucho se ha estado escribiendo acerca de la necesidad de elaborar un programa de la izquierda como forma de llegar a la unidad política y a los movimientos sociales. Cada cuatro años se llega a las mismas conclusiones y se sufren los mismos fracasos y por las mismas razones. Sin embargo el programa debiera ser la ultimas de nuestra preocupaciones. El programa ya fue escrito en la calle por las organizaciones sociales en lucha. No hay que rascarse mucho la cabeza con respecto a las proposiciones o las necesidades del país. Ese no es nuestro problema. Nuestro problema es como todos los excluidos nos convocamos a partir de nuestras propias luchas y nivel de definiciones. Como vamos enlazando, encadenado las luchas que la ciudadanía esta dispuesta a dar con otras luchas necesarias a veces pre-requisito para obtener lo que la ciudadanía quiere. Pero para lo cual se necesita transitar un camino. Ejemplo, educación gratis y nacionalización del cobre. La mayoría del país pide educación gratis, pero ¿como la pagamos? ¡Idea! nacionalización del cobre y otros recursos nacionales. Pero debemos ser consientes de que va primero y que va segundo. Si pedimos nacionalización del cobre sin mas ni mas, no queda claro para que, y no hay avance en conciencia. Queda como una cuestión mas bien política que practica. Entonces nuestro problema es como lograr que las organizaciones sociales que han estado luchando los últimos años pueden llegar a tener confianza en una orgánica mas allá de la que ellos mismos representan. Como crear un movimiento donde todos se sientan participes respetados y seguros que sus luchas son las de todos. En otras palabras nuestro problema es como enfrentamos el problema de la Unidad, porque es en esto, donde se presenta la dicotomía entre los social y lo político. Este es el divorcio.

 

En realidad nuestro problema es como creamos un punto de entrada, una puerta de entrada a la política para la inmensa mayoría del país, de manera que se pueda unir lo practico a lo político. La respuesta a esto la ha dado la misma gente y se trata de luchar por los intereses que ellos definen como los mas importantes y por los cuales estarían dispuestos a formar parte de un gran movimiento o por lo menos lo considerarían si ese movimiento no los disuelve en el todo y les permite mantener su organización y su independencia para la lucha que ellos representan.

 

La anterior campaña de la izquierda a pesar de elaborar un buen programa, su candidato el Sr. Arrate, paso la mayor parte de su tiempo tratando de convencer, que el y su campaña era verdaderamente de izquierda, como si eso tuviera una gran importancia para los excluidos. Seguro tenia importancia para otros grupos de izquierda que se negaban a plegarse a su candidatura por su pasado concertacionista, pero se trataba, sin desmerecer porque trabajan mucho y duro, de pequeñas organizaciones que no tienen arraigo popular y solo movilizan pequeños numero de personas. Por lo tanto desarrollar toda una campaña para dejar contentas pequeñas organizaciones de la izquierda y por esa razón dejar de lado al conjunto de los excluidos que querían representar, suena raro, es como vivir en una burbuja. Esas campañas también han demostrado que un programa por bueno que sea no basta para movilizar la amplia mayoría de chilenos. Porque para movilizar debe existir una conexión entre programa, tipo de organización y ciudadanía, que no se da por deseos sino por cuestiones concretas.

 

La necesidad de la izquierda por crear un programa que abarque y deje contenta a toda la izquierda intentando unirla no tiene mucho sentido en el marco de lo amplio que debe ser la convocatoria y la lucha. Proponer objetivos estratégicos, esos bien lejanos, como la prioridad para unirnos no es muy aconsejable precisamente porque son lejanos, la gente no los entiende y les da la espalda. Les da la espalda porque en este estado de definiciones de la gran mayoría del país la gente no esta por luchar “contra” algo sino “por” algo. Ellos no salieron a luchar contra el lucro en las luchas estudiantiles ni fue lo que los movilizo. Esa consigna fue de la dirigencia y los sectores políticos dentro del movimiento. Porque cuando los apoderados y la gran mayoría del país salió a la calle para apoyar el movimiento estudiantil fue para luchar “por” educación gratis y de calidad, que dicho sea de paso, es la mejor forma de luchar contra el lucro.

 

No luchemos contra algo. Luchemos por algo. Luchemos por educación universal y gratis. Luchemos por salud universal gratis. Luchemos por el medio ambiente y nuestra preservación como especie. Luchemos por una política habitacional para personas y no animales apiñados, luchemos por jubilaciones digna de seres humanos en el ocaso de sus vidas. Jubilaciones de agradecimiento por todo lo entregado, no lo cotizado. Tenemos mucho por que luchar. Luchar contra algo crea enemigos. Luchar por algo crea adherentes. Especialmente cuando el programa fue escrito en la calle y nuestro papel es apoyarlo y darle consistencia. Las organizaciones de izquierda, con una mano en el corazón, no representan ni tienen influencia en el amplio movimiento social. Por otra parte, si existieran bases concretas para unir las organizaciones de la izquierda hace mucho tiempo que lo habrían hecho. No necesitan de una elección cada cuatro años para intentarlo. A su vez, en las ocasiones que han logrado acuerdos no duran mucho y se rompen con demasiada facilidad. Entonces, si bien la unidad de la izquierda es algo importante para ellos, tiene que ser vista en el amplio marco de la realidad del pueblo y no solo de la realidad de los partidos.

 

Creo que jamás se debe supeditar la unidad de los excluidos a la de los partidos, porque son los partidos que deben supeditarse a la unidad del pueblo y sus objetivos. No solo porque los partidos van siempre detrás de las luchas sociales, nunca las inician solo se acoplan, sino porque hoy, debemos levantar la candidatura de las causas de las diferentes expresiones de la ciudadanía. Pero no podemos hacerlo como lo hemos tratado de hacer en los últimos ocho años. De hecho en ocho años la izquierda no tiene nada que pueda mostrar como ejemplo en materia de unidad. El JPM que fue la máxima expresión en materia de intentos unitarios pero lo estropearon quienes vieron la posibilidad de negociar la votación adquiridas por cinco puntos que Bachelet nunca cumplió. Hoy ese mismo sector va apoyar Bachelet ya no de fuera sino de adentro. Esto obviamente no ayuda a tener confianza en los partidos.

 

Es por esto que la candidatura a levantar debe representar el todo, no solo la izquierda orgánica. Una candidatura amplia que sea capaz de unir los diferentes intereses y las diferentes luchas dadas en los últimos años. Es decir una candidatura capaz de crear un movimiento amplio e incluyente de las diferentes causas sin contaminarlas con las diferentes posturas ideológicas que en su seno existen. No quiero decir con esto que las diferentes opiniones políticas e ideológicas no deban existir porque lo peor que nos puede pasar es que todos pensemos iguales. Pero debemos definir que tipo de unidad queremos. Unidad política de la izquierda o la unidad de intereses de los excluidos del sistema. Muchos dirán que es lo mismo, pero no lo es, la unidad política de la izquierda no significa necesariamente la unidad de la ciudadanía pueblo. Pero la unidad de intereses, mas aun cuando estos intereses han sido expuestos masivamente en las calles del país, si representa la unidad del pueblo. La cuestión hoy, radica en que nos apoyamos para crear un amplio movimiento organizado.

 

La unidad necesaria para el éxito de esta posible candidatura de los excluidos es la unidad de intereses.

 

La unidad política a la cual hemos apostados elección tras elección solo ha dejado marcadas derrotas y división. La gente también se cansa cuando solo ve divisionismo y peleas por ver quien la dirige, cuando ellos han demostrado que saben dirigirse, y muy bien.

 

Nuestro problema, si resolvemos la cuestión de la unidad, es como y de que manera se puede lograr un plan de acción y una organización, tanto para las elecciones, como para el futuro. Pero debemos pensar de inmediato que no por el hecho que la gente se ha movilizado por varios años, esta se encuentra a las puertas de tomarse el palacio de invierno. No se debe confundir la conciencia y conocimientos de la gente organizada con la de la inmensa mayoría.

 

Para comenzar, hoy 5 de Enero, no tenemos la organización que nos permita agrupar los excluidos del sistema. Por lo tanto debemos pensarla y crearla. En realidad tenemos muchos gérmenes de esa organización necesaria, pero no estarán lista hasta mañana. Esto presenta un problema porque la necesitamos hoy. Es por ello que personalmente pienso que debemos levantar esta organización ciudadana usando las elecciones como un punto de enfoque, pero que debe plantear posibilidades organizativas de futuro. Esto se puede hacer a partir de un candidato presidencial, a partir de una persona probadamente honesta y respetada ampliamente, no para reemplazar las organizaciones sociales, sino, para que actué como un catalizador unitario. Para esto se me vienen a la mente una cantidad de personas que pueden hacer de catalizadores. Para empezar se me viene a la mente Tomas Hirsch el militante humanista. Partido que abandono la Concertación para defender los interese de la ciudadanía. Partido que perdió puestos para mantener la honestidad. Tomas Hirsch esta a toda prueba y da confianza porque ya fue candidato presidencial cuando el JPM y mantuvo y defendió la posición de principio del JPM en su punto seis. Su entrega a los excluidos nunca ha estado cuestionada. Un buen candidato.

 

También tenemos a Gabriel Salazar, premio nacional en historia que toda su vida ha trabajado para alumbrarnos sobre la real historia de este Chile. Para mi es una influencia importante, es como mi casco minero alumbrándome desde la frente. Sin embargo creo que el nos ayuda mucho mas alumbrándonos desde su puesto de intelectual que como político. Y sin ser el ultimo, porque hay muchos otros hombres que aportan diariamente, tenemos a Marcel Claude. Un conocido por todos quienes han estado presentes en todas las luchas ciudadanas. Economista que por muchos años ha trabajado los temas medio ambientales y económicos en general. Quien además ha sido un constante apoyo a todas las movilizaciones estudiantiles dando incansables conferencias y se encuentra disponible para aceptar, si la ciudadanía le entrega, el mandato para ser su representante en estas elecciones.

 

En el tenemos un gran candidato catalizador de las aspiraciones ciudadanas, quien puede llamar con la autoridad que le entrega su incansable trabajo por las causas ciudadanas, a la formación de un movimiento ciudadano nacional (MCN) que agrupe a todas las organizaciones sociales y de trabajadores a partir de lo comunal, regional y nacional impulsando la conformación de Comités de Dirección Comunales y Regionales, terminando en un Comité de Dirección Nacional, conformado por representantes elegidos democráticamente de los comités Comunales y Regionales. Estos Comités deben ser la coordinación de todas las organizaciones ciudadanas a lo largo del país, donde ninguna se disuelve en el todo manteniendo su identidad y lucha, pero les agregamos la responsabilidad de elegir candidatos a diputados y senadores si su región o distrito lo demanda.

 

Marcel Claude, los dirigentes sociales locales, regionales y nacionales, tienen la palabra en esta coyuntura histórica. La posibilidad de ganar es nuestra. ¿Qué hacemos?

 

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