Durante el mes de enero se puso en circulación una nueva edición del cuento “El árbol”, de María Luisa Bombal, que fue publicado, por primera vez en la revista Sur el año 1939 y más tarde pasó a formar parte de La última niebla. Hoy se publica de manera independiente e ilustrado con las bellas, sutiles y a la vez potentes ilustraciones de Alejandra Acosta.
El árbol fue editado por Ana María Moraga y pertenece a la Colección Pingüino, el cual tiene otros títulos como: Miltín 1934, Quilapán, Relato de mi sueño azul, Perros Héroes, La mirada del pájaro transparente, Zapatos para Estubigia y otros cuentos y Un artista del trapecio.
Los protagonistas de esta historia son una joven mujer, su marido mayor y un gomero. Brígida vive con comodidad y lujos en su bella casa, pero pasa en soledad casi todos sus días. Luis, entre sus compromisos y su trabajo, no se percata de las súplicas silenciosas de su mujer. Mientras tanto, Brígida sólo encuentra calma en un pequeño cuarto desde donde divisa un frondoso gomero lleno de vida y de magia. Aquel árbol sirve de consuelo y a la vez de velo a las frustraciones de Brígida, quien se niega a enfrentar su destino, hasta que el árbol desaparece y la luz de la calle y de la realidad golpea con fuerza en su vida
En toda la obra de Bombal existe una constante presencia de la naturaleza que le sirve como expresión simbólica de los estados más íntimos de sus protagonistas femeninos y de su situación marginal.
En “El árbol” (1939) la naturaleza se convierte en el refugio de una protagonista que experimenta la represión bajo las reglas del patriarcado, y este refugio lo encuentra en el cuarto de vestir y en el gomero.
La docilidad y pasividad de Brígida, protagonista del cuento, transparentan las relaciones de género en una época histórica (el Chile de los años 30) en la que la mujer era marginada en los ámbitos públicos y privados de la vida
El ambiente familiar y el contexto social de la época han modelado de tal modo las expectativas de Brígida que su principal objetivo consistía en casarse y ser madre, único modo de poder llegar a ser aceptada y sentirse realizada en su ambiente social. A falta de pretendientes, Brígida se casa con Luis, íntimo amigo de su padre y en el construirá un mundo del que tratará de evadirse, y éste se convierte en el nudo de la trama ya que en él, la protagonista vivirá la influencia opresora del mundo exterior y los deseos de liberación que se van gestando en su conciencia.
La narración, que no tiene un desarrollo cronológico lineal sino que una fragmentación en la estructura del relato, permite entender la división de géneros en la sociedad, la alienación familiar y social que sufre la protagonista, y su desequilibrio emocional. Además, que el relato describe la soledad, dependencia y falta de comunicación que existe en la vida de Brígida.
Y como no tiene a nadie con quien hablar, Brígida recibe consuelo del gomero, que le ofrece la serenidad, comprensión y comunicación obtenida en momentos de hastío y soledad.
Por ello, cuando cortan el árbol, la protagonista se ve desnuda frente a su propia existencia, saca a la luz los problemas latentes y se enfrenta a una nueva realidad con el término de su mundo de ensueños
María Luisa Bombal Anthes nació en Viña del Mar el 8 de junio de 1910 y falleció en Santiago el 6 de mayo de 980. . Su obra, relativamente breve en extensión, se centra en personajes femeninos y su mundo interno con el cual escapan de la realidad. Sus obras y más conocidas son las novelas La última Niebla y la Amortajada y el cuento El árbol.
Se cuenta entre sus obras La maja y el ruiseñor, Historia de María Griselda y el guión de la película La casa del recuerdo, drama sentimental protagonizado por Libertad Lamarque, renovando el cine romántico argentino.
La adelantada del Realismo Fantástico, del que años más tarde sobresaldrán Gabriel García Márquez e Isabel Allende (ambos declararán clara influencia de sus lecturas de María Luisa Bombal), obtuvo el Premio Ricardo Latcham en 1974, el Premio de la Academia en 1976, el Premio Joaquín Edwards Bello en 1978. El Premio Nacional de Literatura le fue negado por 6 años consecutivos.
El 3 de mayo de 1980, Luis Sánchez Latorre, Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile, señalaría en el diario Las Últimas Noticias: “María Luisa Bombal, gloria y prez de la literatura chilena (por no decir de toda la literatura actual de lengua española)… permanece en una sala común del Hospital Salvador…”.
Tres días más tarde, la escritora fallece, sola.