La CELAC es un acomodo en el sistema. Lo que no se necesita en una perspectiva larga.
En la Cumbre de los Pueblos de Santiago se habló de otra vía. Durante el taller Repensar la economía, por ejemplo, se desarrollaron conceptos diferentes para enfrentar la mercantilización de todo, la cultura de la competencia, el atropello de la naturaleza.
Se propuso la creación de una economía solidaria, popular, de la confianza mutua para sustentar la humanidad en el futuro decrecimiento.
En la Celac el poder lo tienen los magnates señores de la violencia de México, Centroamérica, Brasil, Perú, Argentina, Chile… Los negociantes y sus políticos, militares, periodistas, que buscan terminar con la revolución cubana y los procesos independientes de Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Se dijo que la idea era construir una unidad del continente sin Estados Unidos y Canadá. Pero el primer paso fue llamar a los imperialistas europeos. A los destructores de Iraq, Afganistán, Libia, Siria, Somalia, Yemen… Ofreciéndoles los recursos y mercados que no tienen y los alivianen momentáneamente de su crisis.
La Celac es parte de la civilización capitalista que se dirige al colapso por ser insostenible. Con sus actuales mandantes fácticos es imposible que pueda hacer algo nuevo.
La alternativa programática espera que los pueblos se decidan por liberarse ideológicamente y asuman las tareas sociales, culturales, organizativas, políticas. Y los costos del cambio.
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Rómulo Pardo Silva