Bajo el Mandato de Frei Ruiz Tagle y con la complicidad de la mayoría de la Concertación se privatizó parte de Codelco. Más de 300 mil hectáreas de yacimientos menores fueron traspasadas gratuitamente a empresas extranjeras. Además se privatizó el Puerto de Ventanas y la Termoeléctrica Tocopilla. El Gobierno de Frei, también, privatizó Colbún, Edelnor, Edelaysen, que representaban cerca del 40% de la generación eléctrica del país.
Fue bajo su gobierno cuando se dio inicio a la más grande destrucción del patrimonio público, concretamente a la enajenación del agua. Su gobierno comenzó la privatización de las empresas sanitarias que eran abastecedoras de agua potable. La empresa de Servicios Sanitarios de Valparaíso (Esval) licitó la venta del 35% de sus derechos, adjudicándoselos el consorcio Enersis-Anglian Water. Posteriormente se enajenó las distribuidoras de la región metropolitana, Emos, (Aguas Andinas), la del Biobío (Essbio) y la de los Lagos (Essal).
El agua es esencial para la mayoría de las formas de vida animal y vegetal en nuestro planeta. Es sobre todo fuente indispensable para la vida humana. Es un bien escaso y fuente de conflictos en el futuro. La Concertación, en menos de veinte años se puso a la tarea de privar a los chilenos de este vital producto. Hizo, ha hecho y tratará de hacer todo lo imposible por hacernos cada vez más difícil el acceso a este bien fundamental. En la Patagonia chilena, donde se ubican las mayores reservas de agua dulce del planeta, los gobiernos de la Concertación enajenaron en sus 20 años de gobierno millones de hectáreas, muchas de las cuales limitan el borde costero de los más grandes lagos del país, como el Lago General Carrera y de importante ríos, como el Baker, impidiendo en el futuro el acceso a la mayoría de los chilenos.
Ayer, los chilenos de las regiones centrales del país fuimos notificados y alertados al mismo tiempo de que no siempre tendremos “Derecho al Agua”. Ya no depende de nosotros. El Estado chileno no está obligado, y no es su responsabilidad garantizarnos a los chilenos el acceso a este preciado bien. Sólo importa el carácter privado sobre este bien, poco importa el daño ocasionado a millones de compatriotas a quienes se les negó este derecho fundamental. Entonces, ¿quién nos garantizará mañana el acceso fundamental a este recurso vital?. Por cierto que la concertación ni la derecha lo hará.
Es hora de ponernos a caminar en la búsqueda de una salida, que por cierto no vendrá ni de la derecha ni de la concertación, pues no creen en los bienes públicos como derecho a ser usado por las personas.