Luchó exponiendo su vida, ganó y no traicionó el proyecto socialista.
Chávez es pueblo, carisma, militar, culto, inteligente, tenaz, estratega. Amigo.
Se jugó por el cambio de sistema en beneficio de los que siempre perdieron y por las ideas que acobardan a muchos.
Logró con su discurso, canto, rostro indio, humor, recitación, propuestas y hechos liberar a los marginados de su dependencia ideológica y electoral de los ricos y acomodados. Que ganaran muchas batallas en que el voto de verdad definía entre alternativas.
Millones lo siguen y aman levantando un muro a su alrededor.
Tomó el enorme ingreso del petróleo y lo convirtió en justicia social de salud, alimento, trabajo, vivienda, previsión, educación, cultura, participación.
Se enfrentó a la potencia más poderosa del mundo y a sus satélites desarrollados y en desarrollo.
Sin miedo se unió a los países independientes, Irán, Cuba, Siria, Libia, Rusia, China, Bolivia, Ecuador, Argentina, Nicaragua, Bielorrusia…
Hizo lo que nadie, compartió solidario la riqueza energética con sus vecinos, haitianos, nicaragüenses, cubanos, estadounidenses afroamericanos…
Fue motor de la integración orgánica latinoamericana y caribeña, sin Estados Unidos y Canadá, ALBA, CELAC.
Denunció el plan de expansión global de las corporaciones a través de sus estados militares.
Defendió la unidad del sur como bloque de los pueblos tras sus metas propias opuestas al norte de las transnacionales.
Mirando lejos entendió a Venezuela como parte ligada al futuro global donde la tecnología y la independencia alimentaria serán vitales.
Trazó un fin integral a alcanzar, el socialismo.
Ahora está enfermo, disminuido físicamente. Podrá seguir o quizás no. Su obra ya es otra cumbre.
La continuidad la tiene el pueblo venezolano. Su batalla es larga, avanzar el proyecto popular, soberano, del Comandante. Él debe realizar la sociedad sostenible y solidaria del futuro, el paso siguiente al hito del Socialismo del siglo 21.
Chávez debe vivir junto a la Venezuela popular, pero si se impusiera la enfermedad deja una huella como la de su guía Simón Bolívar.
No hay ningún otro homenaje al Presidente que asumir la obra que está comenzada pero inconclusa. Su antiimperialismo, los campos sembrados, la planificación, la democracia de la mayoría pobre son tareas humanistas universales.
Que viva Chávez.
Contacto romulo.pardo@gmail.com
Rómulo Pardo Silva