En las recientes semanas el país observó serias falencias en la información que ciertos medios le entregaron sobre temas fundamentales. Básicamente fue en los órganos de la prensa escrita diaria donde se observó ese fenómeno. Como contraste, los medios electrónicos pusieron indirectamente de manifiesto, a través de su cobertura noticiosa, las omisiones de “la gran prensa”.
Se pueden encontrar dos tipos de déficits en la información ofrecida por los diarios. Primero, no realizar investigaciones periodísticas sobre temas de gran importancia e interés para la opinión pública: por ejemplo, las discriminaciones del Ejército para admitir en sus filas a integrantes de ciertas minorías; o el caso de los equipos que el Ministerio del Interior iba a adquirir con notables sobreprecios.
Y segundo, con ocasión de las elecciones municipales, esos órganos llevaron a cabo acciones que podrían haber influenciado a sus lectores a cambiar, injustificadamente -debido a mala información-, su voto. Nos referimos a la sucesión de encuestas previas a los comicios que realizaron y que resultaron equivocadas: daban el triunfo, con altos porcentajes, a los representantes de la coalición gobernante.
Estamos seguros que estas conductas de tan reciente ocurrencia han afectado y seguirán afectando la credibilidad de esos diarios. También debilitarán la confianza de la ciudadanía en el periodismo escrito y, quizá, el periodismo en general.
En esta realidad, debemos destacar la acción de los medios electrónicos. Estos órganos, con mayor o menor financiamiento, pero dispuestos a examinar crudamente los escándalos e injusticias que afectan a nuestra sociedad, logran investigar y exponer ante la opinión pública situaciones ilícitas. Cuando lo hacen, los diarios de papel no pueden ignorar las revelaciones que llegan a conocimiento del país, lo que los obliga a cubrir las consecuencias de esos hechos sacados a la luz. El espacio de Internet que investiga lo torcido contiene también a las redes sociales, que registran los resultados de esos escrutinios y provocan reacciones múltiples, que a veces allegan nuevos datos.
Hemos querido analizar la situación descrita para evidenciar la necesidad de que los medios de la prensa escrita cumplan el papel que les corresponde, sobre todo cuando se está iniciando un periodo político de creciente polarización. Hay suficientes razones de transparencia, ética periodística y respeto al derecho del pueblo a ser bien informado como para que esos medios se esfuercen en adecuar su política editorial a fin de hacerla más congruente con los principios éticos del periodismo. Con ello, facilitarán también el camino a la real participación y a la verdadera democracia en Chile
TRIBUNAL NACIONAL DE ETICA Y DISCIPLINA DEL COLEGIO DE PERIODISTAS DE CHILE
(Nota: El Trined lo componen ex dirigentes nacionales del Colegio de Periodistas: Ignacio González, presidente; Francisco Larenas, secretario; Jorge Andrés Richards, Felidor Contreras y Manuel Cabieses).