En estas municipales no ganó la concertación, ganó el movimiento estudiantil y el castigo a estilos mañosos para ejercer la política. Ganó el movimiento estudiantil, pues la gente castigó a los alcaldes de desalojos y represión. Así fue como Labbé, Sabat y Zalaquett, recibieron la factura de una clase media que en bajo porcentaje, acudió a las urnas para castigarles.
El voto voluntario beneficia al ciudadano consciente y de clase media y aleja al de bajos ingresos. Por ende y aunque suene fuerte, ganó el voto informado y perdió el de acarreo y clientelismo.
Respecto a la alta abstención de votación, por un lado viene a confirmar el triunfo de un proceso que el próximo año cumplirá 40 inviernos: La despolitización de la ciudadanía, planificada por la dictadura, Chicago boys y mantenida convenientemente por la concertación. Por otro lado, el legítimo llamado de la ACES a no votar, debió haber motivado a más de un ciudadano a castigar con el no voto a un sistema que no les representa. Pero lo cierto, es que cuando a un país despolitizado le insertas un sistema de voto voluntario, naturalmente se obtiene una baja participación de voto, tal como en Colombia, Francia, Reino Unido, Holanda y otros. Bienvenidos a la realidad del voto voluntario, no se crean que llegó la anarquía o similar. La excepción a la regla se da en sistemas voluntarios con población politizada, como Venezuela y Bolivia (este último con voto obligatorio pero sin sanción).
El proceso electoral vivido ayer dio gruesas sorpresas a encuestólogos y a la propia clase política. Por primera vez las candidaturas ciudadanas dejaron de dar saludos a la bandera y pasaron a pelear voto a voto con sandias caladas y propagandas millonarias. Es cierto, dentro de un mismo modelo hipercapitalista, pero con rostros menos deslegitimados. El desafío de ellos, será estar a la altura de las demandas de un Chile que espera cosas distintas, pero nunca tanto. O sea, en Providencia se cambiará el nombre de la avenida 11 de septiembre, pero difícilmente se expropie el Costanera Center a Horst Paulmann.
Pero el punto más interesante de lo ocurrido ayer, es la constatación de que fueron las plataformas de castigo ciudadano quienes cambiaron el paño ( ya lo habían hecho en la última presidencial donde se castigó la mala decisión de haber puesto a Frei) . No fue el cálculo de Pepe Auth, ni la zorrona escuela de Escalona y Andrade, ni la egótica mirada de MEO, ni el silencio fotográfico de Bachelet. Fueron las audiencias quienes definieron los contenidos de la telenovela, no el dueño del canal. Fue la hinchada quién sacó al DT, a pesar de la dirigencia.
Lo anterior se confirma al ver el nefasto resultado de la ciudad de Valparaíso, donde las maquinas políticas concertas impusieron a un candidato ( primarias chantas de por medio) sin legitimidad ciudadana. En este caso, la gente no castigó a la derecha, sino que a la oposición.
A esta hora los pensantes y calculistas del duopolio político, deben estar en una oficina amplia, entregando explicaciones a sus coroneles. Los coroneles saldrán diciendo que este es un triunfo en miras a la presidencial . Lo cierto es que calculistas y coroneles deberán entender que el nuevo voto es informado y representa un sentido común que en esta pasada, confirmó estar a favor de los estudiantes y en contra de los caciques y sus dinámicas de cuatro paredes (salvo Iquique).