Es conocido el chiste del judío que durante mucho tiempo le pide a Dios que le haga ganar la Lotería. Tanto rogar y rogar, un día Jahvé le responde y le dice: “De acuerdo… te hago ganar la Lotería. ¡Pero juega al menos!”
Los candidatos a Alcalde y a Concejal no. Quiero decir que no juegan, pero quieren ser elegidos. Principal argumento: la puta cara. Porque de argumentos nada. O muy poco. Una mala foto, una sonrisa que quiere ser afable y las más de las veces no lo logra. Una mirada en plan seductor(a), tan seductor como un silbido de pitón o el peinado de la Amy Winehouse. Por todas partes un encefalograma plano, lo que hace temer por la gestión de los asuntos locales. Vivimos en el país de los zombis: hace unos días se reunieron en Santiago algunos personajes que merecían figurar en los millones de “palomas” que afean y empuercan nuestras ciudades, con el mérito agregado que declaraban abiertamente su admiración por los muertos vivientes manifestándolo en sus sórdidos pero imaginativos maquillajes.
¿Algún debate, algún intercambio de ideas, dos o tres proposiciones? ¡Que nenni!
Poco importa que a millones de vecinos la educación municipalizada se las sude, que la atención primaria que dispensan los municipios les provoque ictericia, que la inseguridad ciudadana alcance cumbres borrascosas, que los transportes públicos sean indignos de seres humanos, que la elección misma del Alcalde se asemeje más a la designación de un autócrata que a la manifestación de la voluntad popular, que las fachadas pringosas de edificios y monumentos provoquen náuseas, que el estado de calles y veredas recuerden Sarajevo en la época de la agresión serbia o los inciertos caminos que recorre Curiosity en Marte, que los perros callejeros se transformen en un problema de sanidad pública, que aquí o allí el narcotráfico controle idas y venidas, que cruzar la propia ciudad de uno haya sido transformado en oportunidad de negocio…. Candidatos y candidatas a Alcalde (o a Concejal) no tienen nada que decir.
La lectura de las divisas, lemas y consignas que figuran en las “palomas” es cosa de asombro, pasmo y maravilla: hay que tener una capacidad inimaginable para escribir tantas huevadas y no decir nada. Hay uno que asegura ser 100% de ahí… ¿Y ahí? Brassens le respondió hace décadas con ese verso del “imbécil feliz que nació en algún sitio…”. Otro afirma que con él… “Para adelante”. Tú ya sabes: porque para atrás no cunde… Como vivo en la costa pude admirar un candidato cuya foto se limita a mostrar su egregia figura, el brazo en ristre y un pulgar hacia arriba, en una pose muy de circo romano: el menda parece decir que los gladiadores no deben morir, que el Cónsul está contento, que basta de sangre, que “Morituri te salutant” le chupa un huevo. Para mí que vio la película del Russel Crowe de los cojones y se le atragantaron los gladium, o los pilum, anda tú a saber.
Un candidato del sur de Chile muestra a qué punto estas elecciones de pachanga debiesen designar al boludo que en los bailongos se pone a la cabeza de la fila india que recorre al ritmo endiablado de una salsa merengue la superficie poco encerada en la que hasta ese minuto todo dios empuñaba los michelines de una sudorosa contrincante marcando con las Nike el compás espasmódico de tam-tams africanos: gracias a Photoshop puso a su izquierda a Golborne, y a su diestra a nuestra gordi nacional. Lo que se llama un weón panorámico.
En esta competencia de nivel olímpico alimentada con eritropoyetina, anabólicos y esteroides efervescentes con el sano el propósito de sostener una orquitis permanente, la palma se la lleva un cojudo de Providencia. No me refiero a Labbé, que ya ganó todas las competencias anteriores sin necesidad de foto ni cronómetro, sino a un émulo suyo en el despropósito, un tal David Silva Johnson que, chúpate esta, se hizo fotografiar sentado en la asana del Loto. Mensaje político cuya profundidad estremece. Uno no sabe si el weón levita a diez centímetros del suelo, pero algo sugiere que se equivocó de Loto: en vez de la asana del Loto en plan yoga, el listillo nos quiere en la posición del Loto del Kamasutra.
Lo dicho: salvo muy excepcionales excepciones, el tongo de las municipales está poblado de daguerrotipos cuyo encefalograma es plano. Muy plano. Quieren que les elijan por la cara.