Una tercera ola de incremento en el precio de los alimentos amenaza con comprometer los esfuerzos por contener la inflación y brindar una red de protección adecuada a los habitantes más pobres de América Latina y el Caribe, alertó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El precio internacional de los alimentos ha experimentado tres olas de alza en un corto periodo de siete años, que han triplicado el costo del maíz, soya y trigo, tres granos que, junto con el arroz, constituyen la base de la pirámide alimentaria mundial, reportó el FMI en un informe sobre la región latinoamericana divulgado en la asamblea anual que se realiza en esta capital.
Aunque el aumento no ha sido tan fuerte y general como el observado a mediados de 2008, el incremento de precios afectará a los países de la región que son importadores de maíz, como es el caso de México, según el reporte del FMI, presentado aquí por Saúl Lizondo y Gian Maria Milesi Ferreti, director asociado y subdirector del Departamento del Continente Americano del FMI.
Desde 2005, los precios internacionales de maíz, soya y trigo se han triplicado; los del café y azúcar han crecido 170 por ciento, mientras el del arroz lo hizo 150 por ciento, de acuerdo con datos aportados hoy por el FMI. El organismo identifica tres periodos de mayor alza: en 2008, poco antes del estallido de la crisis financiera internacional; le siguió un periodo de poco más de dos años de disminución de precios, que se revirtió con nuevas alzas en 2010. Nuevamente se dio un ajuste a la baja, que este año se interrumpió para dar paso a nuevos incrementos.
Los precios mundiales de alimentos han subido nuevamente debido a restricciones de oferta, aunque dicha alza no ha sido tan fuerte y general como la observada a mediados de 2008 o inicios de 2011. Además, el reciente aumento presenta importantes diferencias según el producto: los precios de la soya, el maíz y el trigo subieron considerablemente, mientras los del café y el azúcar descendieron, comparados con el nivel de 2008, aunque siguen más altos que en 2005, mencionó.
El FMI consideró necesario que los gobiernos tomen medidas para proteger a los grupos vulnerables dentro de los recursos presupuestarios disponibles, preferiblemente mediante transferencias monetarias focalizadas, evitando subsidios generalizados, que pueden tener un alto costo fiscal y generar distorsiones.
Hasta ahora el efecto del mayor precio internacional de alimentos sobre la inflación interna de los países ha sido limitado pero, abundó, los bancos centrales deben permanecer alertas dado que el efecto de traspaso del precio mundial suele actuar con rezago.
El FMI anticipó que habrá un efecto dispar sobre las cuentas externas de los países –las que reflejan el intercambio comercial y los flujos de divisas– por el incremento en el precio mundial de los alimentos.
Los países del Cono Sur posiblemente se vean beneficiados por el aumento, debido a que son exportadores de soya y trigo, mientras la región del Caribe, como gran importadora de alimentos, probablemente sea la más perjudicada, añadió.
Los países que principalmente importan maíz y trigo se verán afectados, así como los que exportan café y azúcar, que son precios que han tendido a bajar, agregó.