Diciembre 26, 2024

Infarto cerebral mató al “Barba”, ex-MIR colaborador de la dictadura

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leonardoalbertoschneiderjordnLeonardo Alberto Schneider Jordán, 61 años, ex agente del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA) que sirvió a la dictadura de Pinochet infiltrándo en el  Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en la década de los ’70, murió el martes de un infarto cerebral, según la autopsia realizada ayer miércoles por el Servicio Médico Legal (SML), indican hoy medios informativos chilenos.

 

El cadáver de Schneider, alias “El Barba”, fue encontrado el martes en su casa del acomodado municipio santiaguino Vitacura “con el cráneo destrozado”, dijeron inicialmente los medios del miércoles, sugiriendo subrepticiamente una “venganza”, pero el SML descartó la participación de terceros y precisó como causa de muerte un infarto cerebral con abundante hemorragia, indicó la información de prensa conocida este jueves. Según las fuentes del SML citadas por los medios, los restos del colaborador de la dictadura todavía el miércoles no habían sido reclamados.


¿Quién fue “El Barba”?

Conocido en el MIR como “El Barba” y en el SIFA como “Teniente Juan Pablo Velasco”, Schneider  escaló hasta la “Fuerza Central” del MIR, integrada por cuadros que en su mayoría pertenecieron a la custodia del Presidente Salvador Allende. “El Barba” trabajó en el SIFA a las órdenes del coronel  de aviación Edgard Ceballos Jones, hoy procesado como torturador y co-autor de la muerte del general de aviación Alberto Bachelet, colaborador de Allende y padre de Michelle Bachelet.


“Los militantes que yo entregué fueron “El Coño Molina”, una militante de nombre Liliana (Liliana Mason Padilla), estudiante de teatro, que sufría de epilepsia, y uno de los encargados de las llamadas “clínicas clandestinas”, cuya identidad no recuerdo”, afirmó Schneider en una declaración judicial de octubre 2002, cuando la justicia investigó los crímenes de Ceballos.


“El Coño Molina” era el ingeniero José Bordaz Paz, 31 años, responsable de la llamada Fuerza Central y un hombre muy querido por sus camaradas del MIR, a quien El Barba le tendió una trampa y participó en la emboscada que lo capturó y asesinó el 5 de diciembre de 1974, dos meses después de morir –resistiendo su captura– Miguel Enríquez, el jefe del MIR. (Precisamente mañana, 5 de octubre, conmemoran el 38° aniversario de su desaparición con la exhibición del documental “Miguel Enríquez en el Caupolicán, Proclamación del FTR a la CUT”, a las 18:30 horas, en el salón del piso 8 del Círculo de Periodistas de Santiago, Amunátegui 31, Santiago. Entrada libre).


Testimonio sobre el asesinato del Bordaz-Molina

Una compañera de Bordaz, que firmó como Rucia (María Emilia Marchi), en noviembre de 2001 escribió sobre Ceballos, el jefe SIFA: “Ayer, cuando me enteré de que me carearía con Ceballos, y sería además la primera, me puse nerviosa. Pasar, además, de nuevo por tribunales y jueces (aunque esta vez no sean brasileños y mi rol no era en el banquillo), igual me intranquilizaba. Pero hoy llegó el día y, al verle la misma cara de siempre, sólo un poco más viejo, los recuerdos y la rabia afloraron en mí.


“Les puedo decir que sentí una especie de satisfacción de enfrentarlo por fin, a pesar de la náusea que también me provocaba su repugnante presencia. Como todos los cobardes, como los otros de su casta que antes pasaron por lo mismo, como una rata, no me dio la cara, nada reconoce, nada recuerda, dice que está enfermo. No recuerda que me tomó presa en la calle, que me torturó, que me mantuvo vendada.

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“Ante tanta amnesia, pedí permiso a la magistrada para refrescarle la memoria y le dije: ¿Tampoco recuerdas cuando baleaste al Coño Molina, y me llevaste de noche al hospital para torturarnos sicológicamente…? Me diste pocos minutos, dos tres, lo suficiente para comprobar que el Coño había resistido la operación y estaba bien; lo que corroboró el médico cuando lo interpelé en la puerta. Pero el Coño estaba resuelto a no ceder. Esa misma noche, 5 de diciembre, lo mataron y trataron de cubrir el crimen diciendo que no resistió la operación. Yo sé, y se lo dije, Ceballos es responsable. Yo no lo olvido, ninguno de nosotros lo olvida”.


Schneider: “Soy un traidor”, ¿y qué?


Carmen Gloria Díaz Rodríguez, detenida el 14 de diciembre de 1974, declaró: “El (Schneider) me conocía porque yo pertenecía al MIR de la enseñanza media. Yo lo reconocí por su voz. En la oficina de Otaíza (Horacio, oficial y jefe del SIFA junto con Ceballos), Leonardo Schneider abusó deshonestamente de mí. Luego fui violada por tres agentes del SIFA en la sala de tortura, previo a aplicación de electricidad. Me vendaron, me desnudaron, después me tendieron en el suelo y me violaron”.


En una entrevista que le hizo para un libro en 2002, la periodista María Eugenia Camus le preguntó:


– ¿Tiene alguna reflexión respecto a su propia historia?

– Trato de emplear las categorías correctas y no me asustan las palabras de traidor o criminal. Hay hechos que cometí y siempre he estado claro en lo que hice. Es mi historia y me tomo como lo que soy–, respondió Schneider.

– ¿Qué sintió en el momento en que conversó por última vez con Molina sabiendo que lo estaba engañando para entregarlo?

–Me sentí un traidor. Es lo que soy, ¿no?


El Barba fue reconocido por numerosos presos del MIR que estuvieron en los calabozos de la SIFA, improvisados por la Fuerza Aérea en la Academia de Guerra Aérea (AGA), cuyo jefe era el general del aire Fernando Matthei, padre de la actual mninistro del Trabajo de Piñera, la ex senadora Evelyn Matthei. Entre aquellos que lo vieron se encuentra Sergio Santos Señoret, quien relató que El Barba jugaba fútbol con los esbirros en el patio de la AGA mientras su ex compañeros permanecían con los ojos permanentemente vendados y eran sometidos a torturas.


Probablemente como parte de su formación como colaborador, en octubre de 1973 “El Barba” fue detenido y conducido al Estadio Nacional, convertido por los m iliares en la prisión de miles de presos políticos. El 13 de octubre fue trasladado a la Cárcel Pública y, posteriormente, sometido a un proceso por infringir la Ley de Control de Armas, pero quedó en libertad el 18 de enero de 1974. Enseguida se reincorporó al MIR. Al morir tenía procesos por torturas y secuestro permanente (desaparición forzada) por lo menos en diferentes juzgados de Santiago.


A fines de 1975, Schneider salió de Chile y residió entre Israel y EEUU por 20 años. Al morir poseía una empresa contratista especializada en proyectos de la estatal Corporación del Cobre (Codelco).


Fuentes:

http://www.archivochile.com/Archivo_Mir/otros_doc_sobre_el_mir/mirotrosdocsobre0015.pdf

http://www.archivochile.com/Experiencias/test_relat/EXPtestrelat0025.pdf

http://www.memoriaviva.com/culpables/criminales_s/Schneider%20Jordan%20Leonardo%20Alberto%20.htm

*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno

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