La creciente escasez de agua en muchos países constituye una gran amenaza para la seguridad y el desarrollo, y debe ser tema de análisis prioritario en el Consejo de Seguridad de la ONU, advierten expertos en un nuevo informe.
Pero ese estudio ignora la mayor amenaza a la seguridad del agua: las políticas de libre mercado, que convierten a ese recurso en una mercancía, responden activistas.
China e India no tendrán suficiente agua potable para satisfacer sus necesidades antes de 2030, alerta el informe “The Global Water Crisis: Addressing an Urgent Security Issue” (“La crisis global del agua: encarando un urgente tema de seguridad”), divulgado esta semana.
Mucho antes, la escasez generará conflictos y empeorará la inestabilidad en África subsahariana, Asia occidental y el norte de África, alerta.
“El futuro impacto político de la escasez de agua podría ser devastador”, según el ex primer ministro canadiense Jean Chrétien (1993-2003).
“Usar el agua de la manera en que lo hicimos en el pasado simplemente no será sostenible”, dijo Chrétien, copresidente del Consejo de InterAcción (IAC, por sus siglas en inglés), grupo de 40 exgobernantes que produjo el estudio.
El IAC, el Instituto para el Agua, el Ambiente y la Salud de la Universidad de las Naciones Unidas, y la Walter and Duncan Gordon Foundation, de Canadá, organizaron una conferencia de expertos en el tema en 2011.
Las deliberaciones en ese encuentro derivaron en una serie de conclusiones ahora incluidas en el informe.
Para 2025, el mundo tendrá que alimentar cerca de 1.000 millones de bocas más, con lo que el sector agrícola por sí solo necesitará cada año una cantidad de agua adicional equivalente al flujo anual de 20 ríos Nilo y 100 ríos Colorado, pronostica el estudio.
Mientras, el sector de energía tendrá que competir por los limitados recursos hídricos con otros sectores que también consumen agua, lo que impactará en el desarrollo.
Agencias de seguridad e inteligencia de Estados Unidos alertan que hay áreas del mundo en que la situación del agua se está agravando, mientras se resiente la capacidad local para responder a sequías e inundaciones, apuntó Zafar Adeel, director del Instituto para el Agua, el Ambiente y la Salud de la Universidad de las Naciones Unidas.
“Dentro de una década, esto podría derivar en problemas de seguridad”, dijo a IPS.
“La comunidad internacional tiene que invertir mucho más para mejorar el manejo del agua”, sostuvo.
Entre las recomendaciones del informe hay un llamado a incrementar aproximadamente 11.000 millones de dólares las inversiones anuales en redes de agua y saneamiento.
“Hoy muere en promedio un niño cada 20 segundos por enfermedades relacionadas con el agua”, dijo Adeel.
Activistas responden
“Celebramos la atención que le han dado esos líderes mundiales a la crisis global del agua”, dijo la presidenta nacional del Consejo de Canadienses, Maude Barlow.
“Sus voces tienen mucho peso, y pueden captar la atención de los actuales líderes políticos, algo que a nosotros en la sociedad civil nos es difícil”, señaló a IPS.
Barlow es autora del libro “Blue Covenant: The Global Water Crisis” (Pacto azul: la crisis mundial del agua), y fue una de las líderes en la campaña para que la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) reconociera en 2010 el acceso al agua y al saneamiento un derecho humano.
Barlow apoya el llamado en el informe de IAC a que las naciones y las instituciones internacionales adopten medidas de conservación, reutilización y protección del agua, así como a invertir en infraestructura para asegurar servicios.
Pero la activista señaló que la gran omisión en el informe y en sus recomendaciones es el reconocimiento de que “la demanda exponencial de agua está directamente unida al estilo consumista alimentado por la globalización”.
El crecimiento económico incontrolado, el libre comercio desregulado y la gobernanza corporativa son las mayores amenazas al agua, dijo Barlow a IPS.
“La agricultura industrializada y el comercio global de alimentos han provocado una grave pérdida de agua del mundo. Necesitamos políticas sostenibles locales que recompensen el uso sabio de las cuencas”, sostuvo.
Barlow dijo lamentar que el informe no fuera al corazón del problema.
“Solo habrá seguridad de agua en el futuro si esta es declarada un patrimonio común y un bien público, administrado equitativamente para el bien de todos”, afirmó.