Tampa.- Buscando cosechar lo que calificó como la desilusión nacional con Barack Obama, Mitt Romney llamó a “restaurar la promesa de America” en la última noche de esta Convención Nacional Republicana al ser coronado como el candidato presidencial del partido.
Ofreciendo lo que el guión y los medios calificaron como “el discurso más importante de su vida”, Romney declaró que el país merece algo mejor que los últimos cuatro años. Afirmó que todos, comerciantes, empresarios, estudiantes y el público en general pensaban que éstos “serían sus mejores años” y que “esa fue la esperanza y el cambio por los que votó Estados Unidos” cuando eligieron Barack Obama.
“Pero sus promesas (las de Obama) dieron paso a la decepción y la división. Esto no es algo que tengamos que aceptar. Este es el momento de hacer algo. Con la ayuda de ustedes haremos algo. Este es el momento cuando podemos ponernos de pie y decir: ‘soy americano. Quiero forjar mi propio destino. ¡Y merecemos lo mejor! ¡Mis hijos merecen lo mejor! ¡Mi familia merece lo mejor! ¡Mi país merece lo mejor!” Agregó: “Entonces aquí estamos. Los estadunidenses tienen una opción. Una decisión”.
Romney habló de la desilusión en el país para argumentar que era momento de un cambio. Recordó que el día de las elecciones hace cuatro años, muchos tenían “esperanza y el cambio tenía un atractivo poderoso. Pero esta noche yo preguntaría algo simple: ¿ustedes sienten hoy ese entusiasmo con el presidente Obama? Uno sabe que algo está mal con la manera en que ha hecho su trabajo como presidente, cuando la mejor sensación que uno tenía fue el día que uno votó por él”.
A 69 días de la elección, Romney invitó al cambio: “hoy ha llegado la hora para dejar atrás las decepciones de los últimos cuatro años. Poner de lado la división y las recriminaciones… Es el momento para restaurar la promesa de America.
“Si soy electo presidente… trabajaré con toda mi energía y alma para restaurar ésa America, para elevar nuestra mirada a un futuro mejor. El futuro es nuestro destino… nos está esperando. Nuestros hijos lo merecen, nuestra nación depende de ello, la paz y la libertad del mundo lo requieren… Empecemos ese futuro esta noche”, afirmó ante ovaciones de decenas de delegados.
Y enfatizó, repitió y subrayó tal vez el tema más clave en esta elección, y lo que se considera el flanco vulnerable de Obama: la generación de empleo.
Con esta retórica que intenta competir, y usar para propósitos contrarios, con la de Obama hace cuatro años, y que está envinada con la de Ronald Reagan, Romney también intentó cumplir con la otra tarea que tenía esta noche: la de presentar de manera más efectiva su lado “personal”. Habló de su familia, los valores y, por primera vez de manera amplia y explícita, de su fe como mormón.
Para ayudar en esto, varios oradores desfilaron antes de él para destacar su compasión, su trabajo por la iglesia (fue obispo), y su generosidad personal. Socios y trabajadores elogiaron su gran contribución como financiero.
Sin embargo, y tal vez reconociendo que se necesitaba algo más para alumbrar esta noche, los republicanos presentaron como huésped sorpresa en el podio, justo antes del candidato, al legendario actor y director de cine Clint Eastwood.
Craig, hijo de Romney, intervino para ofrecer una visión familiar, pero también para convocar el voto latino en un discurso que empezó en español. Festejó los avances de los latinos, de los políticos republicanos latinos y destacó que los abuelos de su padre fueron inmigrantes. Insistió, en un mensaje para intentar romper la imagen de un partido con poca diversidad, en que este país debería de dar una oportunidad a todos. Poco después, su padre recordaría que “somos un país de inmigrantes”.
Varias selecciones de música que se tocaban entre oradores tenían algo extraño; eran de los años 60, y casi todas eran cantadas y bailadas por algo llamado la contracultura, o sea, justo esa cultura del establishment que se está festejando aquí. De hecho, algunas versiones de la historia personal de Romney dicen que no sólo no participó en los grandes movimientos de su tiempo, sino que estaba del otro lado (aunque él y su familia evitaron que fuera enviado a la guerra de Vietnam).
Los globos de colores patrios bajaron desde el techo de la arena, la familia Romney se bañó en el júbilo de los asistentes y bajó el telón de este espectáculo.
El próximo martes será el turno de los demócratas en Charlotte, Carolina del Norte.