Tampa.- El ataque frontal contra Barack Obama en los rubros de política económica y de seguridad nacional se le encargó a algunas de las estrellas más reconocidas del Partido Republicano esta noche, jornada que culminó con la nominación de Paul Ryan como candidato a la vicepresidencia y formulador de la propuesta económica republicana de austeridad para todos menos los militares y los ricos.
Pero todo esto tenía como trasfondo –o tal vez la convención era el trasfondo– imágenes de los efectos del huracán Isaac en las costas del Golfo cerca de Nueva Orleáns, donde miles han sido desalojados, cientos de miles no tienen luz y continúa la amenaza de inundaciones en comunidades pobres y aisladas.
Sin embargo, esas escenas que inevitablemente evocan los fantasmas de Katrina –justo hoy, en el séptimo aniversario– y que son una pesadilla para este partido, no detuvieron la fiesta aquí.
Ryan, quien fue seleccionado por Romney para apaciguar a las bases conservadoras del partido ya que éstas nunca confiaron mucho en el ahora abanderado de su partido, aseguró que su jefe “está listo” y que “se ha preparado toda su vida para este momento; para enfrentar desafíos serios de manera seria, sin excusas ni palabras huecas”.
El “modelo fracasado” demócrata
Después de criticar la política económica de Barack Obama, haciendo eco del coro de esta convención de que ha encabezado “un modelo fracasado de gran gobierno”, y señalando la anémica recuperación y la falta de generación de empleo, Ryan –quien es presidente del Comité del Presupuesto de la cámara baja– afirmó: “tenemos un plan para una clase media más fuerte, con el objetivo de crear 12 millones de nuevos empleos a lo largo de los próximos cuatro años”.
Tal vez lo más notable de esta convención, de los discursos y los mensajes, es el silencio absoluto sobre quién estaba en el gobierno cuando estalló esta gran crisis cuyas consecuencias ahora asignan a Obama. Nadie menciona el costo de las guerras, ni que el gobierno republicano de George W. Bush generó el enorme déficit del presupuesto, al pagar billones por dos guerras mientras recortaba impuestos a los más ricos. Más aún, Bush creó lo que ahora es la nueva burocracia más grande del gobierno: el Departamento de Seguridad Interna. Pero Bush no está aquí (sólo estuvo presente en un video que se transmitió esta noche). Pero la narrativa republicana es apostar a la amnesia, y trasladar los costos de esta crisis al gobierno que la heredó (aunque no faltan críticas de cómo los demócratas han manejado la crisis).
Sin embargo, Ryan se atrevió a asegurar que “nosotros ofreceremos liderazgo, no gastaremos cuatro años culpando a otros. Asumiremos responsabilidad. No sustituiremos nuestros principios fundacionales. Reaplicaremos nuestros principios fundacionales”.
Todo este lenguaje, el cual repitieron hoy varios oradores, es un código para revertir casi todo, como el sistema de bienestar social, programas sociales, medidas ambientales, y todo lo que no esté mencionado en la Constitución. Es “liberar” a los empresarios de “intervención” gubernamental de cualquier tipo, algo que se interpreta como un atentado contra la “libertad” (por alguna razón que nadie explica aquí, estos mismos conservadores abogan por una intervención gubernamental directa en las decisiones más íntimas de las mujeres y de la comunidad gay).
En nombre de la defensa de esa “libertad”, los encargados esta noche de formular la visión, y la crítica a Obama, de seguridad nacional, una vez más regresaron al sagrado derecho de este país a intervenir en cualquier parte del planeta.
La ex secretaria de Estado Condoleezza Rice y el senador, y ex candidato presidencial John McCain, criticaron la política exterior de Obama por no ser un “líder” en asuntos mundiales, por no apoyar a la oposición en Irán y por no intervenir más decisivamente en Siria, como en otras partes del planeta.
“Hemos sido líder con corazón generoso, movidos por un amor a la justicia, a ayudar a que otros erradiquen la pobreza, se eleven de la pobreza, vivan bajo leyes formuladas por ellos y determinando sus propios destinos. Hemos sido líderes, cuando era necesario, con la fuerza armada de los defensores de la libertad”, aseguró McCain, indicando que ahora es el momento de optar por “reformar nuestro gobierno en fracaso, revitalizar nuestra economía y renovar los fundamentos de nuestro poder y liderazgo en el mundo”. Agregó: “no podemos permitir que nuestros amigos y aliados… duden del liderazgo estadunidense”.
McCain subrayó que confía en que Romney entiende que “nuestra seguridad y nuestros intereses económicos están inextricablemente ligados al progreso de nuestros valores”, y que sabe que “el bien puede triunfar sobre el mal… y que America es aún la mejor esperanza de la humanidad”.
Un paréntesis: durante años, hasta 2006, Ryan votó consistentemente, en más de 20 ocasiones entre 2000 y 2005 y sin excepción, para debilitar o suspender el embargo contra Cuba, y declaró que “el embargo no funciona”, informó hoy la Oficina en Washington sobre América Latina (WOLA) al estudiar sus votos legislativos.
A sólo 10 semanas de la elección del 6 de noviembre, esta penúltima noche de la convención estaba empapada de nostalgia de una era, cuando este país era el poder mundial supremo, por un lado, e imágenes desde Luisiana que provocaban memorias del gran desastre de Katrina, cuando el país más rico del mundo no logró proteger a su población más vulnerable, en escenas que sólo se podían comparar con algo que ocurre en un país del tercer mundo.