En las municipalidades de hoy no hay un fascismo generalizado que obligue a los antifacistas a una unidad del tipo del plebiscito de 1988. Salvo excepciones como la de Providencia.
Tampoco los alcaldes o concejales se eligen con un sistema binominal. Es alcalde el que saca más votos y los concejales se eligen con un sistema proporcional de cifra repartidora.
Sin embargo no habrá, en esta oportunidad, candidatos de izquierda a nivel nacional, salvo excepciones.
Nos han golpeado fuerte. Desde 1971 –hace 41 años- que la izquierda en su conjunto no lleva candidatos comunales a nivel nacional. Esa vez sacó el 51 por ciento de los votos.
La vieja izquierda (el PC, el PR –ambos con más de cien años en el cuerpo- y el PPD, partido instrumental que jugó un gran papel en el NO) no se atrevió ahora a levantar candidaturas a alcaldes. Habríamos sabido cuánto pesa en un país donde muchos nos llamamos todavía “de izquierda” y en donde podrán votar casi 5 millones más.
Quedará en la incógnita en las cercanías de las parlamentarias de noviembre de 2013 y de las presidenciales.
La nueva izquierda, esa de las grandes manifestaciones callejeras, que no se siente representada por la vieja, y que tiene presencia en los desprendimientos socialistas, en sectores comunistas, en sindicalistas renovados y en las universidades, recién está naciendo y tardará un tiempo en patalear, equilibrarse y caminar, jalada además por múltiples balbuceos anarquistas, típicos de nuevas estaciones políticas.
En esas condiciones tendremos, antes de las municipales, que optar por lo que hay, si vamos a votar, y votar, creo, será siempre mejor que abstenerse. Es lo que hay.
Sabemos que en las elecciones de alcalde, como en las otras, uno no vota por lo mejor sino por lo menos malo. Las elecciones en política son como casi todas las elecciones y opciones de la vida. Es así en política casi siempre y, más aún, cuando muchos candidatos se esmeran en afirmar que “son transversales” y “preocupados sólo de su comuna” (Puyol en Macul, Rebolledo en la Cisterna, Melo en El Bosque, por ejemplo), como si la militancia fuera carga pesada y contraproducente y la foto de Michelle sólo un adorno dieciochero o un cazabobos.
La Concertación perdió –la izquierda también- en la última elección presidencial.
En primera vuelta alcanzó el 29 por ciento de los votos. Nada indica que hoy tenga más entre los electores antiguos o que su porcentaje sea más alto entre los que votarán por primera vez. Así, lo más probable es que su votación total (va en dos listas) esté en el orden del 30 por ciento de los votos. Sin embargo lleva candidatos a alcaldes de su vieja guardia, por los que no se hace fácil votar. Gente más cercana al difunto Frei Montalva de 1963 que a los actuales estudiantes universitarios. Algunos son de la época en que la DC era primera fuerza en las elecciones estudiantiles, y –que se sepa- han tenido poco o nulo aggiornamiento.
Veamos algunos casos.
Sergio Puyol es –debe ser- el candidato de la oposición en Macul.
Puyol tiene 84 años de edad y terminará su nuevo período, de ser reelegido, casi a los 90 años. Fidel Castro se retiró a la edad de Puyol. Jorge Alessandri llegó a la Presidencia a los 62 años y fue después candidato contra Allende…a los 74 años, diez años menos que Puyol. Sergio Puyol ha sido alcalde desde 1992 hasta hoy y puede serlo hasta 2016, o sea 24 años. Antes de ser alcalde ya tenía una antigua militancia en la Falange y en la DC. Lleva allí poco menos de 70 años. Él no se cansa y ese es un mérito, pero los asuntos de la Educación, de la Salud, de la proyección de la actual oposición a la derecha, de la renovación de la política ¿pueden ser bien abordados por él, que recuerda como primer y más destacado avance democrático la Marcha de la Patria Joven?
Puyol no aceptó ir a primarias de la oposición en Macul y el candidato se eligió por encuestas. Es lo que hay.
Gonzalo Duarte, el candidato a alcalde por la importantísima comuna de La Florida, político antiguo, tiene una historia electoral discutible. Fue alcalde en el reinicio de la democracia. Fue elegido diputado por un período beneficiado por el binominal, arrastrado por su compañero de lista Carlos Montes. En esa elección Montes sacó 80.000 votos y Duarte 20.000. En la elección siguiente, cuando ya la Concertación no doblaba en La Florida, Duarte se cambió de pingo y corrió en el distrito Macul, San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda. Allí perdió. Ahora vuelve a ser candidato por La Florida después de haber ganado unas primarias en que PS y PPD fueron cada uno para su santo, y en las que votó poca gente. Es lo que hay.
Hernán Pinto es el candidato a alcalde por Valparaíso, la segunda ciudad en importancia del país. Es un militante del ala derecha de la DC. Fue alcalde nominado por Aylwin y electo en varias ocasiones, con una gran votación, pero en la última elección a la que se presentó –la de senadores- llegó sólo al 6 por ciento de los votos en la circunscripción. Hace unos años fue acusado por algunos prostitutos de Valparaíso de pertenecer a una red de pedófilos y, enjuiciado, fue finalmente absuelto. La elección de senadores en la que compitió, se realizó después de ese juicio. Ganó las primarias internas de la Concertación para ser candidato a alcalde, pero fue duramente cuestionado por la ex ministra de Michelle Bachelet, Paula Quintana, quien señaló que no lo apoyaría en la actual campaña “por lo que él representa”.
Es lo que hay en el primer puerto del país.
No son los únicos.
Es lo que hay, pero no es fácil.
¿Hay que votar aunque duela?