Las competencias deportivas internacionales no son juegos personales para ver cómo me ha ido. Ni cuántos músculos he sacado.
No son gimnasios.
Esos juegos personales se pueden hacer en la casa y hasta con un personal trainer, sin publicidad y sin que el Estado pague la preparación y el viaje a unas olimpiadas.
No se trata de mantener o mejorar nuestras propias marcas individuales, que pueden ser bajas si se comparan con las de otros humanos, de otros países, y por tanto sin trascendencia alguna.
Tampoco allí –cuando de Juegos Olímpicos se trata- se miden las llamadas “promesas”, esas que podrían ser “algún día” y que sirven de consuelo para los que no marcan entre los mejores, de justificación para periodistas publicistas o de entretención para los que ven los espectáculos deportivos como se ven las telenovelas o las competencias de bailes en la TV.
La verdad es que en las Olimpiadas de Londres nos fue pésimo.
No tuvimos ninguna medallita (alrededor de 80 países las tuvieron) y sólo Tomás González, en una prueba de gimnasia espectáculo, estuvo cerca.
En el evento mundial no sólo nos ganaron las potencias planetarias, EEUU, China, Gran Bretaña, Rusia, Japón, Alemania.
Ni destacados países que entienden el deporte como una disciplina de perfeccionamiento humano, como Cuba, las dos Corea, Jamaica o Hungría.
Nos ganaron, por cierto, los que tienen mejor per cápita, como Francia, Italia, España, Australia, Nueva Zelandia, Bahamas pero también los que lo tienen peor, como Uganda, India, Mongolia, Uzbekistán, Tayikistán e incluso Afganistán.
Nos ganaron países europeos, americanos, asiáticos y africanos, sin distinción.
Nos ganaron blancos, negros, amarillos y cobrizos. De todas las razas, biotipos y culturas. De piernas largas y piernas cortas. De todos los climas y maneras de hacer deporte.
Los que comen como nosotros y los que comen normalmente caballo, como Mongolia, o los que comen perros, lobos o zorros, como Tailandia, los que aspiran achís, como Marruecos, o los que viven por y en el opio, como Afganistán.
Nos dieron duro todas las civilizaciones.
Los que toman coca-cola y los que toman leche fermentada.
Nos ganaron países de derecha y de izquierda, sociedades que están en paz e incluso las que están en guerra.
En América estamos a la cola y en Latinoamérica también.
Nos ganaron caribeños como Jamaica y Bahamas. Cuba, Brasil, México, Puerto Rico, República Dominicana, Guatemala, Venezuela, Colombia, Argentina, que sacaron medallas.
También estuvieron menos mal, Uruguay (destacó en vela y se clasificó al olímpico de fútbol), Perú (nos ganó en maratón masculina y femenina) y Ecuador (tuvo varios diplomas y fue finalista nada menos que en los 200 mts.planos).
¿A quién superamos de Sudamérica? Podríamos decir que a Bolivia y Paraguay, y punto.
Además, los pocos rescatables (otro eufemismo) entre los que nos representaron, nada tienen que ver con nuestra organización deportiva.
Nuestra lanzadora de la bala (9°) es preparada por cubana y en Cuba.
Nuestra mejor nadadora es preparada en Argentina, vive allí por ello y quiere seguir viviendo fuera.
Nuestro mejor decatleta (13°) vive y se prepara en EEUU.
Nuestro héroe olímpico (4°) pudo prepararse, para ir a competir, por un buen regalo de un mecenas nacional, y hace lo que hace gracias a un preparador cubano que le ha dedicado todo lo que sabe. El anterior era ruso.
Esta vergüenza internacional está emparentada con otra también sufrida por el país en Londres.
Me refiero a la vergonzosa vuelta del reo Pinochet a Chile, salvado de Garzón por la presión del alto mando, la histeria de nuestra derecha y la capitulación de Frei Ruiz Tagle e Insulza.
Esa deshonra ya no tiene remedio.
El papelón del deporte chileno en Londres podría empezar a tenerlo si se combate el alcoholismo y la drogadicción entre los jóvenes, si se modifican nuestras costumbres sedentarias, si en la educación toma importancia el hacer deporte, si nuestra burguesía deja el carrete y toma los anillos, si los periodistas deportivos dejan de ser publicistas, chupamedias e ignorantes y si el Estado se pone serio y eficiente en la promoción del deporte y los deportes.
Y por cierto si ya “se fueron” personajes como Neven Ilic y Gabriel Ruiz Tagle.
Ilic, el del COCH, prometió varias subidas al podio y de Ruiz Tagle ya sabemos cuánto calza.