Don José Asencio Díaz, pescador artesanal, provero* (provero es el pescador que no es dueño de la embarcación, pero que va a porcentaje con el dueño del bote) de Puerto Gaviota, ubicado en el litoral Norte de la Región de Aysén, cumplió veintiún días en huelga de hambre en rechazo a la Ley de Pesca que signigfica la muerte de la pesca artesanal y no pone fin a la pesca depredadora conocida como “Pesca con redes de Arrastre” que depreda la bio masa marina. Ayer inició una huelga seca. ¡Hasta las últimas consecuencias!
Ignorado por el Gobierno, invisibilizado por el duopolio de los medios de comunicación, ajenos a los partidos políticos, esquivo a la dirigencia tradicional de las organizaciones, incómodo a su sector. No hay otro pescador artesanal en Chile en huelga de hambre. Al parecer son otras las formas de protesta; sin embargo he visto -como si fuese una romería o un velorio anunciado- llegan sus hermanos y hermanas de clase, de distintos puntos de la Región a apoyarlo. También los dirigentes.
En rigor, don José, a sus años son muchas las veces en que ha pasado hambre pero no por una huelga. La vida no ha sido fácil para don José, pero él no se queja, no es un hombre amargado, “un resentido” como suelen las clases dominantes calificar a los que luchan por sus derechos. Don José es un hombre tranquilo, sereno, respetuoso de todos y todas, que en forma silenciosa y pacífica vive, como quien vive un credo, su huelga de hambre desmintiendo el apodo con el que se le conoce: “Rambo”.
En un rito, cada dos días lo visito. Para saber de su salud y para fotografiarlo, con su anuencia. Este día diecisiete de la huelga de hambre coincide con el cumpleaños de Magdalena Rosas, artista, chelista, escritora, Directora de la Escuela de Música de Coyhaique y, en una grata sorpresa, la encuentro visitando a don José junto al grupo musical penquista “Los Millar” un extraordinario trío de hermanos que componen e interpretan música folklórica, popular y latinoamericana. Toda una sorpresa que no altera la natural y sorprendente calma, paz, de don José. Hay diversas visitas en el salón contiguo a la Catedral Católica de Coyhaique dónde don José vive su sedentario vía crucis. La procesión va por fuera y las estaciones en su alma. Las visitas sin calibrar la situación se trenzan en una gran discusión sobre La Mesa Social del Movimiento Social de Aysén. Surgen acusaciones fuertes y graves, imputaciones, análisis descarnados, denuncias de obscuras y torpes maniobras del Gobierno por tratar de quebrar el Movimiento Social. Don José observa impasible, sereno, no pierde la calma. Es sorprendente el autocontrol que ha logrado sobre si mismo. Digno de un monje tibetano. Mientras lo fotografío reparo en algunos detalles que surgen de las distintas escenas a lo largo de estos diecisiete días. Don José Asencio Díaz, debe ser uno de los últimos sobrevivientes de esa extirpe estoica, de esos guerreros espartanos, que cuenta la leyenda, descendieron del polvo estelar para habitar los mares del Sur. Sin embargo es una leyenda trágica, impregnada de gestos y actitudes heroicas luctuosas. Épicas fundadas en la férrea dignidad, en el valor y el alto sentido colectivo, fomentado por las madres espartanas que al despedir a sus hijos que partían a librar batallas, al entregarles el escudo, les decían “¡Espartano, vuelve con el escudo o sobre el escudo!” Mandato que en el corazón de esos guerreros se esculpía a fuego. Don José, me he dado cuenta, pertenece a esa estirpe extinta. La defensa y obligación de no abandonar el mítico hoplon tenía un sentido militar –proteger la falange- pero sobre todo respondía a la concepción del trabajo en equipo, colectivo y, bajo ninguna circunstancia desertar de la batalla abandonando a sus compañeros. Estos elementos que encierran contenidos éticos profundos –además muy ligados a lo que se vive en un bote en alta mar- nos llevan a reflexionar si la solitaria huelga de hambre que libra don José es comprendida, apoyada y avalada estratégicamente por su pares, como parte del primer anillo de lucha y luego por los sectores progresistas de la comunidad regional ¿La huelga de hambre de don José es parte del trabajo-lucha colectiva de los pescadores artesanales-falange o es un supremo y noble gesto, pero solitario, de protesta ética contra el poder?
Hoy, cumpliendo el rito, pasado mediodía visito a don José en su día veintiuno de huelga de hambre y primero de huelga seca. Esta vez lo encuentro semidormido y haber sido lo más sigiloso se incorpora del lecho para extenderme su mano amable, le hago un gesto para que descanse, no me hace caso, me pregunta como estoy. Nos miramos y lo noto más cansado, no físicamente, sino del alma. Don José siente que su lucha no enciende al pueblo como esperaba mas no por eso flaquea…continuará.
por Rodrigo De Los Reyes Recabarren
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