Los más ricos se esconden detrás de otros empresarios y de las clases medias altas para no ser percibidos en todo su gigantesco poder.
Siguen sacando la cuenta de cuánto gana su decil (unos 8 millones de pesos) y no de cuánto ganan ellos, que por su escaso número (5 o 10 familias) no alcanzan a ser ni el uno por ciento de la población.
La línea baja del decil más alto tiene ingresos del orden de $ 8.000.000 pero los más ricos, con fortunas de 2.400 millones de dólares o más, pueden ganar con facilidad unos 50 mil millones de pesos en el año si sus beneficios no son más del 5 por ciento de su fortuna.
Si las inversiones son más normales, provocando un 10 por ciento en el año, las ganancias serán de 100 mil millones de pesos.
El Presidente Piñera mintió –ocultó información decisiva sobre el tema- cuando afirmó que los chilenos más ricos ganaban 35 veces más que los chilenos más pobres.
Él debe estar ganando unas 50 mil veces más que quienes ganan el salario mínimo. ¡50 mil veces más, no 35 veces más!
En lo que no mintió fue en decir que antes – en el período dictadura y post dictadura- las cifras eran aún peores. No dijo que en ese entonces se mentía igual que ahora.
Las cifras de la desigualdad económica son gigantescas, en Chile y en el mundo.
En el mundo las diferencias van entre los que tienen fortunas de 70 mil millones de dólares y mil millones de seres humanos que sobreviven con menos de 300 dólares al año. Estos seres humanos, al final del año, no tienen nada, salvo la enfermedad, el rencor y el hambre. La diferencia es de 70 mil millones de veces.
Basándose en la Encuesta Casen el Presidente señaló que el 10 por ciento de las personas chilenas con mayor ingreso ganan 35 veces más que las de menores ingresos. Ojalá fuera así.
Los cinco más ricos de Chile son la viuda de Luksic, los Matte, Angellini, Paullman, y el mismo Piñera.
Entre las cinco suman del orden de los 40 mil millones de dólares. Unos 20 millones de millones de pesos chilenos.
Si los más ricos ganan al año sólo el 10 por ciento de la plata que poseen, cualquier cálculo conservador nos indica que ganan 50 mil veces más que los trabajadores que percibirán el sueldo mínimo de 193.000 pesos el próximo mes ( poco más de 2 millones de pesos en el año).
El menos indicado para dar las cifras de la Encuesta Casen era Piñera, pero no pudo detenerse. Pudo habérselo pedido a Golborne, que sólo ha sido un buen achichincle de los más ricos y no uno de los más ricos. O a Lavín, muy parecido a Golborne. O a Longueira, que se esmera por hacer justicia y al mismo tiempo alaba a Horst Paulmann, que tiene nada menos que el doble que Piñera.
Es impresionante comprobar también que la mayoría de las fortunas chilenas más altas se han acumulado en los últimos 30 años – cuestión sólo comparable con lo que pasa en China- y muchas han partido de casi cero.
Hace 30 años, en 1980, entre nuestros más ricos no figuraban Paulmann ni Piñera.
¿Qué cambió en Chile hace más o menos 30 o 40 años? Se liquidó el gobierno de la Unidad Popular y se crearon condiciones para que unos pocos acumularan como nunca antes se acumuló en Chile. El “pinochetismo” tuvo éxito.
Todos nuestros más ricos han contado cuentos de hadas para explicar su fortuna.
Uno, que empresarios japoneses bobalicones le tasaron su mina de cobre en dólares cuando él sólo la había tasado en pesos, y se la compraron.
Otro, que no está en esta lista pero es muy rico, la amasó pollíto a pollito.
Un tercero, que coleccionó medallas y monedas perdidas y sin valor en la Segunda Guerra Mundial y después, casi sin querer, las transformó en dólares.
Un cuarto, que pudo hacer su fortuna porque se levantó y se levanta temprano.
El fenómeno chileno se replica a nivel mundial.
El uno por ciento de los estadounidenses más ricos pasó de poseer en 1976 alrededor del 10 por ciento de la riqueza a poseer hoy el 20 por ciento.
¡Y el 0,16 por ciento de la humanidad posee el 66 por ciento de los ingresos mundiales anuales!