A todos nos gustó estar cerca de nuestros abuelos cuando éramos niños, por diferentes razones: porque a su lado no existen muchas órdenes ni obligaciones; o preparábamos el almuerzo; comíamos dulces a escondidas de los padres; dábamos paseos y muchas otras actividades que nos hacían sentirnos libres de la disciplina de los padres.
Más que antes, en estos días los abuelos están asumiendo el rol de padres de los hijos de sus hijos debido a que hay circunstancias en que los padres no pueden cumplir con sus obligaciones son los abuelos, quienes suelen asumir la tarea de criar a sus nietos en una época de sus vidas que está reservado para la jubilación.
Esos abuelos que deben educar a sus nietos, necesitan ayuda.
Hace poco, junto a Editorial Catalonia, Silvana Di Monte Giordani, publicó el libro “Yo, el profesor de mi nieto” que quiere ser una guía de apoyo para los abuelos en ese proceso de formación de sus nietos.
¿Qué lleva a los abuelos a ser los cuidadores? Principalmente por el amor a sus nietos, por necesidad, para evitar que un extraño vaya a ejercer ese rol. Aquí es donde se combinan los sentimientos de responsabilidad y compromiso familiar de los abuelos.
Los abuelos pueden estar casados o viudos; pueden estar luchando con sus finanzas o tener recursos de sobra; a lo mejor no terminó la preparatoria o bien tienen un título universitario. Lo cierto es que siempre es importante integrarlos en el quehacer educativo de sus nietos ya que cuidarlos, puede transformarse en uno de los hechos más desafiantes, así como uno de los más gratificantes de su vida.
La autora de este libro, profesora de educación básica y psicopedagoga, transforma a nietos y abuelos en protagonistas de uno de los procesos más importantes para los seres humanos como es la educación y socialización de los seres humanos. Además, como los sistemas educativos cambian, este libro constituye una guía para abordar las nuevas materias y/o los métodos que se utilizan para impartirlas.
Esta relación tiene beneficios para todos. Los niños reciben estabilidad, predictibilidad y un modelo de rol familiar, la experiencia y la perspectiva como una fuente de solución de los problemas.
Para los abuelos, es una oportunidad de sentirse más jóvenes, más activos con un nuevo propósito de vida además, de que en algunas ocasiones sienten que pueden criar a un niño de manera distinta por segunda vez aún cuando se puedan presentar muchos desafíos como por ejemplo, poder establecer límites a la conducta de los niños. Pero este es un proceso en que los abuelos también aprenden de los niños ya que los primeros pueden no estar muy actualizados respecto a las últimas modas, programas de TV, películas, Internet o música juveniles.
Franco Voli, escritor y “abuelo fantástico” comentó: “Tenemos la mejor parte de todas, la de ayudar a los nietos a encontrar su propio yo y la de compartir con ellos, escucharles y ser unos modelos de personas adultas, que puedan tomarlas como puntos de referencia en su propia formación”.
Como este es un proceso compartido, donde ambos protagonistas aprenden, enseñan y gozan en ese espacio compartido, solo queda disfrutarlo.
Loreto Soler